Medio recuerdo una frase monjil, tal vez de la época de santa Teresa o de cuando estaba interna en Santa Isabel, Madrid, que me viene a la cabeza en esta época de mi vida en la que la vida me lleva sin que yo decida hacia dónde.
Era algo así como que "cada día tiene su afán".
Resulta antigua pero es como vivo mis días desde que Lleve el ordenador al soporte técnico.
El ordenador ocupa un puesto preferencial en mi agenda cotidiana.
Si no fuera porque la leucemia brilla con luz propia, solo con pronunciar la palabra todo desaparece, se doblega ante ella, incluso el dolor y la inmovilidad que me produce la rodilla.
Pues bien, mientras iba a Cruces para la quimioterapia mi humildad llegaba a tales extremos que hasta llegué a disfrutar viendo buenas películas en el iPhone.
Ahora, no obstante, el iPhone me parece un juguete.
El iPad me resulta incómodo a pesar de que empecé Chernobil, recomendada por Beatriz y Mattin y me estaba gustando pero no me resulta incómodo tenerlo que sujetar.
Así que, aparte de leer y escribir, solo me queda la televisión si deseo algo pasivo, pero siento una especie de rechazo, nada me apetece menos que apretar el botón y ver programas de concursos o de gente con mascarilla hablando del coronavirus.
Acaba de llegar Jaime de Bali, vía Singapur y Múnich y me ha contado que les tomaban la temperatura y al que tenía mas de 37 le retenían.
También tengo interés en la radio pero hasta las 10 de la noche no empieza Hora 25 que es uno de los programas que me gustan con Pepa Bueno.
Después de comer he escuchado un ratito a Julia Otero que ha recomendado un libro del que he leído el principio y no me ha interesado absolutamente nada.
Autora: Anna Pacheco
Título: Listas, Guapas, Limpias
Está bien esa posibilidad de poder leer un par de capítulos porque en seguida me doy cuenta de que no es mi estilo.
A estas horas poco puedo hacer porque hasta los de Apple que son los que más tiempo dedican a su trabajo, se retiran.
Me encanta hablar con los de Apple, casi todos son latinos, tienen paciencia, son educados y no hacen que me sienta demasiado torpe.
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