domingo, 31 de enero de 2016

Capítulo 44_Rafaela Zunzunegui











La mayoría de las webs que le encargaban a Mónica, no necesitaban entrevistas personales.
Lo hacían todo a través de internet.
Sin embargo, cuando le llamó la secretaria de Rafaela Zunzunegui para concertar una entrevista con su jefa, no pudo negarse a recibirla, ya que Rafaela había sido su compañera de pupitre en Santa Isabel, cuando ambas estaban internas en Madrid y se hicieron grandes amigas, hasta tal punto que durante el verano, pasaban algunos días en sus respectivas casas.
Rafaela Zunzunegui era de San Sebastián.
Desde muy joven mostró pasión por la escritura y sin haber conseguido sobresalir demasiado, tenía cierto nombre entre un determinado número de lectores y era respetada entre los autores.
Durante mucho tiempo se había negado a utilizar las redes sociales para darse a conocer, pero llegó un momento en que no le había quedado más remedio que ceder a la evidencia de que hoy en día, es imprescindible el uso de internet para todo.
Alguien de San Sebastián le comentó que su amiga Mónica Menchacatorre, con quien había perdido la conexión, era una experta en webs, e inmediatamente pensó que nadie mejor que ella para que le haga su web, con el aliciente añadido de verse y ponerse al día con sus vidas.
No le importaba tener que ir a Bilbao, ya que además, tenía ganas de ver la última expo del Guggenheim.
Mónica se alegró y quiso citarle en su estudio un lunes por la mañana, pero no pudo ser porque el museo cierra los lunes, así que quedaron para el martes.
La web se presentaba fácil, ya que solo necesitaba textos y portadas de los libros que se habían publicado.

Rafaela llegó a la hora convenida acompañada de su secretaria.
Mónica recordaba a Rafaela como una niña tímida, reservada, con unos ojos azules que expresaban asombro, sensible, callada, introvertida y cariñosa cuando se encontraba en confianza.
Sin embargo, la persona que entró en su estudio era una mujer poderosa, segura de si misma, moderna, simpática y sabiendo perfectamente lo que quería.
Le presentó a su secretaria, Jimena Mendía y le dio a entender que su último libro había tenido tanto éxito cuando lo publicaron traducido al italiano, que ella sola era incapaz de tratar con las editoriales que pretendían traducirlo a otros idiomas y comercializarlo a lo grande.
No es que Jimena fuera una secretaria al uso.
Era una chica que adoraba la literatura y para ella, era un placer ayudar a Rafaela y al mismo tiempo aprender como funciona ese mundo.
Rafaela quería dedicarse solo a escribir.

Mantuvieron una conversación sobre webs y Mónica le enseñó las ideas que tenía y algunas webs de escritores hechas por ella y otras diseñadas por otros.
La diferencia era abismal.
No es que las webs de los demás no fueran buenas desde un punto de vista técnico, pero la creatividad que demostraban las webs de Mónica, la síntesis, el orden y sobre todo la claridad, demostraban que Mónica era una gran artista, además de muy profesional.
Rafaela quedó entusiasmada y Jimena también.
Al terminar la conversación, aunque quedaron algunos asuntos pendientes, lo principal ya estaba pergeñado, así que Rafaela propuso ir a comer a algún sitio nuevo de Bilbao para celebrarlo.
No puso en duda que a Mónica se le ocurriría algo.
Mónica recordó que habían abierto un tailandés que tenía muy buena pinta enfrente de Azkuna Zentroa y les preguntó si les gustaba la cocina thai.
Ambas dijeron que si.
Mónica reservó una mesa para tres, aunque a ella le hubiera apetecido comer mano a mano con Rafaela para hablar de asuntos personales, mas notó que Rafaela y Jimena daban por hecho estar juntas.
El restaurante Oishii Thai está en la alameda de Urquijo y nada más entrar se nota una atmósfera muy cuidada. 
La decoración es moderna y agradable.
Excelente comida y buen servicio.
Charlaron de literatura y del éxito que había alcanzado su último libro.
Mónica tuvo la sensación de que la amistad entre Rafaela y Jimena era más íntima que profesional, pero nadie dijo nada y ella no se atrevió a preguntar.
Sabía que Rafaela se había casado muy joven y se había separado, pero desconocía los detalles de su vida.
Total, que lo que hubiera podido ser un bonito encuentro entre dos amigas de la infancia, se convirtió en una entrevista profesional.

Terminada la deliciosa comida thai, Mónica se despidió de las donostiarras para volver a su estudio, mientras ellas se dirigían a Guggenheim tan contentas.


viernes, 29 de enero de 2016

Capítulo 43_Gari cambia de vida.














Gari se encontraba a sus anchas en Bilbao.
Andaba despistado, pero eso, para él, era un juego menor.
Le gustaba que nadie supiese quien era y ser nuevo en un lugar tiene alicientes, tanto para los que siempre han vivido allí, como para los forasteros que piensan quedarse.
A través de FB se puso en contacto con Camino Biderbost, que le invitó a un concierto en Le Larraskito, donde iba a actuar en un evento ruidista.
Dado que no conocía nada sobre el ruidismo y menos todavía sobre el mundo underground de Blbao, aceptó encantado.
Llegó a las 9 en punto, vestido de manera casual.
Tenía la intención de pasar desapercibido.
Había poco gente y Camino le hizo un saludo breve, ya que tocaba la primera y además ella sola.
Todavía estaba haciendo las pruebas de sonido.
Apagaron las luces y solo una linterna iluminaba el movimiento del brazo de la artista, al tocar las cuerdas de la guitarra.
En un absoluto sigilo se oyeron unos sonidos breves. a los que seguía un silencio prolongado.
Algo muy sutil.
Poco a poco se concentró una especie de halo metafísico, que envolvió a los que allí estaban en una frecuencia superior.
A los diez minutos, Camino Biderbost paró.
Se encendieron las luces y los aplausos estallaron con una fuerza extraordinaria.
La gente se acercaba a Camino para felicitarla, aunque enseguida anunciaron al siguiente. 
Camino se acercó a Gari, le dio un beso y se quedó con él.
Los demás conciertos fueron más ruidosos y menos interesantes para Gari.
Aún así aguantó hasta el final, porque quería conocer a Camino y descubrir sus mundos.
Terminado el recital, uno de las organizadores les invitó a cenar una excelente lasaña que él mismo había cocinado.
Fue un plan que se salía de lo habitual y a Gari le gustó.
La intención de Gari hubiera sido tomar una copa con Camino después del concierto y charlar con ella tranquilamente, pero no se terciaron las cosas como él había previsto, porque un empresario a quien Camino le hizo buen efecto, quiso contratarla para dar algunos conciertos en la zona valenciana, por lo que Camino se despidió de Gari, diciéndole que ante los contratos de trabajo, la diversión pasa a segundo lugar.
Quedaron en verse en algún momento.
Gari no solo lo entendió, sino que comprendió que Camino Biderbost era una mujer centrada en si misma, lo que en cierto modo, acentuaba su atractivo.
A volver andando hacia su casa desde Le Larraskito que está en Rekalde, un barrio alejado del centro, Gari tuvo tiempo para recapacitar sobre la línea que estaba tomando su vida y pensó que se sentía más seguro en la compañía de Carlota y Mónica, a pesar de que su relación con Mónica barruntaba conflicto.
El mundo de los músicos y artistas bilbaínos, no era el suyo.
Gari tenía una natural tendencia a pensar que todo en su vida podía mejorarse.
Había tenido sus experiencias con la poítica y con los paraísos artificiales y aprendió que no hay nada como una vida ordenada y las endorfinas que produce el deporte.

Al día siguiente, se levantó con la idea de ponerse el traje de neopreno y aunque la temperatura del agua no era óptima, se hizo el fuerte y no solo disfrutó muchísimo, sino que volvió a su casa sintiéndose el hombre más feliz del mundo. 
Al atardecer, se dejó caer en Concepto, donde encontró a Mónica y Carlota preparándose para hacer una cena tempranera, ya que Alonso estaba en Madrid y Mónica tenía ganas de salir.
Inmediatamente incorporaron a Gari a quien le impusieron la tarea de decidir el restaurante.
Gari se llevó la mano a la cabeza, pasándola por un mechón del pelo y exclamó:

¡Eureka! He tenido una idea sensacional.
¿que os parece que vayamos al Bola Viga para tomar el mejor bacalao al pil pil de Bilbao?

¡que buena idea!

Reconocieron las dos chicas al unísono.

Hace mil años que no vamos y es estupendo.
Llamo ahora mismo para reservar.

Dijo Mónica sacando su celular sin pensarlo.
Hizo la gestión y ya solo les quedaba decidir si ir en coche o andando.
Pensaron que la plaza de toros está lejos para ir paseando, así que se metieron en el Toyota de Mónica quien cedió el volante a Gari, porque sabía que le gusta conducir.
El Bola Viga es una taberna aparentemente rancia, pero hay que reconocer que todo lo que tienen es estupendo y cuando se prueba su bacalao al pil pil, todos los demás desmerecen.
Comer bien en una tasca tiene un poder especial que no tienen los restaurantes de diseño y es que pone de buen humor a la gente.
Es un hecho comprobado.
Gari contó sus últimas experiencias en el Bilbao de las artes.
Mónica le escuchaba con los cinco sentidos, deseando saber en qué estado se encontraban los sentimientos de Gari respecto a Camino Biderbost, de quien ya la había hablado Carlota.

Grande fue el suspiro que no supo contener, cuando Gari dijo que ese mundo no era el suyo.
No estaba en esa onda.
Prefería estar con deportistas.
Reconocía que había estado a gusto con Camino, pero se sentía alejado de los ambientes que ella frecuentaba.
Por otro lado, no tenía ganas de salir de noche y todo lo que eso lleva consigo.
Gari no fumaba y solo bebía vino en las comidas.
Todas las veces que se había metido en ese tipo de vida, había experimentado que es incompatible con el surf, que es su tabla de salvación.
Se creó un ambiente cálido entre los tres y Carlota y Gari recordaron que hace años, antes de que Gari se fuera a Francia, solían ir a Mari la Cochina, en Uribitarte.
Aquello sí que era una taberna con carisma.
Se llamaba así en honor a la dueña.
Contaban que una noche su marido muy borracho tuvo una enorme bronca con ella y le dijo que se iba de su lado para siempre, salió corriendo e intentó cruzar la ría a nado.
Nadie le vio llegar al otro lado y al día siguiente apareció su cadáver en las rocas de la Galea.

Tras una velada inesperada y no por ello menos deliciosa, cada uno se fue a su casa con esa entrañable sensación que produce la compañía de los amigos.

lunes, 25 de enero de 2016

Capítulo 42_Mónica decide ir a Madrid













Mónica comentó con Carlota que no se encontraba bien, que necesitaba ayuda, pero no exactamente la de un medico o un psiquiatra, sino algo parecido a la biodescodificación.
Su estado de ansiedad no le permitía vivir en paz.
Carlota la escuchó sin interrumpciones, dejando que se explayara, aunque en algunos momentos que se hacían largos, Mónica guardaba silencio, tal vez porque no sabía cómo expresarse o quizás no quisiera decir lo que pensaba.
La biodescodificación con Mercé Freixas le iba bien y le ayudaba, pero para los ataques de nervios, necesitaba algo perentorio.
Carlota recordó las conferencias de Pepe Cabot.
Ella se había centrado en las pinceladas que dio sobre los extraterrestres, pero el tema de fondo era, además de la bioneuroemoción, que es lo mismo que la biodescodificación, la curación inmediata para desajustes neuronales.
Con una fuerza que no sabe de donde le salió, Carlota le aconsejó que sin más dilación, pidiera una cita con Pepe Cabot y que fuera a Madrid.
De las cuatro conferencias, Carlota solo había asistido a dos.
Se había perdido la de la mañana del sábado, en la que Pepe hizo curaciones individuales en grupo.
Durante el descanso de la conferencia del domingo, mientras tomaban algo en el bar de enfrente, los que habían estado allí, comentaron que Pepe era una máquina curando.
Mónica necesitaba intentarlo.
No podía seguir en ese estado.
Llamó a Pepe Cabot y la citó para dentro de cuatro días.
Aparte de que consideraba que no tenía que dar explicaciones de su vida a nadie, ni siquiera a su marido, tampoco era un gran viaje, puesto que su idea era ir en un autobús Premium, que sale de Getxo y que resulta muy agradable.
Al despedirse de Carlota, le dio las gracias por haberle soportado la escena de la comida y por aconsejarle lo de Pepe Cabot.
Esa tarde no fue al estudio, no tenía fuerzas, prefería descansar y ordenar sus sentimientos.
Fue a su casa, se tumbó en la cama y al cabo de un rato se durmió.
Así la encontró Alonso cuando llegó.
No quiso despertarla pero al oír el ruido de la puerta, Mónica abrió los ojos.

¿No te encuentras bien?

Le preguntó Alonso, extrañado de que estuviera dormida a esas horas.

No del todo.
He comido con Carlota y algo me ha sentado mal.
Voy a ir a un médico de Madrid que me han recomendado.

Soltó todo seguido, sin interrupción, sin pensar en lo que decía.
Alonso la escuchó atentamente y le dijo:

¿Crees que aquí no hay algún médico que te pueda ayudar?

A lo que Mónica, sin pensarlo, respondió:

No es un médico exactamente, es una persona que tiene métodos parecidos a los de los chamanes.
No te lo puedo explicar, porque todavía no sé en qué consiste, pero tiene que ver con la biodescodificación de la que te hablé.

Bien, bien, haz lo que creas conveniente, si crees que te puede ayudar.
¿Cuando te vas?

El miércoles en el Premium y vuelvo el jueves.

Contestó con rapidez, no quería que se ofreciese a acompañarla.
Necesitaba hacerlo a su manera.

Veo que tienes todo organizado.
¿vas tu sola?

Si, claro, no necesito que nadie me acompañe para ir a Madrid.

No era su intención resultar desagradable, pero el tono que empleó no le gustó a Alonso.
No quería enfadarse con ella pero no le quedó más remedio que decírselo:

Mónica, ¿por qué me hablas en ese tono?
¿tienes algo que reprocharme?

Inmediatamente Mónica reaccionó, dándose cuenta de que Alonso no tenía nada que ver con su mal humor y se disculpó.
Le dijo que se acercara para darle un beso y todo se aclaró.

Cuando iban juntos a Madrid tenían costumbre de hospedarse en el Palace, donde les conocían, ya que los padres de Alonso también se habían hospedado allí toda la vida.
Pero esta vez, Mónica quería estar sola, en algún lugar anodino, así que miró en internet buscando un hotel “Solo para mujeres” como el que eligieron en Nueva York cuando fueron Carlota y ella para celebrar su separación, pero en Madrid no había llegado esta moda todavía, así que tuvo que conformarse con ir a un Petit Palace en el barrio de Salamanca, que en realidad es lo que más le apetecía para poder hacer alguna compra en el tiempo libre que iba a ser escaso.

Le alegró bastante organizar ese plan, la idea de estar fuera de casa a su aire, lejos de Bilbao y respirar el aire madrileño que tanto conocía de otras épocas de su vida.

domingo, 24 de enero de 2016

Capítulo 41_¡Que malos son los celos!











Cuando pasaba varios días sin tener noticias de Gari, Mónica perdía la paciencia y se ponía histérica.
Por más que lo intentaba, no conseguía dominar su ansiedad.
Había hecho la web de un restaurante bastante especial que estaba en el muelle Marzana, cerca de la galería del mismo nombre.
Era un sitio con personalidad propia y estaba situado en un lugar tan emblemático, que puso verdadero empeño en hacer una web que reflejara su carisma.
Les gustó tanto, que le regalaron una invitación para dos personas, así que aunque le hubiera apetecido invitar a Carlota y a Gari, solo pudo convidar a su amiga y allí fueron las dos un mediodía gris y lluvioso con una luz especial propia del País Vasco, que según los directores de cine, favorece al rostro de los actores.
Mina, que es como se llama el restaurante, está junto a la ría, enfrente del mercado de la Ribera, en el corazón de Bilbao.
Se supone que comer en Mina es una experiencia ya que solo tiene seis mesas, en las que se mima al cliente y existe la opción de comer en una barra de roble para ocho comensales, desde la que se presencia en directo el trabajo de la cocina.
Mónica prefirió una mesa, porque necesitaba hablar con Carlota y no quería que se distrajera con los cocineros.
Empezaron a comer alegremente, comentando la excelencia de los platos y la delicadeza del ambiente, mas llegó un momento en que Mónica, cuya cabeza no dejaba de insistirle para que hiciera la pregunta mil veces contenida, explotó.
Tratando de parecer natural, habló:

Por cierto Carlota, hace tiempo que no veo a Gari.
¿Sabes qué es de su vida?

Carlota no quería mentir ni herir a Mónica diciéndole la verdad, pero eligió lo segundo porque lo demás no le habría hecho ningún bien a estas alturas.
Veía que se estaba engañando a si misma, así que le dijo:

Si, apareció en Concepto hace un par de días muy excitado, buscando la dirección de una artista con la que había estado comiendo en La Viña del Ensanche.

Mónica no daba crédito a lo que estaba oyendo.
Pensó que Carlota estaba cambiando de conversación.
No quería creerlo.
Notó que los calores le subían por el cuerpo hasta llegar al cerebro.
El interior de su cuerpo parecía un volcán en plena erupción.
Podía sentir cómo la lava iba recorriendo sus órganos .
No tenía palabras.
Enmudeció.
Carlota se dio cuenta de que estaba pasando un mal rato y no habló más.
Mónica deseaba conocer todos los detalles, pero no era capaz de emitir un solo sonido.
Intentó tranquilizarse.
Bebió un poco de agua y se atragantó.
Tosió.

Poco a poco se fue serenando y cuando volvió a su ser, le pidió a Carlota con humildad, que le hablara de esa chica.
Carlota no pudo decirle gran cosa. 
La describió y poco más pudo decir, excepto que cuando consiguió su dirección se marchó tan tranquilo.
El mal trago que pasó Mónica, fue tan espantoso que decidió tomar una determinación.
No podía seguir así.
Se estaba alterando hasta extremos indignos.
Necesitaba ayuda.
No era capaz de controlar sus nervios.
Veía cómo su vida se iba desmoronando a pedazos.
No debía consentirlo.
Tampoco se creía capaz de dar un puñetazo en la mesa y decir:

“Hasta aquí hemos llegado”

Era tal el deseo mezclado de arrogancia, que su orgullos herido clamaba justicia.
Si solo supiera que él la deseaba, se quedaría tranquila.
En su estado actual, era mejor no estar con él, porque podría decir o hacer una tontería de la que se arrepentiría el resto de su vida.

Todo esto pasaba por su cabeza mientras Carlota, tranquilamente, haciendo como que todo sigue su curso natural, degustaba con deleite la merluza de Cantábrico asada con jugo de cigalas.
Parece mentira hasta qué punto puede cambiar el ritmo del tiempo en el interior de un ser humano.
Mónica Menchacatorre intentaba tomar una decisión importantísima mientras, con toda la parsimonia que exige el placer de la alta gastronomía, oía como en la lejanía, la explicación que les daba el camarero sobre la excelencia de la cebolla morada de Zalla, un producto casi desconocido y sin embargo fetiche de los grandes chefs.
Por lo menos, Mónica no cometió la imprudencia de emborracharse.
La experiencia que tuvo en Concepto, le sirvió para ser consciente de que las penas no se ahogan en alcohol, sino que como decía Frida Kahlo (1) aprenden a nadar.
Carlota mantuvo la compostura en silencio y con ello ayudó a que su amiga se repusiera del susto.
Agradecieron al dueño la invitación, alabando todo y salieron al muelle Marzana, donde la brisa de la ría despejó sus cabezas y les trajo a la realidad.






1_Frida Kahlo (Coyoacán, 6 de julio de 1907- 13 de julio de 1954), fue una pintora y poetisa mexicana. Casada con el célebre muralista mexicano Diego Rivera, su vida estuvo marcada por el infortunio de contraer poliomielitis y después por un grave accidente en su juventud que la mantuvo postrada en cama durante largos periodos, llegando a someterse hasta a 32 operaciones quirúrgicas.

jueves, 21 de enero de 2016

Capítulo 40_Camino Biderbost












Camino Biderbost no tenía la mínima intención de meter un hombre en su casa, pero no hacía ascos a la relaciones pasajeras.
Ahora estaba muy centrada con el master que le ocupaba muchas horas de sus días y había dejado de lado ese tema, pero al conocer a Gari, pensó que podría servirle para dar una vuelta y poner en práctica lo que estaba aprendiendo sobre el respeto a si misma.
Pertenecía a grupos de artistas feministas y ella misma combinaba sus acciones performativas con un trasfondo político, que acaparaban la atención de los medios, no solo en el País Vasco sino en el resto del estado español, y otros países de Europa y América latina.
Le gustaban los hombres y en seguida se emocionaba cuando conocía a alguno que la trataba con deferencia.
Le costaba poner en su sitio a los machistas, es decir, a casi todos, por lo que sus romances no duraban demasiado.
La última relación que había tenido fue con un arquitecto catalán, que estaba de paso en Bilbao trabajando en la renovación de un edificio de “las siete calles” (1).
Pasaba los fines de semana en Barcelona donde tenía esposa e hijos.
Desde el principio le dijo que estaba casado y tenía intención de seguir así, pero si quería hacerle compañía durante la semana, él estaría encantado.
Puso las cartas sobre la mesa desde el principio y nunca la dio motivos para que ella pudiera pensar que sus sentimientos hubiesen cambiado.
Era un hombre culto, entendido en las bellas artes, capaz de apreciar el trabajo de Camino y enamorado de su profesión, en la que destacaba.
Los arquitectos catalanes suelen tener una formación superior a los de otras ciudades de España.
Barcelona en sí es un museo de buena arquitectura.
Solamente paseando por sus ramblas y avenidas, se ven tantas maravillas modernistas y de otros estilos, que a poco que se ponga atención, se derrite de gusto la mirada.
Se hicieron buenos amigos y disfrutaron de la gastronomía bilbaína, de la buena conversación y de la mutua compañía, mientras duraba la obra.
Al notar que ella se estaba apegando demasiado, Jordi Cotet no quiso que se complicaran las cosas y le dijo que había terminado y que ya no volvería a Bilbao.
Lo hizo de esa manera, pensando que para ella sería más fácil que seguir alimentando unos sentimientos que no compartía.
Pero no fue así.
Camino entendió que se había acabado el tiempo y lo aceptó, aunque le apenó que se marchara y le echó de menos.
Lo que le sentó fatal fue enterarse, a través de una amiga común, que Jordi seguía viviendo en Bilbao durante la semana y que no había terminado su trabajo.
Camino se enfadó y le llamó, con la intención de cantarle las cuarenta.
Jordi era una persona muy calmada y escuchó durante un buen rato, todos los exabruptos que ella soltaba sin dar tregua a que él hablara.
Cuando encontró un momento de calma, Jordi le explicó el motivo por el que le había mentido y Camino se sintió humillada, porque había sido verdad que se había enamorado de él y es posible que si hubieran seguido estando juntos habría sido peor.
Camino le creyó y se serenó.
Comprendió que su intención era buena, sin embargo le molestó que se ocupara de un asunto que no era de su incumbencia.
No le gustaba que los demás hicieran un trabajo que solo a ella correspondía.
Se lo hizo ver a Jordi y quedaron en verse para aclarar el tema.
Intentaron hablar como personas mayores pero no lo consiguieron.
Terminaron como el rosario de la aurora y Camino se fue a su casa deseando estar sola y dedicarse a sus asuntos, le habían defraudado demasiadas veces.
En la paz de su hogar encontró a su hijo que hacía los deberes tan tranquilo, disfrutando de esa paz interior que solo se aprecia cuando se ha perdido.
Preparó la cena para los dos, se acostó y se dijo a si misma:

Mañana será otro día.

Al despertarse sintió que se le había quitado un peso de encima.
Desayunó, despidió a su hijo que iba al instituto y agradeció a la vida haber recobrado la serenidad.
Los meses pasados con Jordi Cotet habían sido un engaño.
Tanto si su esposa sabía que existía Camino como si no, todos se engañaban en algún sentido.
No se pueden negar las emociones y gestionarlas es un tarea de titanes.
Camino salió antes de lo necesario de su casa de Bilbao la Vieja, con la intención de dar un paseo por el campo de Leioa antes de entrar en la universidad.
Alegre y ligera, descubrió un caserío medio abandonado, al que hizo muchas fotos y le alegró la mañana.
En la uni, encontró a sus compañeros de clase, a los que se dio cuenta de que les quería más de lo que pensaba.
Había puesto orden en su vida simplemente moviendo una pieza del rompecabezas. 





1_El Casco Viejo o Las Siete Calles es el barrio más antiguo y el núcleo originario de la ciudad de Bilbao. En él se encuentra la Catedral de Santiago y las iglesias de San Antón, San Nicolás y Santos Juanes.


Capítulo 39_Alonso piensa en su matrimonio













Alonso se daba cuenta de que Mónica había perdido el interés en hacer el amor con él.
Ni siquiera se prestaba a los mimos que tanto le gustaban antes.
No sabe cuando empezó a decaer el asunto.
Recuerda a Mónica como una mujer fogosa, siempre dispuesta a participar en los juegos del amor, deseosa de sentir el contacto de su cuerpo.
A veces comentaban riéndose que si necesitaran dinero podrían ir a Amsterdam y trabajar en el barrio rojo, donde hay clubs, en los que están muy bien retribuido hacerlo en público.
Se reían porque sabían que jamás necesitarían hacer algo parecido.
Pero todo aquello pertenece al pasado.
Hoy en día siguen durmiendo juntos, se hablan con cariño, se entienden, pero la vida sexual es nula porque Alonso nota que ella está fría, no desea estar cerca de él ni con él.
Tal vez podría proponerle hacer una terapia.
Tiene amigos que han estado a punto de separarse y han superado los problemas con ayuda.
No había dado demasiada importancia a este asunto, pensando que sería una racha y que se le pasaría, pero ya llevaban demasiado tiempo sin tener una vida sexual complaciente para ambos.
Alonso quería a Mónica y la aceptaba tal cual, la conocía a fondo y sabía que, a pesar de la tontería típica de las chicas de su estilo, era una mujer fuerte, con mucho amor en su corazón.
De hecho, cuando la conoció y empezó a salir con ella, al ver que la cosa iba en serio, la presentó a sus padres.
Fueron a pasar el día a San Sebastián.
Los Vergarajaúregui vivían al lado del hotel Londres, en la Bahía de La Concha, en una casa del siglo XIX, decorada con mucho gusto, con ese estilo que tienen las casas buenas de San Sebastián, que saben mezclar los muebles antiguos con cuadros de vanguardia.

La recibieron con los brazos abiertos ya que a juzgar por lo que les había contado Alonso, era la mujer idónea para él.
Mónica estuvo encantadora, tan guapa como de costumbre y muy discreta.
Se veía que estaban muy enamorados.
A sus padres les gustó y Jose María, su padre, cuando habló con Alonso, le dijo:

Mónica será una gran mujer.
Has hecho una buena elección.

Jose María veía en Mónica la compañera perfecta para que su hijo lograra cumplir sus ambiciones.
Los padre de Alonso se quedaron satisfechos.
El matrimonio de un hijo es un hecho importante en la familia, que de algún modo a todos concierne.
Esa noche, los padres de Alonso en vez de leer cuando se metieron en la cama como era su costumbre, se quedaron charlando animadamente, recordando sus primeros encuentros y cómo creció su amor a pesar de los altibajos propios de la convivencia.

Al llegar a Bilbao, Alonso dejó a Mónica en la casa de sus padres y él se fue a su piso de estudiante, se sirvió un JB con mucho hielo y agua, se sentó cómodamente en su sillón favorito y pensó en lo bien que le iba la vida.
Le sonreía.
Como buen sagitario, había puesto el ojo en un punto al que quería llegar y poco a poco iba juntando los elementos que necesitaba para conseguirlo.
La meta estaba lejos, mas Alonso no tenía prisa.
Era joven y se sentía con fuerza para luchar contra cualquier obstáculo que se encontrase en el camino.
Estaba contento.
Llamó a Mónica para desearle buenas noches y decirle que la amaba profundamente.
Mónica respondió con voz melosa como solía hacerlo a esa horas, deseando que llegara el momento de pasar las noches con él.

De momento llevaban la relación de una manera conservadora puesto que la idea era casarse lo antes posible.

miércoles, 20 de enero de 2016

Capítulo 38_Mónica ordena sus ideas













A medida que avanzaba en el libro de Anna Karénina, Mónica se veía reflejada en cierta manera y a pesar de que el deseo de estar con Gari era fuerte, lo intentaba dominar ayudada por lo que iba aprendiendo.
No es que dejara de pensar en él, ni que hubiera tomado la decisión de negarse a lo que fuera pertinente, sino que se alegraba de que todavía las cosas estuvieran en un punto muerto.
No se sentía capacitada para tomar decisiones, que aunque en un principio parezcan intranscendentes, pueden convertirse en vendavales que arrasan todo lo que encuentran a su paso.
Arriesgarse a perder lo que tenía, no entraba en sus planes.
Lo malo del caso es que el amor entre un hombre y una mujer es difícil de controlar.
Ella no estaba de verdad enamorada de Gari.
Para ella Gari era un chaval atractivo que por casualidad, había caído cerca de ella en un momento en que estaba aburrida y gracias a la chispa que nació entre los dos, recobró el entusiasmo por la vida.
No veía a Gari como un hombre hecho y derecho con quien embarcarse en una aventura vital.
La verdad desnuda, es que lo único que necesitaba para quitárselo del pensamiento, era acostarse con él.
Estaba segura de que si conseguía que él le propusiese ir a su casa a tomar el té a las cinco de la tarde, podrían echar una siesta memorable y dejaría de estar obsesionada con él, aunque no parece que fuera eso precisamente lo que le pasó a Anna Karénina.
Se ofuscaba.
Consideraba que se daba demasiada importancia a toda la organización doméstica y familiar.
Pensaba en Carlota, que sin terceras personas en juego, simplemente porque consideraba que no tenía por qué ser un poco sumisa, no dudó en echar al garete la relación con su marido, coger sus bártulos e instalarse por su cuenta, con bastantes dificultades al principio, porque no se sintió ni apoyada ni comprendida.
Ella no quería pasar por algo así.
Por nada del mundo y mucho menos por ese mequetrefe que jugaba con ella.
Estaba aturdida.
La biodescodificación desparasitaba las barreras mentales adheridas a su ADN y le hacían sentirse limpia de culpas, pero hay una gran distancia entre ver la poco importancia que tienen las convenciones sociales, a no estar atrapada en ellas.
Salir de esa tela de araña que en un pueblo de provincias como Getxo que sigue teniendo tanta fuerza como en San Petersburgo en la época de Anna Karénina, o por lo menos así lo sentía Mónica Menchatorre, era impensable.

Además,
¿Para qué molestarme en pensar en estas cosas cuando ni siquiera hemos hablado de amor?
Lo único que guardo en mi corazón es aquello que me dijo el primer día que me llevó a su piso cuando estaba vacío.

Pensaba Mónica, queriendo gestionar sus emociones.
No tenía práctica en esta tarea y no es algo que se improvise.
Así andaba, dando vueltas en su estudio, cuando llamaron al timbre.
Abrió la puerta sin tener ni idea de quien podría ser a esas horas de la mañana y apareció ante sus ojos un inmenso ramo de rosas rojas.
Le dijo al chico que lo dejara encima de la mesa, le dio una propina y cuando se quedó sola, abrió la tarjeta alborotada y grande fue su decepción al ver la letra de su marido, felicitándole por el aniversario de su matrimonio y proponiéndole ir a come al Azurmendi (1).
Recordó que habían comentado algo pero no le dio importancia y ahora, se daba cuenta de que lo que en un principio le hubiera apetecido, perdía interés al tener que ir con Alonso.
Sin embargo, enseguida dio la vuelta al chasco que se había llevado y le pareció un plancito muy agradable.
Ir al Azurmendi no es solo ir a comer a un buen restaurante, es una experiencia en la que se puede aprender.
Único en Vizcaya con tres estrellas Michelin, Eneko Acha ha creado en plena naturaleza un complejo arquitectónico, distinguido como el restaurante más sostenible del mundo en 2014.
Todo en Azurmendi roza la excelencia.
Solo con pensar en el planazo que la esperaba, se alegró.
En el fondo, para disfrutar de algo que ella consideraba íntimo y especial, mucho mejor hacerlo con Alonso con quien tenía confianza y no necesitaba estar pendiente de la conversación ni hacerse la simpática.
Se limitaría a disfrutar del placer de los sentidos.
En el fondo Mónica era una persona que amaba la vida con toda su alma pero no sabía por donde cogerla.





1_2015 es un año de reconocimientos para Azurmendi. La revista Elite Traveller, le ha distinguido como el tercer mejor restaurante del mundo y Opinionated About Dining, como el mejor restaurante de Europa.