jueves, 18 de enero de 2018

DOS MIL DIEZ Y NUEVE









Tanto interés estético encuentro en la margen derecha como en la izquierda, aunque de distinta índole.
Veraneé en Santurce durante diez nueve años y recuerdo momentos maravillosos, paseando por caminitos campestres, en los que las florecillas salvajes me salían al encuentro y me colmaban de emoción.
La gente de Santurce es alegre y cariñosa y en aquella época teníamos un balandro, palabra que ya no se usa, al que por la mañana íbamos para bañarnos y por la tarde solíamos ir a vela con mi padre, o a pescar con Luis Urteaga, nuestro marinero de toda la vida, que nos enseñó a nadar y todo lo referente a la mar.
Era un hombre encantador, que había conocido a mi padre desde que era un niño.
Nos quería muchísimo a todos, sobre todo a mi hermano Gabriel.
Y nosotros a él.
Su esposa se llamaba Beatriz y tanto en honor a ella como a Beatriz Portinari, el gran amor de Dante Alighieri, cuando nació mi hija, no dudé en ponerle ese nombre tan evocador.

Recuerdo, estando con mi padre, ir lejos, en alta mar y nadar con olas enormes sin temor a nada.
Hoy en día no me atrevería, sabiendo que hay ballenas, delfines y orcas, muy cerca de la costa.

Cuento esta época de mi vida para explicar que estoy familiarizada con la margen izquierda y que conozco algunos lugares encantadores, que nada tienen que envidiar a la derecha, si no fuera por esas fábricas horribles, que ensucian el aire y de paso los pulmones de la gente de San Julián de Musquiz.

Antes de que quitaran los hornos altos, el viaje por la ría era grandioso, sobre todo por la noche.
Cuando venían a visitarme amigos de fuera, generalmente artistas que sabían apreciar lo bueno, les llevaba a Bilbao por la ría y se quedaban en éxtasis al ver los hornos ardiendo, como si fueran infiernos, que no paraban ni de día ni de noche.
Formaban un espectáculo monumental.

Ahora la ría está tranquila, pero sigue teniendo encanto.
Me gusta el contraste con la margen derecha.
Son dos estilos muy diferentes.
Además, la ventaja de hacer fotos de la margen izquierda, es que poco a poco va cambiando.
Desaparecen las casas y las fábricas viejas que ya están en ruinas y van construyendo edificios nuevos, carentes de interés.
Por eso yo saco fotos de la margen izquierda, porque dentro de poco solo nos quedará el recuerdo.









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