jueves, 31 de mayo de 2018

DOS MIL DOSCIENTOS TREINTA Y SEIS










Por un lado me gustaría meterme en una burbuja durante unos días y vivir aislada hasta que todo lo que sucede en mi entorno se ordene.
No obstante, dado que soy contradictoria, me interesa saber, aunque sea caótico y no le vea demasiado sentido, ya que aunque intento ver la televisión y escuchar las tertulias de la radio, que es lo que mejor entiendo, todo me parece un sinsentido bastante hipócrita.

Por otro lado las conversaciones con mi hijo pequeño que vive en Berlín, pero está enterado de todo lo que sucede en España sobre todo a través de la Sexta, me resultan aclaratorias.
También hablo con mi hijo Jaime con quien comparto vivienda y está informado, pero tengo la sensación de que se acerca a la política a través de la economía, probablemente debido a su formación, ya que estudió Business Administration* en Estados Unidos.

En el fondo veo todo como un circo que puede resultar peligroso.

A pesar de que en Suecia ya han preparado a la población para un posible ataque de Rusia, dándoles instrucciones de lo que deben hacer, me cuesta creer que llegue la sangre al río.

Es como si pretendieran tenernos en el aire, sin poder estar seguros de que mañana vamos a seguir viviendo tranquilos o tendremos que salir huyendo de nuestras casas, para buscar comida en las basuras como les ha pasado a muchas personas que lo único que deseaban era vivir con dignidad, responsabilizándose de sus asuntos.

Tengo la sensación de que a pesar de todas las tragedias que han sucedido en mi vida, ahora no voy a repetirlas porque ya las he contado en otras ocasiones, he tenido una vida demasiado fácil y ya es tarde para asustarme.

Al final todo se soluciona y yo no puedo salir corriendo en plan “Sálvese quien pueda” por lo que me tomo la vida con calma y ahora voy a echar una siesta, que es la ventaja que tiene una señora de mi edad, que ya debería estar jubilada y ocuparse de sus nietos.


*Administración de Empresas

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