miércoles, 10 de mayo de 2017

DOSCIENTOS SETENTA Y CUATRO







El seis de mayo del año dos mil diez y siete, escribí en mi diario:

“Por fin he decidido aceptar mi cuerpo.
Ha sido un gran paso.
Mi cabeza ha estado echando humo durante el proceso”.

Era el texto número DOSCIENTOS SESENTA Y NUEVE, hace exactamente cinco días.

Estaba contenta.
Había tomado la decisión adecuada y fui a Zara a comprarme ropa.
Era sábado.

El lunes siguiente, día 8 de mayo, al salir de la clase de escritura me caí y me di un golpe bastante fuerte, aunque tuve la suerte de no romperme ningún hueso, lo que me hizo respirar satisfecha.
Saqué la conclusión, una vez más, de que no me queda más remedio que frenar mis impulsos, e ir despacio por la vida.

Al llegar a casa, magullada pero contenta, me encontré en el portal con una vecinita encantadora, que ha terminado su carrera de nutricionista y ya está trabajando con magníficos resultados.
Charlamos un momento sobre su trabajo y mi caída .

Le conté a Beatriz lo que me había pasado y no me hizo caso, está demasiado acostumbrada a mis caídas.
No conseguí darle pena, por lo que me puse hielo en la rodilla, cené algo y me fui a la cama.

Al día siguiente, martes, o sea, ayer, nada más levantarme llamé a la farmacia donde trabaja María Egusquiza, la nutricionista y pedí hora para consulta.
Me la dieron para hoy, miércoles a las 11:40.

Hemos mantenido una conversación muy interesante, no me he asustado.
Tendré que tener más cuidado con mis vicios y comer más verdura.
Me ha aconsejado que la cocine en la olla a presión, ya que tarda muy poco.

Mi problema con la alimentación no solo se basa en que soy glotona sino en que, como en otros terrenos de la vida, no tengo límites.

Le he contado que de vez en cuando salgo a comer y para esos casos, ha sido estricta:

En esas ocasiones tendrás que elegir, si tomas vino no tomas postre y viceversa.

He salido contenta de la entrevista, todo ha sido fácil y he comprendido que María sabe lo que se trae entre manos.
He quedado en volver dentro de quince días.

Espero ser capaz de cumplir lo que me ha aconsejado.
Es cuestión de encarrilarme, lo he hecho en otras ocasiones y lo he conseguido.

Sé por experiencia, que cuando se afronta un problema, el temor desaparece.
A ver si soy capaz de tener voluntad.
Recordaré el título de mi libro:

El esfuerzo precede a la satisfacción.





No hay comentarios:

Publicar un comentario