lunes, 30 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO OCHENTA Y TRES

 





Ayer publicó mi hijo Jaime en un chat familiar, unas fotos actuales en las que está haciendo Skate por Ereaga y me sorprendió, porque a pesar de que a menudo me suele decir que va a patinar, o que ha estado patinando, yo le imaginaba con patines de los antiguos, de los que se pone uno en cada pie.
A veces mi cabeza se queda estancada, cambia el significado de las palabras y me siento fuera de lugar, mirando al diccionario cada vez que algo no corresponde a lo que yo pensaba.
Dando vueltas al tema de Jaime, he estado reflexionando en plan filosófico, sobre los arquetipos y sus significados
Creo que la razón de que haya personas que no se adaptan a lo que se espera de ellos, es porque son libres por naturaleza y se salen de los caminos que ya están marcados.
Recuerdo que María Seco, una amiga artista a quien considero muy moderna, me comentó hace tiempo que tal vez Jaime tuviera complejo de Peter Pan, lo cual me sorprendió sobremanera, porque siempre ha sabido lo que quería desde que era pequeño y sigue siendo coherente con sus ideas, nunca he pensado que tuviera algo de infantil en su comportamiento.
Es simplemente realista, se conoce, no quiere responsabilidades y actúa en consecuencia. 
Cuando le he necesitado ha estado al pie del cañón, es generoso, me hace favores y conversa conmigo.
Ya me hubiera gustado a mí tener las cosas tan claras como las tenía él, habría hecho menos disparates en mi vida.
Jaime supo la importancia de ganar su propio dinero y se puso a trabajar muy joven, tal vez con once años, no me acuerdo bien, vivíamos en Las Arenas y ayudaba a un lechero a repartir la leche.
Un día me dijo que el lechero quería hablar conmigo y no me sorprendió, así que le recibí tranquilamente en el salón, pensando que me comentaría algo relacionado con Jaime.
En aquella época estaba separada y tenía tres hijos, Beatriz, Jaime y Mattin, que era un bebé.
Apareció el lechero, le invité a sentarse y sin demasiados prolegómenos, me propuso un trato que consistía en que si yo le otorgaba mis favores de mujer, él, a cambio, me ayudaría económicamente.
Me pilló tan desprevenida que ni siquiera recuerdo cómo salí airosa de la entrevista, lo conseguí a pesar de que el interior de mi cabeza se puso a revolotear, como los números de la lotería de navidad en el bombo metálico.
Mis pensamientos iban de aquí para allá, no podía creer lo que estaba sucediendo, todavía era joven, nunca me había visto en una situación tan comprometida, salí como pude y no volví a ver a semejante caradura, creo que Jaime tampoco.
 






domingo, 29 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO OCHENTA Y DOS

 



Llevo una temporada imbuida en la poesía y he caído sin remisión en la sabiduría y el encanto de Rabindranath Tagore, a quien conocía desde hace mucho tiempo, cuando iba a India dos veces al año e incluso tuve la oportunidad de hablar con un erudito en la materia, no obstante no pude sacarle mucho partido porque cuando empezamos a charlar y comprendimos que ambos estábamos interesados en la poesía, y que yo era española, él confesó sin reparos que adoraba a Machado.
Recuerdo aquella tarde como una de las más especiales de mi vida.
Había ido a Delhi como de costumbre, para asistir al evento de Prem Rawat y allí me invitaron a la conferencia de Katmandú.
Inmediatamente acudí a mi agente de viajes y me ofreció un billete más barato si me paraba en Calcuta, acepté sin dudarlo y allí me encaminé.
Nunca había estado en el estado de Bengala y me apetecía conocerlo, solo el nombre me inspiraba.
Llegué a Calcuta, me encontré con un amigo francés que me recomendó su hotel y allí acudí sin dar mas vueltas.
Calcuta me pareció fascinante, misterioso, alegre, muy diferente a Delhi.
Sabía que había un evento con Prem al que los occidentales no estábamos invitados, no obstante lo intenté y me rechazaron por lo que salí de allí cabizbaja.
Se me acercó un indio al que tampoco le habían dejado entrar, periodista que solo estaba allí por curiosidad, me invitó a un chai y me dijo que si me apetecía podía ir con él a una conferencia que daba la hija del che Guevara, acepté y en el taxi me sentí un poco incómoda con él, se sentó demasiado cerca de mí y no dije nada, pero al llegar al teatro me escabullí y le dije al taxista que me llevara a Lufthansa, tenía que cambiar el billete ya que había tomado la irrevocable decisión de ir a Katmandú lo antes posible.
El señor que me atendió en Lufthansa estaba en la calle tomando un chai con algunos indios vestidos de uniforme como él y me invitó a unirme a su grupo.
Los indios nunca tienen prisa y son muy educados.
Así que mucho antes de que me cambiara el billete es cuando empezamos a hablar de Rabindranath y de Machado.
Él conocía bien a los dos, yo le escuchaba embelesada, era un erudito.
Al final no solo me cambió el billete, sino que llamó a su sobrino para que me fuera a buscar al aeropuerto, me reservara una habitación en un hotel encantador de su familia, e hizo que me sintiera como una reina.
Patrick, el francés, se quedó en Calcuta, porque consiguió que le dejaran entrar al evento de Prem Rawat.










sábado, 28 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO OCHENTA Y UNO

 




Estaba intentando ordenar mis textos y de pronto me encontré con un título que me sorprendió: Fania Fontcuberta, del que solo me sonaba el apellido catalán que no me recordaba a nadie que yo conociera personalmente.
Instigada por la curiosidad, lo leí con detenimiento y comprendí que se trataba de un capítulo de la primera novela que publiqué, Reflexiones de una mujer casada lo cual me llevó directamente, aunque con algunos cambios, a la relación que yo tuve a esa edad con Cala Ampuero, incluso era lógico que eligiera un apellido catalán, ya que la madre de Cala, Isabel Urruela, era catalana y se había metido monja cuando se quedó viuda.
Me sorprendió leer aquella historia en la que con cierto disimulo cuento sin reparos, excepto cambiando los nombres, la importancia que tuvo para mí aquel encuentro con Cala, de quien tanto aprendí, no obstante me pareció tan mal escrito que no me apeteció seguir, casi me avergoncé de haber publicado algo tan simple y tan poco trabajado.
Hasta en mi escritura he cambiado, no es que me haya vuelto barroca, pero por lo menos ahora soy capaz de hacer frases subordinadas y aunque sigo sin dar demasiados detalles y sin explayarme, puedo leer mis textos sin aburrirme demasiado.
Me quedé pensando en Cala y en lo bien que me lo pasaba con ella, llegó un momento en que prefería estar con ella que con mi marido y eso fue bueno, porque yo estaba demasiado entregada a mi papel de esposa y gracias a experimentar que podía divertirme sin estar con Carlos Artiach, pude separarme cuando llegó el momento sin que me causara ningún trauma, sino todo lo contrario, una gran liberación.














viernes, 27 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO OCHENTA

 




Me sorprende cuando la gente se empeña en decir que las personas no cambian, solo necesito recordarme cómo era yo antes y cómo soy ahora.
He pasado de ser la persona más precipitada del mundo, con prisa para todo, yo creo que tenía prisa hasta estando dormida y ahora me veo tan tranquila, puedo disfrutar cuando me dicen que espere, el único problema es que necesito una silla, porque no puedo estar quieta de pie debido a mi rodilla.
Un amigo que me conocía bien, Martín Riquelme, me dijo un día:

Tu problema no es que tengas poca paciencia, es que todavía no la has estrenado.

No pude rechistar porque tenía razón, yo misma me daba cuenta de que era incapaz de estar quieta, callada y sin hacer nada.
Cuando pedí a Prem Rawat que me revelara las técnicas del conocimiento que él imparte, pensé que jamás podría llegar a estar quieta tanto tiempo, pero él dijo que confiara y así llevo casi cuarenta años, meditando todos los día y cada día experimentando más y mejor.
No puedo negar que sigo poniéndome nerviosa, pero en seguida me doy cuenta y me domino, o por lo menos lo intento y me da mucho gusto relajarme y dejar de preocuparme por cosas que no tienen la menor importancia.
También he aprendido que el tiempo es el gran bibliotecario que pone cada cosa en su sitio, de ahí que la paciencia sea la madre de la ciencia.
Santa teresa decía que la paciencia todo lo alcanza y no me queda más remedio que estar de acuerdo con ella.
Yo sigo haciendo mi pequeño esfuerzo en las ocasiones que la vida me presenta y poco a poco noto que voy cambiando y me voy tranquilizando.








jueves, 26 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SETENTA Y NUEVE





Durante muchos años, desde el año 2008, he disfrutado alegremente de mis contactos en las redes sociales, sobre todo en Facebook, en las que he encontrado amigos, con los que me comunico muy a gusto y se nota que estamos en ondas parecidas, lo cual enriquece nuestra amistad y aprendemos juntos.

En las otras redes me movía menos, no obstante cuando empecé a publicar en Instagram me asusté, las cosas funcionan de diferente manera, no hay elección, cualquiera me puede seguir sin mi permiso y me llegaban y todavía lo hacen, mensajes de mujeres medio desnudas, ofreciéndome sus servicios sexuales en inglés y no solo eso, sino que también me invitaban a pertenecer a Illuminati, organización de la que por más que lo intento, no consigo saber exactamente en qué consiste, prometen mucho dinero, enseñando fotos de cantidades inmensas de billetes, lo cual resulta bastante desagradable.
Está relacionada con el orden mundial, en Internet escriben mucho sobre el tema, no obstante no alcanzo a descifrar el enigma.
Algunas veces me invitan los masones, esos no me dan miedo, simplemente no me interesan.
Tenía un amigo de Facebook, escritor de Vitoria, que era masón y hablaba de la masonería con toda naturalidad.
Un día me invitó a comer un menú en Bilbao y le dije que no, desde entonces ha desaparecido.
Cayetana Álvarez de Toledo reconoció pertenecer a la masonería cuando dejó de ser portavoz del PP.

En Instagram hay hombres que ofrecen relaciones sexuales online.
Todo ello me producía mucho desasosiego y hería mi sensibilidad, pedí ayuda y me dijeron que la única manera de librarse de esos mensajes es bloquearlos y no utilizar Instagram a partir de las once de la noche.
A fuerza de seguir esas indicaciones, estoy consiguiendo que se limpie bastante mi pantalla, aunque todavía siguen de vez en cuando.
Me asusté más de lo habitual cuando me ofrecieron armas y más todavía, esto ya me costaba creérmelo, cuando me invitaron los yihadistas.

En Facebook, que es donde más cómoda me encuentro, a veces he aceptado la amistad de algunas personas con las que tenía amigos comunes, no obstante puede resultar peligroso, porque se atreven a llamar por teléfono e intentan entablar conversaciones online, algo que yo no acepto.
En resumen, estoy aprendiendo a defenderme.







miércoles, 25 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SETENTA Y OCHO

 





Tomo clases de Pilates con Berta Cabañas que también es osteópata y hace cursillos relacionados con esta ciencia tan poderosa y sutil en asuntos de sanción.
El miércoles pasado me instó a hacer unos ejercicios que no solo me gustaron, sino que me han cambiado la vida.
Estaban encaminados a la propiocepción* y además de ser fáciles, he notado que he mejorado mucho ya que al tener una pierna más corta que la otra, mi cuerpo adolece de simetría, lo cual entorpece el equilibrio y con un poco de trabajo encaminado a poner orden en ese terreno, he pasado una semana estupenda.
He vuelto a tener clase que, aunque en principio es de Pilates, Berta la transforma en lo que considera beneficioso para mí y hoy, además de repetir los ejercicios que hice el miércoles pasado, he hecho unos nuevos que ha aprendido durante un cursillo que está haciendo en San Sebastián, con el método de Fajardo que es un terapeuta extraordinario.
Se trata de llegar al subconsciente y desde ahí, los cambios pueden ser muy fructíferos.
La respiración, además de mantenernos vivos, se puede utilizar para arreglar algunas averías relacionadas con las emociones.
Hace tiempo, cuando empecé a hacer yoga, estudié la ciencia de la respiración y aprendí algunos ejercicios que Berta me ha recordado, pero casi no he podido insistir porque tenía obstruido el orificio derecho de la nariz. 
Ahora no me queda más remedio que practicar en casa, ya que es la única manera de corregir algo tan importante.
Además he aprendido algo que no sabía.
Así como siempre me han enseñado que el hemisferio derecho del cerebro corresponde a la parte izquierda del cuerpo en el plano físico, Berta me ha dicho que en el terreno emocional no funciona de esa manera sino que todo está en línea.
Todo lo que aprendo en los ejercicios de propiocepción, me sirve para conocerme y saber así lo que me conviene para que mi mejoría sea más rápida y de calidad.



*La propiocepción, sentido que informa al organismo de la posición de los músculos, es la capacidad de sentir la posición relativa de partes corporales contiguas. 





martes, 24 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SETENTA Y SIETE

 




He estado tentada de escribirle a Mattin un Wasap respondiendo a lo que me preguntó hace unos días, mientras disfrutábamos de una opípara cena que él había preparado.
Con su tranquilidad habitual y en tono reposado me dijo:

Ama, nunca me has hablado de cómo te sentiste cuando se murió Carlos.

Se refería a su hermano, a quien no tuvo ocasión de conocer porque murió ahogado en la playa de Barrika, nueve meses antes de que él naciera*.
Me pilló de sorpresa, es un tema del que rara vez hablo, motivo que siempre ha despertado curiosidad entre los psiquiatras, psicólogos y terapeutas que me han tratado.
Me quedé muda, no sabía qué decirle, yo no puedo hablar de ese tema que ni siquiera sé si está superado y tampoco quiero decirle a nadie y menos a Mattin que se lo puede imaginar, porque no quiero contribuir a que pase un mal rato, lo cual no impide que me quedé pensando y recordé que me costó darme cuenta de lo que significaba que haber perdido a mi hijo pequeño, a quien adoraba y a quien ya nunca volvería a ver.
Tenía que aceptarlo porque era un hecho que no tenía remedio, solo dependía de mí y no fue fácil porque aunque quería asumirlo, algo en mí, que no dominaba se empeñaba en que Carlos estuviera vivo.
No me di cuenta hasta que volviendo en coche de algún sitio con mis cuñadas, hablaron de hijos y cuando me tocó a mi, dije que yo tenía tres y Totola dijo:

No Blanca, tu tienes dos.

Me sorprendió y en seguida me di cuenta de que tenía razón, sin embargo me costaba encajarlo.
Me quedé pensativa e intenté, una vez más trabajar la aceptación.
Puse gran empeño en dar ese paso y cuando estaba a punto de conseguirlo, empecé a sentir un inmenso agradecimiento por haber tenido la oportunidad de vivir casi siete años con un ser deslumbrante, Carlos irradiaba alegría, simpatía y sin ser una belleza clásica, tenía un encanto arrollador, era mucho más guapo que los que solo son guapos.
Me dediqué a dar gracias a Dios por hacerme concedido el privilegio de conocer y convivir con una persona tan brillante.
Era muy especial, no tenía miedo a nada ni a nadie, parecía mentira que siendo tan joven, murió antes de cumplir siete años, supiese cómo quería vestirse, llevaba el pelo muy largo y se ponía las camisetas todas las camisetas que tenía, una encima de otra, mucho antes de que eso estuviera de moda y mientras su hermano Jaime que solo le llevaba trece meses y estaban siempre juntos, se ponía pantalón gris de franela y corbata con jersey de pico sin mangas, Carlos iba con vaqueros y se comportaba como si fuera una persona hecha y derecha.
Cuando venía algún tío a visitarnos, a veces les decían a los tres:

¿Alguien quiere dinero?

Beatriz y Jaime iban corriendo mientras Carlos se quedaba quieto y seguía haciendo lo que fuera y cuando extrañado, el que repartía le preguntaba:

¿No quieres dinero Carlos?

Él contestaba tan tranquilo:

No, no necesito.

No voy a hablar más, yo tampoco necesito, por lo menos, ahora.




*nueve meses exactos: Carlos murió el 13 de julio de 1966 y Mattin nació el 13 de abril de 1977





lunes, 23 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SETENTA Y SEIS

 




Estoy impresionada con el reportaje que ha publicado El Periódico de Barcelona sobre el vandalismo que, en nombre del grafiti, interviene la escultura de Oteiza, La ola, que está en la entrada del Macba*.
A pesar de que en condiciones habituales, la limpian todas las semanas, la última vez tuvieron que hablar con los más entendidos en restauración y no les quedó más remedio que levantar las tres toneladas de aluminio pintado de negro y llevarla a Parets del Vallés, mediante el pago de veinte mil euros, para someterla a una dura intervención, ya que se celebra el 25 aniversario del Macba y lo van a celebrar con la escultura renovada que Oteiza donó al museo en 1998.
La colocarán en el mismo lugar elegido por Jorge, en profundo diálogo con el arquitecto Richard Meier
La ola atrajo a los vándalos desde el principio. 
Todos recordamos que un estudiante de arte, como protesta, le lanzó un cubo de pintura roja.

Reconozco que estoy consternada.
Intento entender todas las modernidades que en el nombre del arte y con palabras muy estudiadas, otorgan derecho a esa frase tan manida "todo vale" (vale tudo en portugués) que inventaron los que hacían peleas clandestinas en Brasil.

Gracias a Mattin, que me pone al corriente de todo lo que vale hoy en día cambiándole el nombre, he aprendido que interrumpir a una persona que está dando una conferencia magistral, puede ser una Intervención, gracias a la cual el protagonista de la acción, se convierte en el héroe del nuevo movimiento artístico.
Cuento esto solo por poner un ejemplo que me ha venido a la cabeza. 
Así, poco a poco, lo que en principio podría ser un motivo para ser detenido y llevado a comisaría, se convierte en un movimiento, cuyas piezas terminan en los mejores museos del mundo o en la máxima atracción de la ciudad, como los grafitis de Dublín.
No tengo nada en contra de los grafitis, todo lo contrario, soy la primera que hizo dos series de grafitis.
Una estaba basada en las pintadas, así se llamaban al principio, que se hacían en Euskadi cuando ETA actuaba y otra de las que hicieron en Delhi antes de unas elecciones, ya que coincidió que había ido allí para asistir a unas conferencias de Prem Rawat.
Intenté exponerlas en varios sitios, pero me las censuraban excepto en la casa de cultura de Laudio, a donde acudió hasta el alcalde y donde los periodistas me perseguían.
Yo consideraba y sigo considerando que me limitaba a hacer historia.
Vendí muy pocas, todavía las tengo enmarcadas en mi estudio, tal vez los de Subastas Bilbao se las llevarán algún día, tienen ganas de modernizarse.


*Museo de Arte Contemporáneo en Barcelona




domingo, 22 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SETENTA Y CINCO

 




A menudo Mattin me pregunta por los años de mi vida que él no me conocía ya que nació cuando yo tenía treinta y un años y para entonces ya había tenido algunas aventuras de las que él ni siquiera había oído hablar.
Ayer fue uno de esos días, él estaba solo en el hotel en Madrid, en donde había hecho una preformance en el Reina*.
Hablamos de cine y salió a colación aquella escena que rodé en la película de Jaime de Armiñán, El amor del capitán Brando.
Pone tal interés y escucha con tanta atención, que me hizo rememorar una época de mi vida que tenía relegada en el olvido.
No solo quería ver la película sino que me hizo contarle todo, incluida la comida con Fernando Fernán Gómez, Ana Belén, Armiñán y los demás del equipo que participamos aquel día.

Dio la casualidad de que Carlos, mi marido en aquel tiempo, tenía que ir a Madrid por asuntos de trabajo y justo Armiñán me había invitado a participar en la película que estaba rodando.
Ya había participado como extra en otra película que rodó en Castro Urdiales y le había acompañado a buscar localizaciones en la costa vasca.
Nosotros nos hospedábamos en el hotel Palace y la escena se rodaba en el hall del hotel, así que todo encajaba.

Creo recordar que se trataba de lo siguiente:

Yo estaba sentada en una butaca sin hacer nada, se notaba que estaba esperando a alguien.
Fernando Fernán Gómez se aburría en un sofá cercano a mi y me miraba sin disimulo.
Yo no me daba cuenta porque estaba pendiente de que llegara la persona con la que me había citado.
De pronto apareció mi amigo, se acercó y yo me levanté sonriendo:

¿Has esperado mucho?

No, solo un momento.

Nos dimos dos besos y nos fuimos.

Entonces la cámara enfoca a Fernán Gómez, que adopta un gesto como de decepción.

Creo que eso es todo, no recuerdo mucho más, excepto que me hicieron algunas proposiciones para hacer cine pero ni siquiera las contemplé, en aquella época yo tenía muy claro que quería dedicarme a la pintura, además mis hijos eran pequeños y nada me apetecía menos que separarme de ellos.






*Palabra que se utiliza en el mundo del arte para referirse al museo Reina Sofía.





sábado, 21 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SETENTA Y CUATRO

 








He decidido ir a la anteiglesia de Berango, colindante con el municipio de Getxo que es donde yo habito, así que no necesitaba salir de mi perímetro y podía sacar algunas fotos, sin temor a un control policial y a la consiguiente multa de seiscientos euros.
Hacía un tiempo espléndido, recordaba haber ido muchas veces a ese lugar hace tiempo y pensaba en sus bosques preciosos.
He disfrutado con la emoción que me produce el silencio de la naturaleza, solamente roto por el canto de algún ruiseñor, con suerte y si no, cualquier pájaro menos elegante, no me importa.
Ha habido un momento en el que he creído estar en el cielo.
Ha sido breve, no obstante más que suficiente para que volvieran a mi memoria experiencias similares, en ese instante supremo que cura mis heridas y deleita mi corazón.
No todo ha sido dicha suprema, ya que la mayoría de los bosques se han convertido en terrenos con eucaliptos y pinus insignis, que nada tienen que ver con los de árboles autóctonos que yo rememoraba, así que he vuelto a casa cansada, contenta y un poco desilusionada, aún así me ha compensado el esfuerzo solo por esos momentos espléndidos de belleza y auténtica calma en soledad.
También he visitado el milagro de Umbe, donde se apareció la virgen a Felisa Sistiaga, aunque bastante limpio y cuidado, me ha dado la impresión de que ha perdido seguidores a juzgar porque no había un alma, a pesar de ser sábado que era cuando se rezaba el rosario con la presencia de la vidente.
No puedo olvidar el día que me la presentaron, me impresionó un poco y me sentí culpable, porque en aquellos días yo era jipi y me ponía collares en el cuello, entre ellos un rosario de rosas, cuyo olor me parecía especial y cuando Felisa me dio la mano, me dijo con admiración y respeto:

Debe de ser usted una gran devota a juzgar por lo que lleva en el cuello.

Creo, espero y deseo haber aprendido a respetar las ideas de los demás, sobre todo las relacionadas con las  religiones, ya que habiendo conocido la India en donde conviven en armonía, no solo unas cuantas creencias religiosas sino más de trescientos mil dioses.
Mi madre me enseñó que hay que tener en cuenta tres reglas importantes para la convivencia:

La primera y más importante es el amor, si este falla se debe utilizar la educación y en último caso la justicia.
Me pareció una buena idea a tener en cuenta.




























viernes, 20 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SETENTA Y TRES

 




La clase de Escritura de ayer resultó magnífica, en mi humilde opinión, claro. 
Al principio el profesor habló de libros que nos podían interesar, nos recomendó Mi padre de Eduardo Maga a quién él conoce personalmente que, aunque en principio es poeta, este libro lo ha escrito en prosa y consta de párrafos muy cortos en los que cuenta recuerdos de su padre. 
Después habló de Rainer María Rilke uno de mis escritores favoritos, a quien nunca me canso de estudiar, leyó un texto breve que le pedí repitiera porque es tan profundo y sabio, que me conviene tener en cuenta sus consejos, ya que habla como si supiera exactamente lo que yo deseo aprender o recordar y mantener en la memoria. 
Nos recomendó Los apuntes de Malte Laurids Brigge, lo he pedido y lo recibiré mañana, estoy deseando tener en mis manos esa joya de la literatura, que no dudo elevará mi espíritu y me enseñará a mantenerlo alto como siempre lo consiguen sus escritos.
Yo elegí de mi diario el texto que más éxito ha tenido entre mis seguidores las dos últimas semanas, el que habla de la serie Patria y a pesar de que los alumnos hubieran preferido que fuera más extenso, el profesor entiende y respeta mi tendencia a reducir al máximo lo que quiero contar y de acuerdo con ello leyó un texto de Joseph Joubert, ensayista francés recordado sobre todo por sus "Pensamientos" en el que habla de la importancia de sintetizar hasta lograr expresar lo que se desea con una sola palabra.
Las dos alumnas que asistieron a la Webinar leyeron sus textos que me hicieron disfrutar de lo lindo, cada día me quedo más contenta con todo lo que aprendo en estas clases, aunque me ha costado prescindir de la presencia de la gente que ya conocía.
Ya solo me falta poner más esfuerzo en depurar mi estilo sin dejarme llevar por lo que digan los demás, excepto las personas que están en una línea minimalista como la mía.
Nada hay más interesante como la conexión íntima con mi propia esencia.












jueves, 19 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SETENTA Y DOS

 




Me han invitado a un grupo_concurso nuevo de fotografía, creo que más importante que el Gurushots en el que llevo muchos años y me encanta, aprendo, me entretengo y me da satisfacciones.
El de ahora se llama ViewBug y tiene pinta de ser más importante y también más difícil porque aunque hablo inglés, no alcanzo el nivel necesario para enterarme como funciona, así que me lo he tomado con calma y poco a poco espero cogerle el tranquillo y sentirme cómoda como me siento con Gurushots.
Hace tiempo me invitaron a participar en National Geographic y me dio vergüenza aceptar, mi nivel no alcanza esas alturas, no obstante aprendí algo que me interesa y con lo que me identifico.
Pedían que las fotos no estuvieran trabajadas con filtros, querían que los colores fueran naturales.
Eso me encantó, aún así, de momento solo estoy empezando a pesar las fotos, algo que ni siquiera sabía que existía, todavía ni siquiera sé lo que es el ruido de una foto.
Espero ir aprendiendo poco a poco, no me gustan mucho los tutoriales, prefiero hablar con el servicio técnico de Apple, les hago una pregunta cada vez y luego intento aplicar lo que me dicen, comprobar si me funciona y seguir por ese camino.
Me encanta la fotografía, cada día más.
Mi padre me regaló una Olympus cuando cumplí diez y seis años, creo y desde entonces no he parado de hacer fotos. 
Cuando vivía en Las Arenas hacía las ampliaciones en el cuarto de baño y era muy feliz, en aquella época todo era en blanco y negro.
Ahora con el iPhone es una maravilla, lo tengo siempre conmigo y lo hago todo seguido, saco la foto, me aparece en el ordenador y puedo hacer cosas muy bonitas, que sin ser buenas desde un punto de vista técnico porque el iPhone no da más de sí, me deleito y puedo presentarme a los concursos y exponer en todo el mundo.
Ahora estoy exponiendo en Berlín, Budapest y Estocolmo, dentro de unos días expondré en Vietnam y en Nueva York, simplemente muestran mi foto en una pantalla digital y yo disfruto.
Excepto para sacar las fotos, no tengo que salir de casa, estoy entusiasmada de vivir en la era de la tecnología.




miércoles, 18 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SETENTA Y UNO

 




He pasado unos días maravillosos con Mattin, es una persona muy especial, sensible, creativo, culto, agradecido y con quien he compartido momentos muy especiales de mi vida, no olvidemos que me quedé embarazada cuando se murió Carlos y enseguida me separé, por lo que le tuve estando yo solita, ya que su padre se había ido a casa de su madre con a mis otros hijos y pasé sola siete meses. 
Beatriz y Jaime volvieron a casa en cuanto nació el niño, casi hicieron de padres, era nuestro juguete preferido, no obstante ellos pronto se fueron a California para hacer sus estudios y yo me quedé unos cuantos años viviendo mano a mano con Mattin, mimándole todo lo que pude.
A juzgar por lo bien que se comporta y la madurez que demuestra, le sentó muy bien tenerme enterita para él.
Ha sido precioso vivir con él todos los años que pude hasta que se fue a Londres a estudiar Bellas Artes, mientras yo vivía en Los Ángeles, allí conoció a Lisa y fueron a Suecia donde nació la niña y más tarde se instalaron en Berlín que era la ilusión de su vida, ya que es la ciudad europea en donde el arte y los artistas están más considerados.
Todos los artistas que conozco intentan vivir allí, incluso el artista chino Ai Weiwei se exiló en Berlín en 2015, hasta que  hace unos meses, disgustado por un comentario racista que hizo un taxista alemán, decidió marcharse, creo que a París.
Mattin está feliz en Berlín, así como Lisa y Odita, que va al Waldorf Schule, uno de los colegios más avanzados en donde la prioridad consiste en hacer niños felices. 
Han formado una familia políglota, los padres hablan sueco entre ellos, así como Lisa con su hija, no obstante con Mattin habla siempre en castellano aunque a estas alturas de la vida, ya tiene diez años, su primera lengua es el alemán, 
Mattin trabaja en inglés, me refiero a las conferencias, los libros que escribe, los semanarios y los iPods que publica con diversos artistas.
Odita, además de inglés, también aprende ruso en su colegio, más que por el idioma en sí, porque consideran que les viene bien a los niños, por asuntos relacionados con el trabajo del cerebro. 
Mattin ha puesto mucho interés en el alemán que ha llegado a dominarlo, porque está muy interesado en los filósofos alemanes.
Ayer terminó su estancia en el país de los vascos, con un concierto en el que se terminaron las entradas y por la noche contrató un taxi para que viera a buscarle a las 4:40 am.
Así es la vida de un artista internacional.








martes, 17 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SETENTA

 





Soy una persona sensata y cada vez intento serlo más, por eso, a pesar de que me hubiera apetecido mucho ir al concierto de Billy Bao en Bilbao Arte hoy, y a las conferencias que está dando Mattin en la UPV* como doctor internacional en Bellas Artes, me quedo en casa tan tranquila, dedicándome a mis asuntos porque sé que mi deber es ser precavida, mis defensas están bajas y mi única responsabilidad es cuidarme.
No puedo negar que me hubiera encantado asistir a los tres eventos pero sé que estoy haciendo lo correcto quedándome en casa y trabajando con las fotos, para presentarlas en el nuevo concurso al que me han invitado, que se llama ViewBug.com que es bastante más difícil y exigente que el Gurushot.com que es al que he estado presentándome durante los últimos años y pasándolo muy bien, recibiendo muchos premios y fomentando mi afición a lafotografía digital.
ViewBug es mucho más difícil y me ofrecen la posibilidad de vender mis fotos siempre que tengan 4 Megas por lo menos. 
Ni siquiera sabía lo que era eso, pero gracias a mi magnífico iPhone 11 Max Pro, que me compré hace poco con la intención de que subiera la calidad de mis fotos y llamando constantemente al soporte técnico de Apple, en donde me atienden personas encantadoras que no tienen el menos reparo en tratar con una persona muy torpe y así, un día con otro voy, haciendo el camino.
Mi interés estriba en divertirme con el iPhone, me gusta poder sacar fotos cuando me apetezca, sin necesidad de tener que usar una cámara buena que es la que utilizo para las fotos de los cuadros, es lo que me exigen, no obstante en este concurso les parece lo más normal del mundo que saque fotos con el iPhone, me consideran profesional y ya me han dado el bronce, no sé lo que significa, todavía no conozco las reglas, soy una lanzada, aprendo de mis errores a medida que voy haciendo.





*Universidad del País Vasco 

lunes, 16 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SESENTA Y NUEVE

 




Debido a que tres personas de mi familia, Jaime, Mattin y yo hemos terminado de ver Patria, seguimos hablando del tema, ahora ya desde puntos de vista diferentes, aderezados con los comentarios que Íñigo Eguillor, íntimo amigo de Mattin y baterista del grupo Billy Bao, que estudió "Resolución de conflictos" en Irlanda y tiene un conocimiento más profundo de lo sucedido durante la época de ETA, el tema sigue vigente en nuestras conversaciones.
Me alegro de haberla visto porque reconozco que es realista y en ese terreno sí resulta interesante, algo que en el libro está ausente. 
No significa que yo piense en Patria, más bien al contrario, casi me ha sorprendido cuando he llegado a casa, encontrarme con los chicos enfrascados en esa conversación, encantados de la vida. 
No me ha quedado más remedio que inmiscuirme en ella, en este caso más bien desde un punto de vista cinematográfico e histórico. 
Parece ser que en esa época las matrículas de los coches ya no llevaban las SS que se ven en los coches de la serie, tampoco hemos sabido de que pueblo se trataba, al final hemos llegado a la conclusión de que era un constructo.
Yo había ido a Eroski para hacer unas compras y he disfrutado, llevaba mucho tiempo sin poder hacerlo ya que con dos muletas es imposible llevar paquetes en las manos, pero hace unos días empecé a andar solo con una muleta y me ha cambiado la vida.
Parece mentira que hacer unos recaditos en Eroski me pueda producir tanta alegría, me daba gusto ir de aquí para allá, tomar decisiones, olvidarme de algo y retroceder.
No es que yo sea una buena ama de casa pero soy consciente de que cuando me ocupo un poco más de lo habitual, me lo agradecen y yo también me lo agradezco, porque si no hago un esfuerzo me resulta difícil estar en otro lugar que no sea delante del ordenador.







domingo, 15 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SESENTA Y OCHO

 




He visto los dos últimos capítulos de Patria y tengo la sensación de haber terminado algo que tenía pendiente.
No me estaba gustando ni estaba disfrutando, ni siquiera sabía por qué la veía, no obstante me sentía como obligada.
A mi hijo Jaime le ha parecido una obra maestra, a Mattin le interesó y a mí me ha producido desasosiego, además de recordar que en aquellos tiempos tan confusos y tristes, mi madre llegó a comentar una frase que me impresionó y se me quedó grabada, casi me escandalicé:

Me doy asco de ser vasca (sic)

Yo no llegué a tanto pero el ver la serie he pensado que los vascos parecíamos idiotas, hablando con los muertos en el cementerio, pidiendo milagros a Ignacio de Loyola, tergiversando las ideas y más cosas que no me apetece recordar, porque aunque algunas han cambiado, otras están igual o peor.
Además todo el tiempo lloviendo, como si en el país de los vascos no existiera el sol ¡qué disparate!
Ahora que se ha terminado la serie puedo volver a mis películas que me entretienen y me dejan tranquila. 
Tal vez algún día descubra el motivo que me ha impulsado a verla, sin embargo cuando empecé el libro en seguida me di cuenta de que ni me gustaba, ni me interesaba, ni me parecía bien escrito, lo dejé muy pronto sin sentirme culpable.

Me da envidia Pilar Serrano que ni leyó el libro porque solo el título no le gustó, ni ha visto la serie porque terminó hastiada (sic) .
Lo mismo digo pero me la he tragada enterita y sin patatas fritas.







sábado, 14 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SESENTA Y SIETE

 






Cada pensamiento que me viene a la cabeza se hace repetitivo y por consecuencia pierde el interés, debido a la velocidad en la que todo sucede.
Si no fuera porque estoy contenta podría añorar el tiempo pasado, cuando parecía que la vida iba a cámara lenta y yo, que aspiraba a ser una especie de Speedy Gonzales* me aburría y rezaba para que todo sucediera al momento, necesitaba sorpresas constantes.
He cambiado mucho, ahora casi me ocurre lo contrario, necesito calma, serenidad, tiempo, mucho tiempo para dedicarlo a la meditación, al trabajo reposado, bien concebido, sin confusiones, no obstante intento adaptarme a las circunstancias y doy gracias al cielo de poder hacerlo.
Antes me caía muchas veces y me hacía auténticos estropicios, no solo heridas sino que todo mi cuerpo se desajustaba y a veces tardaba meses en recuperarme, ahora ya no me caigo.
Cuando me diagnosticaron leucemia, lo primero que me dijeron es que lo más importante era que evitara caerme, me asustaron tanto que no me he caído desde entonces, ando con cuidado poniendo toda la atención de la que soy capaz.
He aprendido que cuando algo es crucial, soy capaz de llevarlo a cabo y eso me ha dado seguridad en mí misma.
Tengo intención de seguir en esta línea, de hacer las cosas despacito, concentrada, no solo salen mejor, sino que se disfruta más.
Aceptar lo que la vida trae sin quejarme, sin poner objeciones me va muy bien, no siempre lo consigo, no obstante aunque al principio me cueste, luego me quedo encantada y veo solo la parte positiva, todo me sirve para aprender, que es lo que deseo con todo mi corazón.




*"el ratón más veloz de todo México"






viernes, 13 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SESENTA Y SEIS

 




Inducida por mis hijos, he visto ya seis capítulos de la serie Patria y no sería verdad si dijera que estoy disfrutando, a pesar de que reconozco que está bien hecha y se acerca bastante más a la realidad que el libro de Fernando Aramburu, no pude soportarlo.
Mi problema con Patria es que me produce desasosiego, me incomoda rememorar aquellos tiempos de sufrimiento que viví tan cerca sin tomar partido, ya que no estoy interesada en la independencia, ni en la disputa ni en todo el horror y la violencia, que no me quedó más remedio que presenciar.
Detesto la violencia y más todavía las armas, no olvidemos que he perdido dos hermanos a tiros y cada vez que veo una pistola mi alma se encoge, lo único que deseo es perdonar y que reine la paz.
Me siento vasca porque he nacido en Bilbao y he vivido la mayor parte de mi vida aquí, a pesar de no hablar Euskera, es mi cultura, no puedo negarlo, tampoco distingo muy bien la parte folklórica de la histórica.
Intenté aprender Euskera, me parecía importante, pero después de un año con dos horas de clase diaria, me di cuenta, no solo de que es muy difícil sino de que en el mundo en el que yo me muevo nadie habla Euskera, así que preferí dedicar mi esfuerzo al inglés, me resulta más práctico.
Por otro lado no me siento patriota de ningún lugar, ni vasca ni española, me considero un ser humano capaz de adaptarme a la circunstancia que la vida me proponga.
Estoy decidida a terminar de ver Patria, solo me quedan dos capítulos, haré el esfuerzo, no obstante he visto demasiado sufrimiento en torno al ETA y no quiero más.
Conozco a Julen Madariaga, fundador de ETA militar, a quien invité a dar una conferencia, igual que a todos los representantes de los partidos políticos de aquella época, hace ya muchos años y gracias a él pude comprender cómo se desarrolló una idea que en principio parecía bastante romántica, pero nada me apetece menos que seguir ahondando en ese período de mi vida.















jueves, 12 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SESENTA Y CINCO





 He decidido que no quería darle más trabajo a mi ángel de la guarda, por lo que pedí hora en Feu Vert, que está en el centro comercial Artea, para que me pusieran un espejo nuevo en el coche y de ahora en adelante trataré de ser más cuidadosa.
Mientras me hacían el trabajo he aprovechado para hacer una entrevista a Jose Luis Aguirre, que es el director de Flecha, una exposición itinerante en la que yo participé los primeros años cuando solo se hacía en Madrid, en el centro comercial Arturo Soria.
Ahora ha crecido mucho, incluso estuvieron en Miami y en otros sitios que no recuerdo, hay artistas estupendos y siempre es un auténtico placer ver sus obras, además ya lleva varios años en Artea y siempre la he seguido con interés. 
Este año me ha sorprendido que haya muchos más cuadros figurativos y me ha contado Jaelius que en honor a la verdad, debe reconocer que tienen más éxito que los abstractos.
Estoy tan fuera del mundo artístico actual que no tengo una opinión formada, me interesa tanto la abstracción como la figuración siempre que el cuadro tenga interés.
También admito que siento debilidad por algunos de los pintores que exponen en Flecha como ya lo dije cuando filmé el stand de Miguel Costales, que me gusta tanto que tengo colgado una pieza suya en la entrada de mi casa y no me canso de verla cada vez que entro o salgo. También tenía una escultura preciosa de una nadadora colgada del techo pero se la han llevado los de Subastas Bilbao y me temo que ya la he perdido de vista.
La obra de Miguel Costales tiene un aura sencilla, produce paz, no tiene pretensiones y utiliza las pinceladas necesarias para expresar exactamente lo que muestra, es de una belleza calmada y las esculturas que completan su presentación están trabajadas de una manera sólida, si no fuera porque no deseo tener obras de arte me habría comprado los dantzaris de madera que saltan y bailan desde el auténtico concepto vasco.
Me he encontrado con Papos Muguruza que es un magnífico fotógrafo que presenta dos magníficas fotos muy grandes de temas marineros impresas en lienzo y también le he entrevistado.
Una mañana muy fructífera.
Me sorprende no sentir nada por no estar allí, me gusta lo que hago ahora, mis fotos, mi diario, mi blog y sobre todo agradecer el hecho de estar viva y cuidarme mucho.









miércoles, 11 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SESENTA Y CUATRO

 





A veces me encuentro en la clase de Pilates con Marisol Juaristi a quien conozco desde pequeña, porque estábamos juntas en el colegio de la Vera Cruz de Bilbao, a donde yo iba hasta que me mandaron interna a Madrid a los trece años.
Marisol Juaristi me gustaba y me sigue gustando porque tiene mucha fuerza y un carácter extraordinario.
Es de mi edad, está casada y hace unos años empezó a tener Parkinson, una enfermedad muy seria y desagradable.
Cuando nos encontramos por primera vez después de haber estado muchos años sin vernos, yo ni siquiera me acordaba de ella, solo de su nombre pero poco a poco, a medida que le iba viendo me venía a la cabeza la admiración que sentía por ella, era traviesa, simpática, vital y ahora, a pesar de esa enfermedad, lucha por mejorar y va consiguiendo superar la parte más dolorosa, no se deja vencer, se hace todos los tratamientos que le indican los médicos y las terapias naturales que, aunque no nota demasiada mejoría le ayudan a vivir.
Ella está en contacto con las amigas que teníamos cuando yo estaba en el colegio, a las que yo dejé de ver al irme a Madrid, luego a Burdeos y luego me casé y me vine a Getxo y cuando estudié Bellas Artes no coincidí con ninguna de aquellas amigas de las que Marisol me habla y me impresiona lo que me cuenta, porque la mayoría tiene problemas bastante más gordos que los míos, como Alzheimer, Parkinson y otros que ya no recuerdo, es espantoso comprobar cómo nos vamos deteriorando, la edad no perdona.
Al salir de clase le he preguntado al profesor de Marisol, a ver qué tal la encontraba y me ha confesado que le impresiona su afán de superación, me ha dado gusto saber que mantiene la fuerza que yo le recordaba y que a pesar de lo difícil que es vivir con tanta dificultad, ella sigue haciendo su esfuerzo y tiene coraje para no desanimarse y ser siempre cariñosa y estar de buen humor.
Cuando le pregunto por su marido me contesta con cierta ironía que trabaja mucho.
Me da gusto estar con esas amigas a las que he conocido desde la infancia y hemos vivido en Bilbao, donde la vida de ciudad era muy diferente de la que se vive en Getxo, sobre todo ahora que no podemos salir del municipio, porque yo reconozco que la mitad de mi vida la he vivido en Bilbao, ya que el mundo que yo frecuentaba estaba en Bilbao, las galerías de arte, las inauguraciones, los museos y los asuntos que me interesaban.









martes, 10 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SESENTA Y TRES

 



Sigo trabajando con los filósofos.
Para poder elegirlos he pedido ayuda a Manolo Eguiran que es filósofo de verdad, aunque a veces se autodenomina fisólofo, tal vez porque le encanta hacer aforismos como al que fue su profesor en Deusto hace ya algunos años, Ortiz Osés.
Empecé con Gilles Deleuze y me fascinó, me gusta casi todo lo que cuenta, todo me despierta y atrae mi interés sobre todo cuando comenta que si lees a Nietzsche y no solo no sonríes o te ríes y llegas a soltar una carcajada, eso significa que no te has enterado de nada. 
En cambio Ortiz Osés con sus aforismos me ha defraudado, reconozco que tiene gracia pero no estoy en esa linea, he cambiado mucho.
Me encantaba cuando escribía sobre la Hermeneútica* vasca y aunque casi no le entendía, le leía apasionada para intentar enterarme de algo, me fascinaba. 
He cambiado mucho, no se si será a causa de la leucemia o porque ya soy mayor y la ironía ha dejado de interesarme, no quiero perder mi tiempo en esos juegos de palabras que solo conducen a ser más inteligente que los demás, me estoy volviendo muy seria, antes yo misma era irónica llegando incluso a ser mordaz por no decir cáustica pero insisto, he cambiado, no me importa, lo único que me importa es dejar de ser feliz y eso si que no hay nada ni nadie que me lo impida.






*Del gr. ἑρμηνευτικός hermēneutikós; la forma f., de ἑρμηνευτική hermēneutikḗ. 
1. adj. Perteneciente o relativo a la hermenéutica.
2. f. Interpretación de los textosoriginalmente los sagrados.
3. f. Fil. Teoría de la interpretación de los textos.

lunes, 9 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SESENTA Y DOS

 




Debido a un trabajo que realizo estoy en contacto con filósofos de los que aprendo, sobre todo a poner nombre a sentimientos que tengo, pero soy incapaz de expresarlos con palabras.
Eso es algo que aprendí hace mucho tiempo escuchando a Lidia Falcón, feminista pionera que luchó contra viento y marea para ayudarnos a despertar a las mujeres españolas.
Ella había estado en la cárcel y había sido torturada en época de Franco y yo, que era unos años más joven, me daba cuenta de que no me gustaba nada cómo se nos trataba a las mujeres, tanto en casa como en la calle, no obstante me callaba, no sabía exteriorizar lo que sentía, ni siquiera lo comentaba con mis amigas, parecía que las cosas eran así y no se podían cambiar.
Empecé a considerarme feminista cuando conocí a mujeres que ya lo eran y sabían los motivos que les impulsaban a reivindicar sus derechos.
En aquella época yo era muy tímida, no me atrevía a hablar, el ambiente de la casa de mis padres era machista hasta extremos difíciles de comprender, viendo sobre todo el carácter de mi madre que se consideraba machista, sin embargo un día dijo:

¡Hasta aquí hemos llegado!

Me lo contó hace unos años, no demasiados, cuando mi padre, a quien yo adoraba a pesar de ser el prototipo de machista mimado, ya había muerto.
Íbamos en coche por la avenida del Triunfo en Getxo, yo conducía, le llevaba a algún lugar y ella hablaba.
Me decía que antes de que mi padre muriera, le había contado satisfecho, que había hecho testamento y que había dejado la mayoría de sus bienes repartidos entre sus hijos y ella seria usufructuaria.
Mi madre reaccionó inmediatamente ante semejante desvarío.
Ni por un momento estaba decidida a aceptar semejante humillación, ya había sufrido bastantes durante un matrimonio en el que mi padre había llevado la batuta amparándose en la máxima de san Agustín:

La mujer honrada, la pierna quebrada y en casa.

Sin quejarse y a pies juntillas, a pesar de que en muchas  de las decisiones que tomaban como matrimonio y como padres, ella, que era muy inteligente y tenía experiencia de la vida porque se había quedado huérfana muy joven, considerase que las cosas podían hacerse mejor.

Aquel día me contó que no aceptó ese testamento y que le habló en un tono como no lo había hecho nunca, muy seria y dando a entender que no estaba dispuesta a admitirlo.
Le dijo que había trabajado al unísono con él, le había acompañado en todo a lo largo de la vida, llevando la casa y la educación de los hijos como él había querido, sin protestar jamás y ahora, lo único que quería era que fuera justo con ella.
Hacer herederos a los hijos era muy bonito, pero ser usufructuaria le ponía en un lugar humillante, así que a mi padre no le quedó más remedio que volver al notario y cambiar el testamento, se había dado cuenta de que mi madre no iba a transigir y vivir al lado de una mujer enfadada los últimos años de su vida, justo cuando más la necesitaba, no resultaba halagüeño.

Así es cómo comprendí que en su fuero interno mi madre era feminista, pero nunca le había compensado enfrentarse a mi padre, hasta que llegó la hora de jugarse su futuro y tuvo que poner las cartas sobre la mesa.





domingo, 8 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SESENTA Y UNO

 




Me asombra comprobar que la estadística de lo que piensan los seguidores de mi diario, corresponde exactamente, sin variar un milímetro, a lo mismo que opino yo, estamos en la misma onda, lo cual por un lado es precioso, porque significa que nos comunicamos y por otro lado, para mí es algo doloroso porque es evidente que la inspiración a veces fluye con alegría, mientras que otros días tengo la sensación de que se ha evaporado, las musas me castigan, me dejan sola y los únicos recursos que tengo están escondidos en la caja fuerte de lo ya aprendido.

Oteiza decía que iba sabiendo mientras hablaba y a mí me pasa lo mismo, aprendo a medida que escribo, más con gran dolor y humildad debo reconocer que no siempre ocurre así.

Ya que lo que escribo es un diario sería encantador contar lo que me sucede cada día y que resultara jugoso y divertido, pero no siempre es el caso porque si me ciñera solo a eso, en caliente, los nervios me atolondrarían y me convertiría en una especie de ovillo de lana lleno de nudos que necesita ser desmadejado, por eso muchos días no me remito a lo recién sucedido, sino que hablo más bien de hechos pasados que ya están ordenados, puestos cada uno en el lugar que le corresponde y viéndolos en la distancia no me afectan tanto. 
El tiempo es el gran bibliotecario, tal vez esa sea una de las razones por lo que la paciencia tiene tanta importancia.
Mi gran problema es dejarme llevar por los nervios, cuando me atrapan me convierto en una especie de marioneta, a merced de donde quieran llevarme las cuerdas que la sostienen y me cuesta mucho parar y volver a mi estado de paz interior. 
Intento hacer un esfuerzo para dominarme y poco a poco consigo algún progreso, pero no me siento satisfecha, no me lo debo ni puedo permitir.







sábado, 7 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SESENTA

 




He estado casi un mes viendo cómo el nuevo ordenador estaba en su caja, esperando que lo sacara pero era incapaz, no me sentía con fuerza, hasta ayer que como tuve clase con Oscar Ciencia, el profesor de informática, no me quedó más remedio que pedirle a Jaime que me los pusiera en la mesa al lado del que estoy usando todavía, pesa muchísimo, yo sola no hubiera podido.
Gracias a ese primer paso que di sin saber cuando daría el segundo, que consistía en llamar al soporte técnico de Apple y hacer una gestión aparentemente difícil, he dormido tranquila.
En estos momentos de mi vida no me exijo demasiado, tengo motivos más que suficientes para tomarme la vida con calma y no me siento culpable si no tengo mis asuntos al día excepto las deudas, detesto deber dinero, me gusta tener ordenadas mis finanzas y eso resulta fácil con el Bizum.
Me he levantado con alegría y he hecho el supremo esfuerzo de llamar al soporte técnico de Apple y con la ayuda de un encantadora chica vasca de Mongragón que vive en Barcelona,  he conseguido pasar todo lo que tenía en mi ordenador antiguo al nuevo. 
No guardo nada en un disco duro ante el horror de Mattin, está todo en la nube, tuve malas experiencias con los discos duros, los detesto.
Ya solo me falta la segunda parte que consiste en venderlo.
Se lo comenté al profesor que me vendió con facilidad el anterior y me dijo que había salido sin esfuerzo en el momento oportuno, lo malo de Oscar es que no pone demasiado interés en ganar dinero, él es una de las pocas personas que es experto en Apple, cada vez hay más gente interesada en esa marca y todos acuden a él, creo que no es ambicioso.
Lo primero que necesito es saber en qué precio puedo vender el mío que es del año 2016, podría poner un anuncio en Wallapop como hace Jaime con sus tablas de surf, se las quitan de las manos, pero prefiero que me lo venda Oscar y darle una buena comisión.
Estas cosas van despacio, toman su tiempo y yo me lo tomo con calma porque no soy buena vendedora.
Hace tiempo, charlando con Félix Vergara, dueño de La Concordia, famosa cestearía de Bilbao que estaba en Colón de Larreátegui, me comentó que para las personas que solo nos hemos dedicado a comprar toda nuestra vida, es muy difícil vender.
Tenía razón, de hecho yo siempre echo en falta que en la carrera de Bellas Artes, nunca hablaron de cómo se venden los cuadros, por lo que la mayoría de las artistas de mi promoción nos hemos dedicado a la enseñanza además de hacer exposiciones.








viernes, 6 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO CINCUENTA Y NUEVE

 





Aunque me encanta trabajar en el ordenador, reconozco que tengo que hacer un esfuerzo, sobre todo los días que tengo clase, como hoy por ejemplo.
Supone una hora de concentración en un tema para el que no estoy preparada, ya sé que es una obviedad repetir una vez más que mi educación nunca estuvo enfocada en la informática, no obstante lo que me interesa es poner el énfasis en que las satisfacción que he sentido después de la clase, me ha compensado con creces el esfuerzo que ha supuesto estar una hora pendiente de un profesor muy bueno, pero que va a la velocidad del rayo y me cuesta seguirle.
Cuando pido sopitas a los del soporte técnico de Apple, en vez de resultar una tortura, es todo lo contrario, son latinos y noto una diferencia brutal con los españoles.
Los latinos son amables, educados, tranquilos, parece que tiene todo el tiempo del mundo para atenderme y les parece normal que me cueste aprender lo que me enseñan.
En mi actual situación que es de debilidad, me siento desamparada ante las personas muy despiertas, por ejemplo noto que cuando le cuento algo a Jaime, le cuesta escucharme hasta el final, que es en donde pongo el verbo que explica lo que le he contado para contextualizar.
Incluso pone en duda cuando le corrijo el significado de un verbo, ya que confunde buscar con encontrar, oír con escuchar, ver con mirar y alguno más que ahora no recuerdo y eso que es escritor, ya lleva publicados unos cuantos libros que se venden como rosquillas a pesar de que no están bien escritos, pero a él eso le da igual, consigue entretener porque es muy ameno, ha viajado mucho, ha vivido en lugares diferentes y no tiene reparos para hablar de sexo, por lo que sus amigos le cuentan que aunque no son grandes lectores, cuando cogen un avión no pueden soltar sus libros.
Jaime considera que sus libros están enfocados en personas que no leen y él intenta que se aficionen a la lectura y lo consigue.

















jueves, 5 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO CINCUENTA Y OCHO

 




No quiero dejarme influir por las críticas de los cinéficos amateurs, intelectuales expertos en Godard, que ya incluso han dejado de ver series así que voy a contar lo que yo opino sobre Emily en París que me ha tenido más que entretenida. los pocos días en los que la he devorado y suspiro por ver le segunda parte.

Hoy en día cuidan mucho las series, gastan mucho dinero y las localizaciones son extraordinarias, el vestuario fantástico  y la modernidad se muestra a raudales. 

Emily en Paris tiene un argumento como de comic pero eso a mi no me importa, ya tengo libros de Kant a mi alcance si estoy interesada en la filosofía, lo que quiero es que me entretengan sin tener que hacer un efecto sobrehumano para ver películas de culto que me aburren. 

Emily en París es una bobada deliciosa, la protagonista puede parecer poca cosa pero consigue hacerse querer, París está maravilloso, me sentía a gusto en el café de Flore, en las galerías de arte, en los desfiles de modelos, en las subastas y no digamos ya, cuando Emily utiliza Instagram para hacer marketing, sentía ganas de hacer lo mismo en mi cuenta, de hecho publiqué fotos de las torres de Isozaki que alcanzaron muchos seguidores y ahora tengo ganas de ir a Bilbao para sacar fotos del Guggenheim porque las que tengo me parecen antiguas.

Menos mal que hoy tengo Webinar de escritura porque no tengo nada para sustituir las dos últimas series que tanto me han complacido.




miércoles, 4 de noviembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO CINCUENTA Y SIETE

 





He ido a Artea para comprar un lavavajillas y reponer así el nuestro, que se ha roto y me lo he pasado bomba. 

Me ha sorprendido disfrutar tanto haciendo algo tan convencional, no obstante he recordado que cuando vivía en Los Ángeles solía ir al centro comercial de santa Mónica, diseñado por Frank Gehry y me encantaba.

Cuando volví a Bilbao, lo primero que me dijo Beatriz con un entusiasmo desmesurado, a mi entender en aquel momento, es que en Bilbao había metro, el museo Guggenheim y el centro comercial Artea.

Poco a poco me fui dando cuenta de que eran tres asuntos extraordinarios, que Bilbao había cambiado mucho y lo único que me costó para sentirme bien del todo, fue encontrar una academia de informática en la que pudiera aprender con ordenadores Apple.

También me gustó Katuin, tienda especializada en Apple, bien diseñada y moderna que a la sazón estaba en Indauchu y cada vez que iba me sentía en mi elemento. 

Antes de ir a ver a mi madre me fui a Bilbao en el metro que me fascinó, qué diferencia con los demás metros, hasta entonces no conocía el trabajo de Foster y desde entonces le sigo con auténtico interés y respeto.

Me bajé en Moyúa y el Guggenheim me deslumbró, no me lo podía creer, conocía bien el museo de santa Mónica que también es de Gehry, es ese que tiene una especie de avión incrustado en la pared, seguro que todo el mundo ha visto las fotos.

Aunque es canadiense, Gehry vivía en santa Mónica en aquella época y construía bastantes edificios incluida su casa, pero fue después del Guggenheim Bilbao cuando hizo el edificio Disney de la música que es del mismo estilo, pero no tiene comparación aunque en Los Ángeles dicen que son gemelos lo cual es una mentira más grande que la catedral de Nótre Dame de París.

El edificio de Marqués del Riscal es posterior, también con ese estilo tan difícil e imposible, en aquella época él estaba muy enamorado de Bilbao y venía bastante por aquí, cuando Thomas Krens era el presidente de la Fundación Guggenheim al que también le gustaba Bilbao, no me extraña, se come bien, se aprecia la buena arquitectura, hay arte y artistas y cuando queremos podemos ser buenos anfitriones.

Desde que Gehry hizo la bodega hotel de Marqués del Fiscal se puede beber vino blanco de esa marca que es muy bueno en casi todos los restaurantes de Europa y de California.

Los Ángeles es una ciudad laboratorio en donde se puede aprender física cuántica, aunque no se tenga el bachillerato elemental y se puede acceder con toda naturalidad a lo más futurista, que una imaginación salvaje pueda desear. 

Pasé allí tres maravillosos años sin embargo no me quedé, porque se terminó el propósito que me había retenido allí.