sábado, 1 de abril de 2017

DOSCIENTOS TREINTA Y TRES







Sigo pensando en Naroa y en el último texto que leyó.
Confesó que era la primera vez que hablaba de ella misma.

Se trataba de una profesora que le tenía manía, no recuerdo el motivo.
Tampoco a ella le caía bien, lo cual es fácil de entender.
Entre otras cosas, la profesora había dicho en la clase que no fumaba y sin embargo Naroa la vio fumando fuera del colegio.
Todo el texto trataba de las dificultades que tenía con esa profesora a pesar de que ella hacía bien sus trabajos, hasta el punto de que en el último le había puesto un 10.

Naroa parecía bastante molesta con este tema.
Siendo una niña inteligente y madura para su edad, se daba cuenta de que se estaba cometiendo una injusticia con ella.
Siento no recordar con más detalles ni su texto ni la conversación que mantuve con ella acerca de su relación con la profesora, porque tal vez podría dar pistas de la importancia que este hecho, que, unido a otros que desconozco, pudiera dar pistas sobre el estado emocional de Naroa cuando llegó su fatal desenlace.

Desde el principio me ronda en la cabeza este asunto, que no sé si ha pasado desapercibido.
Lo comenté con mi hija Beatriz, pensando en una especie de bullying por parte de la profesora y Beatriz que tiene mucha experiencia como profesora, me dijo que era imposible, que los profesores no se involucran con los alumnos y que ni pensara en algo parecido.
Esta conversación consiguió pararme un poco, no por el hecho en sí, ni porque lo que dijo Beatriz me resultara convincente, sino porque a veces, no decir lo que se piensa causa menos problemas.

Ha pasado el tiempo y en alguna nota medio escondida de algún periódico, he leído que hay indicios de que Naroa sufría bullying escolar.


He pensado en mi vida cuando estudiaba BBAA y he recordado que yo tuve un profesor, que de repente se enfadó conmigo por un motivo personal y me puso un 0 en Colorido y Composición, que era la asignatura en la que solía sacar sobresaliente.
Y la profesora de Paisaje también creo que cometió una injusticia conmigo calificando con un 3 una obra que a mi entender se merecía un notable, por lo menos.
Hasta su marido, que era el profesor de Procedimientos Pictóricos, dijo que mis paisajes estaban muy bien pintados.
No creo que me afectó gran cosa en aquel momento, ya que no me preocupaban esas asignaturas.
Mi caballo de batalla era la Descriptiva ya por más que lo intentaba, no me entraba en la cabeza.


Yo sé lo que es coger manía a una persona, a veces sin ni siquiera saber por qué y es difícil controlarse y no demostrarlo.
Comportarse con elegancia en esos momentos, exige una madurez que solo se logra con la práctica.












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