miércoles, 12 de abril de 2017

DOSCIENTOS CUARENTA Y CINCO







Tengo que presentar cuatro fotos de puentes en el concurso que tanto me enseña y me entretiene.

Yo solo había pensado en los puentes de Bilbao de toda la vida, dejando de lado el puente colgante porque ya lo he fotografiado otras veces.
Un paseo por la ría es algo encantador, siempre diferente, el agua limpia, de un verde luminoso.
Agradezco que hayan hecho ese trabajo ímprobo para quitarle toda la porquería que había acumulado a lo largo de siglos.

Iba en mi coche, despacito, pensando en los puentes y escuchado radio3, con la suerte de que estaban haciendo una entrevista a Amancio Prada que hablaba de poesía y de poetas y de vez en cuando recitaba y cantaba poemas de San Juan de la Cruz, de Lorca, de Rosalía de Castro y de Pereira.

Yo no conocía a Pereira, por lo que al llegar a casa inmediatamente me he puesto a estudiarlo y me ha encantado.
Me extraña no conocerle, porque tengo un amigo muy íntimo que es venezolano, muy culto y me suele regalar libros de poetas venezolanos y me habla de ellos.
Tal vez me falle la memoria.
Mi amigo se llama Manuel Vicente.
Con él he aprendido a enamorarme de Venezuela y me duele todo lo que está pasando ahora allí.
Gracias a él y a todo lo que me enseñó, conocí y amé a Chávez y comprendí todo el bien que hizo para el pueblo venezolano.
No me extraña que la gente le adorase.

Antes de que Manuel Vicente me hablase de Chávez yo solo veía su aspecto, que en principio no me gustaba, pero poco a poco fui entendiendo la gran labor que estaba haciendo en muchos terrenos, incluso en el cultural.

Recuerdo una conversación.

Manuel Vicente, me cuentas que Chávez ha llevado la música al pueblo, bibliotecas, cines, es decir la cultura.
¿Tu crees que Chávez es culto?
No, pero es listo y sabe que él no sabe, por lo que se deja asesorar por los que saben.

Y así, poquito a poco, me fui convenciendo de que Chávez era lo mejor para Venezuela y me volví chavista.

Les he comentado a mis hijos mi plan de fotografiar puentes y han recordado que eso es lo que hacía Clint Eastwood en la película "Los puentes de Madison" y Beatriz me ha recordado que sin salir de Getxo hay varios puentes que atraviesan el río Gobelas.
Otra vez será.






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