jueves, 27 de abril de 2017

DOSCIENTOS SESENTA







Soy tan influenciable, que a veces hasta tengo miedo de leer algo sobre una película o una exposición, por temor a que influya en mi percepción. 
Sobre todo cuando algo o alguien tiene mucha fama, me cuesta mantener mi propio criterio, por lo que casi prefiero ir sola al cine y a los museos.
Respecto a la lectura, también suelo tener mi propia apreciación aunque ahora tengo puesta mi confianza en Íñigo Larroque, mi profesor de escritura.
Sabe mucho de literatura y sobre todo me aconseja sobre lo que me viene bien leer en este momento que estoy tan entusiasmada con mi diario, por lo que me sugiere lecturas de diaristas, empezando por Montaigne, que, aunque me cuesta sumergirme en sus Ensayos, poco a poco le voy conociendo y cada vez le necesito más.
Tiene tanta cordura y tanto sentido común que a veces incluso me desconcierta.

He tenido suerte porque me he metido en un género al que se dedican grandes escritores y me interesa más leer un buen diario que una novela.

Mi método de abordar el diario quiere ser autobiográfico.
Desde un presente que corresponde a la vida cotidiana, me voy a los recuerdos que vienen a mi cabeza relacionados con mi manera actual de vivir, por lo que además de ser un diario, se convierte en una verdadera autobiografía.
No me atreví a hacerlo hasta que murió mi madre, ya que le tenía tanto miedo y respeto que no me habría sentido cómoda para tratar ciertos temas que son esenciales para ser entendida, porque como decía André Michaux, con quien me identifico bastante:

“Escribo con el fin de dar a conocer una persona que, viéndome, nadie habría podido sospechar jamás que existiera”.

No sé si ese es el único propósito de mi escritura, pero reconozco que me refleja en alguna manera.
Es un hecho que me doy a conocer escribiendo.
Tal vez en el trato con la gente me adapto a las circunstancias y sigo el estilo de las conversaciones, aunque me vea a mi misma haciendo un papel que no corresponde a mi mismidad.
La vida va demasiado rápida cómo para tratar de hablar de lo que en realidad ocupa mi pensamiento.

No obstante, al escribir consigo plasmar en el papel algo que de verdad me describe con el único propósito de expresarme y así comunicarme.






No hay comentarios:

Publicar un comentario