martes, 31 de marzo de 2020

TRES MIL SETENTA Y CINCO









Hoy he visto una película maravillosa: "Maudie, el color de la vida" basada en hechos reales. 
Me ha encantado.
Tranquila, serena, amorosa y tierna. 
Casi sin diálogos pero todo lo que se dice tiene sentido.
Veo gran diferencia entre las películas realizadas por mujeres, tienen algo especial que jamás se puede encontrar en las filmadas por hombres.
Yo soy feminista en el sentido de que considero imprescindible que tengamos los mismos derechos pero es un hecho innegable que somos muy diferentes. 
En esta magnífica película de la directora irlandesa Aisling Walsh se ve con delicadeza cómo dos personas aparentemente muy diferentes pueden llegar a quererse y entenderse como solo los enamorados lo consiguen.
Me gusta sentirme identificada con los caracteres de las películas.
La protagonista de Maudie no solo es coja como yo sino que además pinta con una vocación extraordinaria y consigue la fama y el éxito sin salir de su casa. 

Cada vez me interesan más la obra de las mujeres. 
Es lamentable que hayamos estado tan reducidas al papel de esposas y madres que llevamos siglos de retraso y ahora, aunque parece que empezamos a ocupar puestos de responsabilidad, es tan opuesto nuestro modo de organizar la vida que tardará un tiempo en llegar ese momento esperado en el que seamos las mujeres las que organicemos el mundo.








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