sábado, 20 de enero de 2018

DOS MIL VEINTIUNO








A veces tengo tantos problemas cuando actualizo el ordenador, que ni siquiera los agentes de Apple son capaces de solucionar.
Tenía un asunto pendiente con las fotos y por más que hablaba con unos y con otros, no conseguían ayudarme.
Pero tuve la gran suerte de que un amigo de FB es un experto en Mac.
Es difícil encontrar una persona que sepa de Mac, ya que en Bilbao, la mayoría de la gente usa Windows.
Quedé con él, vino a casa y desde el primer momento se notaba que era un genio.
Lo primero que hizo fue ordenar un poco todo, para sentirse cómodo y hacer que el ordenador funcionase a la vertiginosa velocidad a la que él trabaja.
Tiró a la basura todo lo que estaba repetido, agrandó las letras y la flecha, para que yo pudiera ver sin esfuerzo y lo conectó a mi iPhone.
Cuando consideró que ya estaba listo para que yo entendiera sus explicaciones, ralentizó el ritmo, lo puso a mi nivel y de una manera sencilla y que yo pudiera comprender, empezó la instrucción.


A pesar de que empecé a tomar clases de ordenador hace veintidós años, cuando vivía en Los Ángeles y en cuanto llegué a Bilbao me compré un iMac original y me matriculé en la única academia de Bilbao que trabajaba con Mac y más tarde en otra y luego aprendí a hacer páginas web con código y luego profesores particulares y luego otra academia especializada en programas, hasta que me solté y creí que para mis necesidades ya había estudiado lo suficiente o por lo menos, ya había hecho tanto esfuerzo que decidí quedarme sola y pedir ayuda a Apple cuando me surgieran problemas concretos.
Eso es lo que he estado haciendo hasta ahora, pero desde que hace dos mese actualicé mi ordenador, ya ni siquiera los agentes de Apple pueden ayudarme.
No obstante, mi nueva profesor sabe tanto, que incluso lo que no sabe, lo adivina.

Encontró que yo tengo todavía demasiada tendencia a lo analógico, lo que me hace perder tiempo y quedarme estancada.
Ahora me puedo relajar.
Tanto el ordenador como el iPhone están ordenados y sincronizados, por lo que puedo sacar todas las fotos que quiera sin temor a que se multipliquen.
Estoy encantada.
Gracias a Óscar Ciencia, podré solucionar mis problemas por difíciles que parezcan, porque él sabe hacer milagros.
Además pone mucho interés, a la mañana siguiente me llamó,para comprobar si había sido capaz de solucionar un asunto, que me había costado entender.

Me enseñó tantas cosas, que al cabo de tres horas le dije que por favor se marchara, que ya estaba saturada, me salía humo de la cabeza.


Dormí profundamente soñando con algoritmos y pizarras llenos de operaciones interminables, cuyo significado desconocía por completo.







No hay comentarios:

Publicar un comentario