sábado, 8 de abril de 2017

DOSCIENTOS CUARENTA







Estaba zapeando para ver si encontraba algo que me interesara y de repente me ha quedado patidifusa.
Me costaba creer lo que estaba oyendo.
He prestado atención y me ha sorprendido lo que tenía lugar en el Congreso de los Diputados:

El señor Rufián, diputado de Esquerra Republicana de Catalunya, dirigiéndose al señor Fernández Díaz, miembro del PP y supernumerario del Opus Dei, dejó de ser ministro del Interior del Gobierno de España el 4 de noviembre del 2016, le decía:

Hasta pronto ganster.
Nos veremos en el infierno (sic)

Reconozco que ha superado mis expectativas.
Creo que ni siquiera en las películas se dicen frases tan rebuscadas y vulgares para insultar a una persona.

Según la RAE, el significado de la palabra parlamentar es:

Hablar o conversar con otra o con otras personas.
Entablar conversaciones con la parte contraria para intentar ajustar la paz, una rendición, un contrato o para zanjar cualquier diferencia.


Una anécdota sin demasiada importancia que me ha servido para reflexionar sobre mis propios problemas.
Miro a los demás para no mirarme a mí y así no recapacitar sobre la incoherencia de mi comportamiento.
Me explico:
Como ya lo he escrito en varias ocasiones tengo sobrepeso.
No es eso lo peor, sino que a pesar de que me molesta saber que peso unos cuantos kilos más de lo que debiera, sigo comiendo como si eso no tuviera relación con mis complejos.
Reconozco que comer me produce gran placer, sobretodo lo que no me conviene, no obstante rechazo las consecuencias de mis banquetes.
No me acepto, no solo porque me veo horrorosa cada vez que me miro en un espejo, sino porque además de la parte estética, noto que mi rodilla se resiente y eso es imperdonable.

Durante una temporada estuve yendo a OA* que se rige por el método de AA* con la diferencia de que en AA* hacen un compromiso diario de no beber durante las próximas 24 horas, mientras que en OA eso es imposible, lo cual dificulta saber donde está la línea roja.
A veces salía contenta y otras veces me daba por comer el doble de lo normal.
Desde que dejé de fumar hace veintiséis años, he tenido problemas de sobrepeso contra lo que he luchado de diferentes maneras, consiguiendo adelgazar hasta encontrarme a gusto con mi cuerpo y haciendo sacrificios con la comida.
Me hacía feliz estar delgada y me compensaba dejar de lado todo lo que me apetecía, empezando por el pan.
Ultimamente me he salido del tiesto y creo que voy a tener que pegar un puñetazo en la mesa y decir:

Hasta aquí hemos llegado.
Ya no valen las quejas ni las excusas.
Tanto para estar bien como para estar mal hay que hacer un esfuerzo.
Ha llegado el momento de poner freno a la incoherencia.
Solo tengo dos opciones:
Aceptarme así o poner remedio.
Me conozco lo suficiente para saber que por mucho que lo intente, jamás me aceptaré con un cuerpo obeso, así que no hay otra solución que hacer algo al respecto.

Hasta aquí hemos llegado.




*OA: Comedores Compulsivos
*AA: Alcohólicos Anónimos


No hay comentarios:

Publicar un comentario