martes, 27 de marzo de 2018

DOS MIL OCHENTA Y TRES







Estoy de acuerdo en que gracias a internet, hoy en día tenemos acceso a la información inmediata y a objetos, que sería difícil que llegaran a domicilio.
No obstante, echo de menos poder hablar por teléfono con una persona a la que pudiera explicar ciertos detalles que no se puedan escribir en un pedido prefabricado.

Gracias a que estoy trabajando mi paciencia, me tomo un descanso, intento distraerme y más tarde haré otro intento.
Pensaré en lo que me decía Jaime cuando me veía desesperada, tratando de conseguir algo durante días y días.
Pasaba por detrás de mi y me veía luchando con el ordenador con la sensación de que no avanzaba.
Mientras mi cabeza parecía un volcán, él me decía tan tranquilo:

Ya te va faltando menos para conseguir lo que estás buscando.

Es verdad.
Sé que si insisto llegará un momento en que con calma y esperanza, se disiparán las nubes y encontraré lo que tanto me está costando.

Ahora se trata de un libro.
No es un libro cualquiera.
Tiene que ser exactamente el que me ha recomendado el profesor de escritura Íñigo Larroque, porque de él me fío.

Hace mucho tiempo que me empeñé en leer los ensayos de Michel de Montaigne, por lo que precipitadamente lo pedí en Kindle sin dejarme asesorar.
Acababa de empezar con las clases de escritura y hasta entonces casi siempre leía los libros en idioma original, si estaban escritos en francés o en inglés.

Me di cuenta de que leer a Montaigne en francés era demasiado difícil, tanto como leer El Quijote original o más.

Pero seguía con las ganas de sumergirme en Montaige.
Al cabo de cierto tiempo yendo a clase, comprendí que me conviene leer en castellano, ya que estoy más verde que los campos del Baztán.

Hace poco, Carmen, una compañera de clase me trajo un libro que se llama “La vida de Montaigne” y me gustó tanto, que decidí que me había llegado el momento de leer el que me recomendara el profesor.

Me mandó un mail impecable con todos los datos de Ensayos escogidos.
Ni por un momento estaba dispuesta a leer ese libro con un traductor que no fuera el que me había aconsejado Íñigo, por lo que llevo varios días intentando encontrarlo en todas las librerías que conozco y otras que estoy conociendo y no hay manera.

Lo peor de todo es que lo había encontrado en PDF y Jaime me ha recomendado que lo lea en el iPad pero ahora, por más que lo intento, ya tampoco lo encuentro.

Lo bueno de este trabajo es que me estoy conteniendo, no me desespero ni pierdo la esperanza.
Soy terca.
Mi padre me decía con cariño:

Eres una cabezuda.






No hay comentarios:

Publicar un comentario