martes, 2 de mayo de 2017

DOSCIENTOS SESENTA Y CINCO







Tres días de vacaciones bien aprovechados.
He visto tres películas magníficas.
Bien es verdad que las tres eran tristes, lo cual no me ha impedido sacarles el jugo.
Da gusto ver buen cine.
Y también me gusta ir a Bilbao, en el fondo yo soy de ciudad.
Estoy contenta de vivir en Getxo porque la vida aquí es tranquila, oigo los cantos de los pájaros y no tengo demasiadas tentaciones de salir de casa, ya que es un desierto cultural.
Estando ayer en Azkuna Zentroa, observando el movimiento ambiental y prestando atención a las conversaciones que mantenía la gente a mi alrededor, en varios idiomas, la efervescencia vibraba en todo su esplendor.

Vi Lady Macbeth.
Tremenda película.
Tal vez no sea para todos los gustos, pero reconozco que es un peliculón que me dejó estupefacta.

Salí del cine con ganas de pensar.

He leído varias críticas y observo que casi todos pensamos algo parecido, ni siquiera nos atrevemos a juzgar, desde luego a mi me sobrepasa.

Bilbao me pone contenta.
Me gusta ver gente diferente, caras que no me resultan familiares, hay algo en la atmósfera que me despierta.

No puedo negar que ir al campo y dejarme acariciar por la naturaleza me hace bien al alma y al cuerpo, no obstante mis raíces bilbaínas se despiertan en las ciudades, definitivamente soy una mujer de ciudad a la que le gusta el campo de vez en cuando.

Saqué fotos de las columnas de Philip Stark.

Yo creo que el espacio de la entrada de Azkuna Zentroa está un poco más oscuro de lo apetecido, me pregunto por qué lo habrá elegido así el gran diseñador cuya obra admiro.






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