sábado, 21 de marzo de 2020

TRES MIL SESENTA Y SEIS












He visto una película muy bonita pero no soy capaz de recomendarla porque tal vez no todo el mundo sienta la misma debilidad que yo por las voces blancas*.
Gracias a una tía monja de las Mercenarias Misioneras de Bérriz, tuve la oportunidad de asistir a un concierto de voces blancas con el que me encontré sin buscarlo en el convento donde viven las monjas, en pleno monte, un día que caí allí para visitar a la tía Pepín, hermana de mi padre.
Me emocioné de tal manera que desde entonces, no pierdo la oportunidad de escuchar un buen coro de voces blancas.
La película que me ha deleitado hoy sábado por la mañana, se llama El coro.
La vi en su día y me impresionó tanto como hoy a pesar de que el argumento no tiene interés, son los voces blancas las que me tocan el corazón.
Habiendo recordado algo que tanto me alegra, he buscado alguna película que trate el mismo tema y he encontrado Les choristes, que seguro me va a gustar más todavía.
Además es francesa y como ya lo he mencionado en otras ocasiones, la cultura francesa me encanta, así que tengo entretenimiento asegurado.
Todas las películas basadas en buena música me chiflan ¿por qué no harán más?
La última que recuerdo, que no solo me encantó sino que además me hizo llegar hasta el llanto contenido fue Bohemian Rhapsody, sobre la vida de Freedie Mercury y el grupo Queen.




*
Se denomina voz blanca o voz infantil a la voz musical de los niños y niñas antes de su pubertad. Una laringe infantil es más corta que la de una mujer, y mucho más que la de un varón, por lo que las voces blancas son muy agudas.





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