miércoles, 4 de marzo de 2020

TRES MIL CUARENTA Y NUEVE










Mattin me ha echado dos broncas serias:
La primera porque le he contado que mañana, que es mi cumple había reservado una mesa en el chino nuevo de Algorta para ir con Carlos Alber y me ha dicho que cancele la reserva, que es mejor no ir a ningún chino, que en Berlín están todos vacíos.
Así que he cambiado de idea, ya he hablado con Carlos que me ha propuesto ir al Marítimo pero le he dicho que no, que iremos al nuevo vegetariano La Mandragora, que tiene nueva cocinera.
En el Marítimo puedo encontrarme con gente que conozco y no me resulyta agradable decirles que no me besen porque tengo las defensas bajas.
También me ha reñido un poco porque le he contado que Jaime me dio besos ayer, después de haber pasado por Singapur y Múnich, dos sitios a su entender, muy peligrosos, me ha recordado que mi caso es de vida o muerte y que no se lo va a comentar a Lisa porque no le entraría en la cabeza.
Los suecos son muy conscientes, no juegan.
También me ha dicho que me lave las manos todo el tiempo, un minuto mínimo.

La tercera bronca estaba relacionada con el disco duro.
Me ha hecho recapacitar.
Dice que un artista que respeta su trabajo necesita tenerlo metido en un disco duro físico, que la nube puede fallar.
Yo siempre he tenido problemas con el disco duro, no sé si me mentían o era un tema que me resultaba demasiado extravagante pero el resultado es que me harté y el único que tuve era tan desagradable que me deshice de él.
Era como tener un ladrillo de hierro al lado del ordenador que no sabía cómo utilizarlo.
En algunas cosas Martín y yo somos muy diferentes.
Tal vez yo no me respeto como artista porque no tengo seguridad en mí misma, o por lo menos no la suficiente.
Me resultaba incómodo  tratar con los galeristas que solo se les veía contentos cuando vendían mis cuadros.
Ahora casi no vendo nada pero por lo menos vivo tranquila, prefiero ser pobre sin pasar malos ratos.
No me apetece nada cancelar la reserva del chino, pero tampoco quiero arriesgarme, lo del coronavirus está cambiando el mundo.
Y la bolsa está bajando por momentos, no sé a donde vamos a llegar...










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