lunes, 30 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS VEINTICINCO









Ya he empezado a leer “El león africano” y creo que me puede gustar.
También he visto más de un capítulo de la serie de Bill Gates y me parece muy interesante.
Poco tengo para contar si no quiero meterme en asuntos hospitalarios, ya que hoy he tenido la mala fortuna de que mi medicación no estaba preparada a las 10:30, que es mi hora habitual y he tenido que esperar hasta las 14:23, por lo que he salido a las 16:45.

Por otro lado he tenido suerte porque he pasado una noche de insomnio debido al calor y al dolor de rodilla, por lo que he pasado durmiendo las horas de espera. 








domingo, 29 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS VEINTICUATRO









De repente me vienen unas ganas locas de dejar de hablar de los efectos de la quimio y dedicarme a escribir sobre las cosas de la vida cotidiana, los libros que leo, las pelis, las series, las conversaciones que mantengo con mis amigas, sobre todo con Pizca, pero en seguida me doy cuenta de que hay asuntos más importantes que me ocupan.
Ya me advirtieron los que van por delante de mí que el cáncer es individual y así lo experimento.

Por ejemplo, la quimio tiene la capacidad de sacar a la luz las lesiones que he tenido a lo largo de la vida, lo cual es tremendo porque mi rodilla derecha está floja, he perdido el músculo del fémur y cada día me duele más y ando peor. 

He visto la película "George Harrison: living in the material world" que me ha gustado, me ha trasladado a diferentes épocas de mi vida.







sábado, 28 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS VEINTITRÉS










Soy consciente de que me repito pero no puedo evitarlo.
A pesar de mis esfuerzos para ir hacia adelante, estoy metida en un bucle y por mucho que me esfuerce, todo gira alrededor de mi estado físico aunque haga un trabajo sobrehumano para que sea mi ánimo el que lidere mi vida.

Me dirijo a todos los que hacéis comentarios en Facebook:

No os podéis imaginar la ayuda que vuestras palabras de aliento suponen para mí.
Hoy he venido al ordenador sin tener las cosas claras y al ver tantos mensajes animándome, he leído lo que publiqué ayer y he ordenado mi cabeza.
Ahora me encuentro mucho mejor, he recordado que soy yo la que mando.

Lo único que puedo hacer es daros las gracias una y otra vez porque sois una parte importante de mi difícil travesía.









viernes, 27 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS VEINTIDOS









Me pregunto qué debo hace para llevar mi vida actual sin victimismo.
Mentiría si dijera que me encuentro bien pero también lo haría si dijera lo contrario porque mentalmente estoy fuerte, tengo la suficiente claridad para ver la parte positiva de mi circunstancia.
Cada vez que me desvío, me paro, recapacito, me pongo en el presente y me hago dueña de la situación.
Hoy, por ejemplo, es viernes, último día de la semana, tengo dos días libres delante de mí que puedo emplearlos en lo que me apetezca.
Sé, por experiencia propia y ajena que lo mejor es estar entretenida y comportarme como una persona normal.
He tenido consulta con mi hematólogo y me ha dicho que tengo una analítica “perfecta”.

Tal vez me hubiera apetecido quejarme pero ante su alegría por la buena noticia, no he sido capaz de decir nada. 









jueves, 26 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS VEINTIUNO










Siempre encuentro algo o alguien que me ayuda a superar los momentos difíciles.
Además de los video_conferencia de Prem Rawat en los que insiste en la importancia de vivir en el presente, en el que no existe pasado ni futuro y todo está en su sitio, se me acercan ángeles en forma de seres humanos que me lo recuerdan.
Hace un par de días una amiga que tiene cáncer de pulmón desde hace tiempo, lo que significa que me lleva ventaja en la manera de afrontar esta enfermedad, me recomendó que leyera las Oncolumnas de Valentín García, pensó que me ayudarían.
Efectivamente, cada día intento leer un texto de este periodista que lucha contra sus problemas con ánimo, alegría y una fuerza que trasmite entusiasmo y pasión por la vida.
Lo bueno que tienen los ratos que parecen imposibles de superar es que se pasan, aunque parezca inviable. 
Luego viene un fase buena en la que puedo disfrutar de la vida, de mis plantas, de una conversación con una amiga, de comunicarme a través de Wasap, de ver un capítulo de una serie o una película, de actualizar el Facebook…
Cada día encuentro más elementos que me distraen. 
En ese terreno he hecho grandes progresos.
Y algo importante que me recetó Jaime Araluce:

¨No olvides que tienes el tiempo a tu favor”













miércoles, 25 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS VEINTE









Hace mucho tiempo que he observado el cambio climático, sobre todo en el país de los vascos que es donde más tiempo de mi vida he vivido.
A pesar de que me encantaba ir a la playa, empecé a notar que el sol me quemaba, casi me resultaba desagradable, ya no me pasaba horas tumbada boca arriba, en seguida quería irme para disfrutar de la sombra. 
Eso fue lo primero que experimenté.
A partir de ahí, dejé de esperar con entusiasmo el verano y cuando llegaba, no deseaba ir a la playa, casi ni siquiera salía de casa a no ser para ir al un bosque de árboles autóctonos, o al borde de un río para escuchar su murmullo.

Ahora, de todas las noticias que aparecen en los medios, lo que más me interesa es lo relativo a ese tema y sobre todo las acciones que propone Greta Thunberg y me duele en el alma que la critiquen y que no alaben la gran labor de concienciación que está haciendo.










martes, 24 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS DIECINUEVE









Desde que he empezado la vida actual estoy conociendo mucha gente, personas con las que tengo en común algo muy íntimo, personal y profundo de lo que rara vez se habla fuera del hospital.
También me entero de muchas enfermedades de las que jamás había oído hablar.
Todo me ayuda.

A pesar de las dificultades, la mayoría de los pacientes somos conscientes de que estamos en vías de curación y de que cada día es un paso hacia adelante, lo que nos obliga a sentirnos agradecidos.








lunes, 23 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS DIECIOCHO








Hoy es un día especial.
Por más que lo intento no consigo sacar de mi cabeza ni una chispa de inspiración.
Nada ni nadie me obliga a escribir todos los días, excepto yo misma y tal vez la rígida educación que recibí y contra la que he luchado para poder vivir relajada.
De todas maneras creo que no existen reglas y que las cosas no son blancas y negras sino que pueden estar llenas de matices.
Por ejemplo, cuando tuve que educar a mis hijos, mi intención era hacerlo al revés de lo que habían hecho conmigo.
Tal vez con los mayores no lo llevé al extremo porque su padre, el que era mi marido en aquel entonces, daba mucha importancia a los estudios y al deporte, por lo que se ocupaba personalmente de esos temas.
Sin embargo con mi hijo pequeño que no vivió con su padre, reconozco que yo le dejaba hacer lo que le daba la gana y algunas veces me ha comentado que echa en falta no haber crecido con más disciplina.

No es fácil acertar.







domingo, 22 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS DIECISIETE








Una amiga española a quien conocí cuando vivía en Malibu y se quedó allí cuando yo volví a Europa, me ha recomendado varias series de Netflix que le han gustado y tengo la sensación de que a mí también me van a entretener, que es algo que necesito hoy en día más que nunca.
Ya estoy terminando “Creedme” que me está gustando aunque me cuesta ver los capítulos enteros, porque estoy más impresionable y sensible de lo habitual.
En el cine han estrenado Downton Abbey con unas críticas estupendas.
Los horarios no me convienen y además todavía no me siento capaz de meterme en una sala oscura repleta de gente.
En Bilbao también han estrenado “Los años mas bellos de una vida” de Claude Lelouch en la que trabaja Jean Louis Trintignant a pesar de tener cáncer.
Creo que para mí es mejor elegir series y películas que pueda verlas en casa con tranquilidad.

A pesar de que el hematólogo me recomendó salir y distraerme, también me dijo que evitara las aglomeraciones.






sábado, 21 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS DIECISÉIS










Hoy es sábado lo que significa que puedo quedarme en la cama más tiempo del habitual, lo cual es agradable.
Después de desayunar he visto el video: “The power of the individual” que me ha ayudado a elevar mi espíritu, lo que no resulta fácil cuando el arsénico que tengo en mi cuerpo quiere llamar mi atención con todas sus fuerzas.
Ya tengo demasiada experiencia como para dejarme llevar por lo que no me conviene.
He experimentado que se trata de alimentar mi pensamiento con temas positivos.
Intento poner interés en los asuntos bonitos que suceden a mi alrededor.
Ayer, por ejemplo, se trataba del gran trabajo que está llevando a cabo Greta Thunberg para dar a conocer el cambio climático.
Mi hijo Jaime ni siquiera sabía que Greta ha sido diagnosticada con el síndrome de Asperger lo que según ella misma reconoce, le añade un superpoder.
Greta habla con claridad y valentía.

Ha dicho que no pretende decir a los líderes mundiales que se preocupen sino que se enteren de que el cambio ya ha llegado.








viernes, 20 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS QUINCE









El cambio climático en un tema que me preocupa.
Sería lógico que el tema de mi salud abarcara todo el espectro de mis pensamientos, no obstante sigo a Greta Thunberg no solo con interés sino con admiración y entusiasmo.
Me inspira que tenga una línea concreta en la que centra su vida con tanta fuerza, que ha conseguido conquistar a personas influyentes que ni siquiera reconocían el gravísimo problema que nos acecha.

Personalmente no soy capaz de grandes cosas ni de pequeñas, me conformo con obedecer a mi equipo de hematólogos y agradecer a las personas de mi entorno que colaboran para que pueda llevar a cabo un tratamiento que espero me devuelva el bienestar perdido.
No solo me refiero a mis hijos y a mis amigos sino a las enfermeras de Cruces que son capaces de tratarme con cariño y delicadeza.

También me ayudan las personas que se sientan cerca de mi sillón en el hospital, con las que comparto las difícil situación en la que me encuentro. 
No son conversaciones agradables pero nos ayudan a sobrellevar nuestras dificultades.

Un momento de nuestras vidas nos une algo que jamás hubiéramos adivinado.










jueves, 19 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS CATORCE









Parece mentira el poder de sanación que tiene la amistad.

He llegado a casa destrozada.
Hoy era el cuarto día de quimio.
Ya me habían dicho que es acumulativa.
He comido, he intentado descansar pero no podía, no solo me molestaba todo el cuerpo sino que la rodilla derecha que se resiente de la última rotura, gritaba, por lo que me he levantado con la intención de distraerme con el ordenador.
En esas andaba cuando ha sonado el teléfono. 
Era Pizca.
Me ha dicho que tanto ella como Rosalía tenían ganas de verme.
De repente me he encontrado estupendamente y he pasado a buscarlas.
Hemos dado una vuelta en coche y hemos tomado un té.
Después he venido a casa y me siento contenta, con fuerza para afrontar la mañana del viernes y un fin de semana libre.

Parece mentira el poder de sanación que tiene la amistad.








miércoles, 18 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS TRECE









A medida que pasa el tiempo me acostumbro a la rutina de ir cada mañana al hospital de día.
Como no me queda más remedio, lo he convertido en una serie de acciones que no dejan espacio al pensamiento, simplemente lo hago.
Hoy he tenido suerte porque me ha atendido una enfermera nueva para mí, Itziar, que ha tenido la delicada osadía de pincharme la aguja en el reservorio sin sujetarla con esparadrapo, lo cual evita que me salgan las heridas que provoca esa tela adhesiva en mi piel.
Parece una pequeñez al lado de los asuntos gigantes con los que me enfrento y sin embargo, a veces son esas cositas las que hacen que mi vida resulte más confortable.

Por otro lado, mientras estaba tumbada en el sillón, me ha llegado una información sobre un libro que ha escrito Susana Koska, la mujer de Loquillo, basado en su propia batalla contra el cáncer, sin adornos, contando con toda crudeza la realidad.
Se llama “Soy una larva”.
Solo he leído el artículo que la periodista Inma Muñoz escribió para el Dominical de El Periódico de Catalunya y me ha parecido interesante.











martes, 17 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS DOCE









No me resulta fácil escribir cuando paso las mañanas en el hospital de día con la quimioterapia. 
No solo porque no es agradable lo que me hacen sino porque el ambiente, a pesar de que todo está cuidado y las personas que vamos somos conscientes de que nuestra curación depende del tratamiento, tiene un deje de tristeza del que es imposible desprenderse.
Me gusta hablar con los que se sientan cerca de mí, aprendo, me entretengo y me doy cuenta de mi suerte.

Ayer hablé por teléfono con una amiga que trabaja en el hospital de Gorliz y me dijo que no leía mi diario porque le resultaba demasiado duro.
Puedo entenderlo, por lo que cada día agradezco más a los amigos que me siguen y me animan con sus comentarios, no se pueden imaginar lo que significan para mí. 
Siento que me acompañan en este camino y alivian la dificultad.

Cambiando de tema puedo comentar que estoy viendo una serie de Netflix que me gusta, me entretiene y acapara mi atención. 

Se llama “Creedme”. 







lunes, 16 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS ONCE










Lo bueno del mundo en el que me muevo es que casi todo es nuevo y aprendo a conocerme y a conocer a los que me rodean.
Voy notando que las personas que han sufrido un cáncer en carne propia o en alguna persona cercana, me tratan de una manera diferente.
Por ejemplo, casi desde el principio, mi hija me daba recuerdos de parte de Goyo, un chico al que no conozco, novio de su prima Belén.
Ayer me volvió a decir que Goyo le había hablado de mi y algo me hizo preguntarle:

Beatriz: ¿sabes si Goyo ha tenido relación con el cáncer? 

A lo que contestó: 

Si, su mujer se murió de cáncer.

Entonces comprendí por qué noto algo especial en algunas personas cuando se interesan por mi estado.
Es lógico.
En mayor o menor medida saben que estoy pasando por un momento difícil y se les nota.










domingo, 15 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS DIEZ









Me ha sorprendido el comportamiento de mi cuerpo.
Yo no soy mi cuerpo.
Yo soy la que mando.
Así lo pienso, lo pensaba y lo sigo pensando, por eso me ha sorprendido despertarme hoy con cierto malestar que me está costando controlar.
Ayer me acosté contenta, sabiendo que el lunes empiezo otra fase de veinte días de quimioterapia en el hospital de día de Cruces.
Tenía buen ánimo, incluso estaba ilusionada pensando que al estar más fuerte me afectaría menos que la vez anterior.
Tal vez aprenda algo interesante, conozca a alguien con quien pueda conversar, un mundo nuevo se abría ante mí.
Incluso forzando un poco mis ideas, podría asegurar que estaba contenta ante la perspectiva de la novedad.
Además ya sé como funciona, el trato es excelente y si he sido capaz de pasar por ahí estando muy débil y sin saber en qué consistía, ahora podré superarlo con más razón.
Sin embargo hoy, al despertarme, no me encontraba bien, mi cuerpo no estaba relajado y me he dado cuanta de que tengo que ser más fuerte todavía de lo que soy, no puedo ni debo permitir que mi cuerpo me lleve a su terreno.

Yo soy más poderosa.










sábado, 14 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS NUEVE









Estoy inmersa en “Un largo sábado” libro en el que Laura Adler, prestigiosa periodista francesa, reúne entrevistas que le hizo a George Steiner durante varios años.
El intelectual se explaya a conciencia, hablando de los temas que le han interesado durante toda su vida y en los que ha profundizado, así como de su ideología respecto a diferentes aspectos de su propia juventud.
No estoy de acuerdo con él en todo lo que dice, al contrario, más bien siento cierto distancia, porque he observado un punto de misoginia que no me complace, pero le perdono porque aprendo tanto con él, que me compensa. 

Peor era Pío Baroja y aún así me leí sus libros, unos detrás de otro cuando le conocí.

Hace años que me introduje en Steiner y a menudo le releo, siempre acapara mi interés.
Íñigo Larroque, mi profesor de Escritura que está entusiasmado con la literatura rusa, nos recomendó “Tolstoi o Dostoievski” de Steiner, pero todavía no he encontrado el momento de meterme en esa aventura, a pesar de que ambos autores me atraen o por lo menos me atrajeron en su momento.

Cuando recapacito sobre mis aficiones literarias, lo primero que me viene a la cabeza es la literatura francesa. 
A través de ella me enamoré de la lectura y se convirtió en un acto casi sagrado, al que por temporadas abandono, no sin cierto sentido de culpabilidad.

Considero que ese momento íntimo y silencioso de dedicarme a un libro que acapara mi interés, es uno de los placeres importantes que me ofrece la vida.











viernes, 13 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS OCHO









No quiero hacerme demasiadas ilusiones, pero tampoco deseo dejar de disfrutar de los momentos animosos en los que me encuentro.
Tampoco olvido que el lunes empiezo la quimioterapia en Cruces y que, a pesar del tiempo que ha pasado, sus efectos siguen latentes en mi cuerpo.
Estoy contenta.
Ayer fui a la clase de Escritura, me recibieron con mucho cariño.
Al principio me costaba concentrarme, no encontraba postura, las sillas eran incómodas, pero poco a poco entré en faena y empecé a regocijarme con los textos que leían mis compañeros.
Al llegar mi turno, no me atreví a leer, me cansa hablar, así que un chico vasco alemán, joven y guapo, experto en haikus, leyó tres textos de mi diario.
El profesor me dijo:

Has encontrado tu propia voz, algo que solo se consigue a lo largo de los años.

Y yo pensé:

En efecto, en mi caso ha sido a través de la pintura, a la que he dedicado la mayor parte de mi vida.
Para mí es lo mismo pintar que escribir, en ambas materias me expreso y me comunico, la única diferencia importante es que me resulta más fácil sentarme ante el ordenador que andar a la pata coja  enfrente de un caballete.

Llegué a casa cansada, he dormido bien y a pesar de que de vez en cuando todavía se me cuela alguna sensación de vacío abismal, en seguida lo supero y “androcanto y sigo…” como diría Oteiza.












jueves, 12 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS SIETE










El paso del tiempo es inexorable.
Me parece mentira que hayan pasado poco más de tres meses.
Hubo un momento en el que de repente me encontré ingresada en el hospital, con el diagnóstico de leucemia y diez días por delante para saber si viviría o moriría.
Eso nos dijeron a mis hijos y a mí.
Mattin, que vive en Berlín, cogió el primer avión y se presentó en Cruces.
Lo que sentí en ese momento en el que mi cuerpo estaba lleno de manchas, es lo que le dije a la doctora:

Si ha llegado el momento de mi muerte, lo aceptaré.
He vivido con intensidad, pero la verdad es que preferiría vivir.

Me encontraba aislada en una habitación en la que había que entrar con mascarilla.
Pasaron esos días y yo seguía viva, enganchada al palo del que pendía el arsénico, la sangre, las plaquetas y el suero, según mis necesidades.
Me costaba creer lo que sucedía.
Estaba muy asustada.

No me sentía con fuerzas para recibía visitas excepto hijos y hermanos.
Mis hijos se ocupaban de traerme lo que necesitaba.
Al cabo de cinco semanas me dejaron venir a casa y empecé una nueva vida.










miércoles, 11 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS SEIS









Ha pasado casi un mes en el que no he tenido que ir al hospital de día, lo cual me ha servido para ponerme fuerte, aprender a ser autónoma y prepararme para afrontar la siguiente fase de quimioterapia que empezará el lunes y durará veinte días, cuatro semanas de lunes a viernes.
No me ha quedado más remedio que sobreponerme a la sensación de impotencia que me embargaba, porque mis hijos se negaron a ayudarme. 
Consideraron que podía independizarme a pesar de que yo me sentía inútil, pero ha resultado que tenían razón y que poco a poco he ido dando pasitos que me han servido para ocuparme de lo imprescindible.
Beatriz se responsabilizó de la medicación desde el principio y lo sigue haciendo, lo que agradezco y Jaime me escucha cuando tengo ganas de hablar.
Que alguien me escuche es muy importante, necesito desahogarme, es tan nuevo para mí lo que siento, que hablando parece que lo entiendo y lo acepto.
Hoy me siento dispuesta a recibir con agradecimiento el tratamiento que consolidará mi curación, tengo esperanza y soy consciente de mi suerte. 











martes, 10 de septiembre de 2019

DOS MIL NOVECIENTOS CINCO









Ayer di otro paso que, aunque aparentemente pequeño, para mí resulta importante porque me puso en contacto con el lugar en el que resolvía la mayoría de los asuntos relacionados con las compras y recados. 
Me animé y fui al centro comercial Artea.
Tenía miedo de que hubiera mucha gente, además de la fragilidad general, mi rodilla derecha está débil, la pierna a la que pertenece ha sido operada en varias ocasiones por rotura y tengo que andar despacio y con mucho cuidado.
Entré temblorosa.
Lo primero que hice fue ir a Zara, necesito algo de ropa porque he adelgazado mucho.
Me sorprendió la moda actual.
Tendré que volver e intentar familiarizarme. 
La mayoría de las chicas que se paseaban por Artea ya estaban vestidas con la ropa de la nueva temporada.
Luego fui a Eroski y empecé a sentirme en mi elemento.
Compré lo que necesitaba, pocas cosas porque no quería llevar mucho peso.
Me puse contenta, había recuperado un lugar fundamental.

Olvidé que estaba enferma, me sentí feliz.