lunes, 29 de mayo de 2017

DOSCIENTOS NOVENTA Y TRES







Empiezo a percibir que mantener la armonía familiar, requiere poner un poco de esfuerzo por parte de todos.
Yo creo que con amor se solucionan todos los problemas, lo cual significa que yo pongo lo que soy capaz para que todo fluya como un manantial.



Ahora cambio de tema, porque creo que los asuntos familiares deben resolverse bien, rápido y a poder ser, sin molestar a los demás.
Cayetano Lacabex, una maravillosa amiga que vive en Munguía y prefiere no verme, solía decir:

“La familia, la sagrada y en un marco”.


He tenido un día ajetreado.
Ayer, sin embargo, no salí de casa y recuperé las fuerzas utilizadas en controlar los nervios que me producen los cambios y las novedades.
Hoy he vuelto a mis obligaciones para dejar todo zanjado y poder entregarme a Odita, que va a pasar unos días aquí.
Tengo intención de dedicarle casi toda mi atención y mi tiempo.
Como ya adelanté en su día, me tiene cautiva.
Cada día pienso más en ella y en las ganas que tengo de disfrutarla, ahora y siempre.

Jamás hubiera pensado que tener una nieta significaría tanto para mí.
La verdad es que cuando me dieron la noticia de que “estaban embarazados” no me hizo ninguna gracia.
Creo que a los hijos se les quiere demasiado.
Incluso mi madre me confesó que había sufrido mucho a causa de sus hijos.
No sé a qué se refería exactamente, pero solo con haber perdido dos hijos de un tiro y una hija que de repente se cayó al suelo muerta, ya es motivo suficiente para que me hiciera ese comentario.

Supongo que también influirían en su dolor, haber perdido un nieto de casi siete años, mi hijo Carlos y una nieta de diez y ocho, de muerte súbita,.

Rosa sin espinas me ha dicho en repetidas ocasiones, que su madre se llevaba un disgusto cada vez que ella o su hermana le comunicaban que esperaban un hijo.

Ahora yo estoy feliz de tener a Odita, de la misma manera que estoy entusiasmada con mis hijos, pero no olvido lo duros que fueron los primeros años, y mucho menos lo que supuso para mí la perdida de Carlos.
Mi vida cambió en segundos.
Me dio fuerza para quedarme embarazada y para separarme.
Era como que solamente escuchaba a mi instinto básico, a mi intuición y nada ni nadie podía interferir en mis acciones.
Me sentía la dueña de mi vida, no era consciente de que a veces hay personas que opinan.

Por eso a veces pienso que cuando era joven y no sabía nada de la vida, solo el destino la marcaba.
Ahora me siento más consciente y responsable de mis actos.







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