viernes, 25 de mayo de 2018

DOS MIL DOSCIENTOS TREINTA Y UNO








Maravillosa la película que vi ayer, basada en la historia de amor entre Gloria Grahame, famosa actriz estadounidense, ganadora de un Oscar en 1952, por su actuación como actriz secundaria en la película “Cautivos del mal” y Peter Turner un joven actor inglés de veintiocho años que compartieron una historia amorosa muy apasionada.
Ella era treinta años mayor que su amante.

La película, llamada "Las estrellas de Hollywood no mueren en Liverpool" está hecha con sensibilidad y es emotiva sin caer en la vulgaridad, ya que es un drama difícil de llevar a cabo, sobre todo teniendo en cuenta la época en la que desarrolla.
Gloria Grahame, interpretada por una insuperable Annette Bening que, a mi entender hace un trabajo extraordinario.

Emocionante el personaje de la madre de Peter Turner, en cuyas memorias está basada la historia.

Tere Barrie había recomendado la película en Facebook, de quien me fío ya que ha visto mucho cine y sabe de lo que habla.

No solo disfruté mientras veía la película sino que me hizo pensar en mí misma, puesto que a lo largo de mi vida he tenido ocasión de salir con hombres bastante más jóvenes que yo y otros mayores y nunca he tenido complejo ni de vieja ni de joven.
Tenía mucha seguridad en mí misma, la verdad es que a la larga me encontraba bastante más juiciosa que ellos.

Creo que la mayoría de las mujeres somos más maduras que los hombres, aunque aparentemente nos comportemos como niñas pequeñas.

Tener hijos, llevar el peso de una casa y sobre todo apoyar a un hombre que cree que la vida es un juego entre hombres, es una labor que obliga a que una niña se convierta en mujer, aunque no le apetezca ni sepa como hacerlo.

La diferencia de edad en las relaciones, tanto amorosas como de amistad, nunca me ha importado, es más bien la conexión lo que me hace acercarme a las personas.

Me dejo llevar por el corazón, por eso la política no me atrae nada aunque me gusta estar informada.

Cuando me enteré de que Platón decía que no saber de política es de idiotas, empecé a interesarme y a pesar de que me cuesta, por lo menos ahora me informo e incluso voto.








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