miércoles, 9 de mayo de 2018

DOS MIL DOSCIENTOS QUINCE










La visita que me hicieron mis sobrinos ayer, me tocó el corazón.
No solo porque les quiero mucho y me siento querida por ellos, sino porque entre todas las cosas que contaron, relacionadas con la familia, hubo algo que me hace pensar que mi hermana María Victoria, a quien llamaban Viví, sabia que se iba a morir o por lo menos lo intuía.
Bien es verdad que tenía poca capacidad pulmonar, además de un enfisema.
No obstante, ella hacía una vida normal para su edad aunque dejó de jugar al golf antes que sus amigas, deporte que le gustaba y para el que tenía facilidad, como para casi todo.

Me llevaba ocho o nueve años y en una temporada, mi madre quiso que durmiéramos juntas y nos organizó un pequeño apartamento con nuestro cuarto de baño en la parte noble de la casa de Mazarredo, lo que suponía estar muy apartadas de los chicos y empezar a conocernos, ya que hasta entonces, yo estaba más unida a mi hermano Jose Manuel, el pequeño.

Hasta que hicieron la obra, la verdad es que no recuerdo donde dormía yo.
Era una casa tan grande y tenía tantos cuartos que me resulta imposible acordarme, pero sé que mi hermana solía estar fuera porque su novio, Gabriel Gortázar, hermano de la mujer de mi hermano Javier, vivía en Madrid y María Victoria solía ir a menudo para estar con él, ya que estaba muy enamorada.

Lo que sí recuerdo como si hubiera sucedido ayer, es que un día mi madre vino a nuestro cuarto y habló con Viví y las dos empezaron a llorar abrazadas y yo me marché, porque tenía la sensación de que lo que allí sucedía no era de mi incumbencia.

Más tarde me enteré de que Gabri, así llamaban a su novio, se había caído en un pozo mientras cazaba y se había muerto.
Además, mi hermana le había dicho que no fuera, porque sentía que no era buena idea.
Ella era muy intuitiva.

Mi hermana pasó unos meses muy tristes, solo me acuerdo de eso, ni siquiera sé si yo ya estaba interna en Madrid, pero lo que tengo claro es que mis padres se fueron de viaje y alguien me dio una carta para que firmara y justo antes de mi firma, estaba la de mi hermana, junto con una frase que se me quedó grabada.

Quiero adelantaros que estoy saliendo con Juan Basterra.

Poco después se casó con él y tuvo seis hijos.


Lo que me contaron los sobrinos, que es lo que me ha hecho pensar que ella intuyó que moriría pronto, es que antes de morirse repartió su dinero entre los hijos.






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