martes, 8 de mayo de 2018

DOS MIL DOSCIENTOS QUINCE







Ha venido a visitarme un sobrino que vive en Lanzarote.
Hacía mucho tiempo que no le veía y me ha encantado estar con él, sobre todo por las buenas noticias que me ha contado.
Tenía graves problemas con el tabaco porque le estaba haciendo mucho daño y le habían advertido que si no lo dejaba en abril, tendría que llevar un maletín con oxígeno.
En el último año ha intentado dejarlo seis veces con diferentes métodos y no le han dado resultado.
Cuando me lo contó, me ofrecí a acompañarle a Madrid para que le hicieran el mismo tratamiento que me hicieron a mí hace casi treinta años *PNL y desde entonces nunca me ha apetecido fumar.

Fue tan eficaz que cuando Antonio Moraga, la persona que me lo hizo, que había estudiado en la Universidad de Puna en India, me dijo que servía para solucionar toda clase de problemas, volví para ver si podía hacer que no discutiera con mi madre, pero para esto no funcionó.
Parece ser que ese caso es muy difícil.

También ha venido la hermana de mi sobrino, que ha estado con él en el balneario Archena de Murcia especializado en asuntos de respiración y desintoxicación.

Les han hecho un tratamiento muy fuerte, sobre todo a mi sobrino que es el que tenía el problema más serio con el tabaco.
Ambos han dejado de fumar y están muy concienciados, da gusto verles tan guapos y contentos.

Me han hablado de gente a la que no he visto hace tiempo y me ha impresionado saber que una chica de mi edad, además de cáncer, tiene Diógenes.
Lleva a su casa todo lo que encuentra en las basuras y su casa debe de ser un horror, con porquería, animales y ausencia de salubridad.

Me ha encantado verles a los dos, sanos y decididos a luchar por su salud.
Son huérfanos, por lo menos saben que yo les quiero mucho y que su madre, mi única hermana y yo, nos adorábamos.

El tema del tabaco es terrible.
No quiero ni oír hablar.




* Programación Neuro Linguística








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