martes, 11 de abril de 2017

DOSCIENTOS CUARENTA Y TRES







Leo un extracto del “Libro de la intranquilidad” de Pessoa y a pesar de que disfruto, no mucho sino muchísimo, de su impecable francés y de su prosa literaria, me entristece.
Siempre me ha entristecido excepto cuando, antes de saber que existía, leí su "Libro del desasosiego" que me fascinó por varias razones, todas igual de importantes:

Por un lado, creo que fue la primera vez que me pareció que alguien decía la verdad y eso que para entonces, a pesar de ser muy joven ya había leído bastante, sobre todo literatura francesa.
El otro motivo que pienso que influyó, fue que en aquel momento estaba pasando una racha de tristeza y me identifiqué con él, lo cual no quita que le recuerdo con esa pátina de gran 
escritor, excesivamente pesimista.

Ya prefiero no leerle, a pesar de que quitando lo de la tristeza, reconozco que me atrae su escritura, más bien me fascina, no obstante deja en mi un poso de melancolía que restriega mis heridas y prefiero dejarlas como están.
Soy alegre por naturaleza y creo que la vida es maravillosa y que es un regalo, del que quiero ser consciente todo el tiempo y agradecida.

Ya sé que hay momentos malos y otros peor que malos, he pasado por ahí, pero no quiero recrearme en ellos.

Tengo a mi lado ese extracto del que hablaba al principio y me atrae desesperadamente, como todo parece ser en la vida de Pessoa, pero me resisto, no quiero dejarme llevar por la belleza de su texto.


He empezado a leer un libro que ha escrito la hija de una chica a la que conozco.
La autora se llama Casilla Sanchez Varela y es hija de Kavara (se ha cambiado el nombre, antes de llamaba Casilla Varela) y Paco de Lucía.
Se titula: “Te espero en la última esquina del otoño”

Es una familia de artistas. 
Su hermano hizo una película sobre su padre y me pareció extraordinaria.

Sobre el libro todavía no tengo una opinión pero me apetece seguir lo que ya es bastante, dado que a veces dejo los libros nada más empezarlos, que es lo que me pasó con “Patria”
Hice un gran esfuerzo para seguir, pero llegó un momento en que no pude soportarlo.

Ya estoy cansada de ETA y de todos los terrores y los horrores.
Prefiero la poesía.







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