domingo, 7 de enero de 2018

DOS MIL OCHO









A medida que pienso y reflexiono y avanzo en el terreno de la creatividad, que es uno de los que más me interesa, las conclusiones a las que llego están relacionadas con el conocimiento.
La premisa fundamental del conocimiento de uno mismo es:

Todo lo que necesitas está dentro de ti.

De aquí deduzco que si quiero hacer fotos y no tengo una cámara de rayos X tendré que usar la lógica.
En mi actual situación, lo mejor que puedo hacer es sacar fotos de la más cercano a mi, ya que debido a la inclemencia del tiempo, no me apetece salir a la calle.
No voy a decir que no me guste la lluvia ni la luz que produce, porque mentiría, pero tengo ganas de sacar fotos con un sol radiante que provoque sombras exageradas, me apetece volver a esos momentos gloriosos del país vasco.
Considero que un buen día en este país es insuperable.

En vista de estas reflexiones, he decidido empezar sacando fotos de mi estudio.
Dado que soy una precipitada y que cuando quiero hacer algo me lanzo casi sin pensarlo, no lo he preparado.
Espero hacer orden y así podré hacer instalaciones y disfrutar más.

Hoy termina mi semana de vacaciones.
Ha sido muy fructífera.
Como estaba harta de comer y beber, me he alimentado con arroz integral y sopas de miso y me encuentro mil veces mejor.
Es obvio que no merece la pena lanzarse al jamón y al vino como si fuéramos famélicos y sin embargo, lo hacemos como si no tuviéramos el resto del año para celebrar un festín de vez en cuando.
Solo por lo bien que me encuentro ahora, se me han quitado las ganas de todo lo referente a la comida.

No obstante, es inevitable que la relación que tengo con los pocos amigos que frecuento, es ante la mesa de un restorán.
Y si alguien viene a verme, lo primero que me dicen es que busque un lugar nuevo, donde se coma muy bien y se beba mejor.
Y en esos caso, me olvido de toda la experiencia navideña y no opongo resistencia, sino que me lanzo al vacío, sabiendo que la última vez que tomé un menú degustación, decidí no repetir la experiencia.

Soy un ser humano con las dos caras de la moneda, el yin y el yang.

De momento, mi único plan es empezar la clase de Pilates mañana y la de escritura pasado mañana, tras una revisión que me tiene que hacer el dentista.

Bendita sea esa maravillosa rutina que pone orden en la vida de cada día.








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