miércoles, 30 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO VEINTISIETE

 





A veces tengo la suerte de encontrarme con algo que me interesa al encender la televisión en las horas de las comidas que es cuando utilizo ese recurso que me hace compañía. 

Hoy he tenido suerte, una chica joven, catedrática de Filología y Lengua Española en la universidad de Sevilla, ha escrito un libro llamado "El árbol de la lengua" en el que explica, entre otras materias, de donde viene la ortografía y por qué es importante.

No he leído el libro todavía, solo he escuchado con interés lo que Lola Pons decía y ha acaparado mi atención al instante.

Mi madre daba gran importancia a la ortografía, así como las monjas en los colegios donde estudié, por lo que yo también pertenezco a ese grupo de personas pedantes que valoran la palabra correcta tanto hablada como escrita.

Decía en perfecto castellano con un ligero acento andaluz, que una manera de aprender ortografía, tal vez la más directa, es leer, lo mismo que dice Larroque, mi actual profesor de Escritura.

Antes de asistir a las clases de Escritura y de dedicarme a escribir, leía en el idioma original por principio, si se trataba de inglés o francés, lo cual me mantenía más enfocada en esos idiomas, no obstante Íñigo me convenció de que era preciso que leyera todo en castellano teniendo en cuanta al autor de la traducción.

Al principio me costó hacerlo porque tanto el francés como el inglés son idiomas que me encantan y pensé que me perdía algo precioso al permitir que hubiera un intermediario, no obstante ya había tomado la difícil decisión de profundizar en el castellano que es mi idioma natural.






martes, 29 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO VEINTISEIS

 




Cuando me preguntan por mi trabajo como pintora como si todavía estuviera en activo, algo en mí se revuelve, no quiero hablar de ese tema, pertenece al pasado y no me apetece recordarlo, a pesar de que empecé con mucho ímpetu y puse todo el entusiasmo del que fui capaz, no obstante poco a poco me decepcionó o me decepcioné yo misma; no lo sé ni me importa, aquello ya pasó.

Ahora estoy en una línea de humildad.

No he perdido la confianza en mí misma, sigo pensando que soy creativa, pero mis ambiciones están enfocadas en asuntos que me hacen más feliz, ya lo he comentado en otras ocasiones, me refiero al conocimiento de mi misma, lo cual requiere toda mi atención, no puedo descuidarme intentando descifrar el porqué de lo que sucedió.

Escribir me ayuda a poner orden en mis ideas y publicar mis diarios es una responsabilidad que me obliga a hacerlo con valentía, intentando ser veraz, lo contrario sería una pérdida de tiempo y de respeto a los que me siguen y a mí misma sobre todo.

Estar en contacto con las personas que leen mis textos, que me apoyan y me animan, tiene una importancia capital en mi vida, está relacionado con la comunicación, yo soy extrovertida, me gusta relacionarme con la gente y considero que la Escritura es un medio de expresión que va con mi carácter.

No voy a negar que me guste hablar, pero las palabras se las lleva el viento, es más superficial y está condicionado por el contexto, mientras que escribir es un ejercicio solitario que exige precisión, no divago cuando escribo, eso lo dejo para las conversaciones sin propósito.

Escribir un diario es mi placer y mi terapia, mi tarea cotidiana la cual, entre otras cosas, me ayuda a mejorar mi castellano que tanto me complace.





lunes, 28 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO VEINTICINCO

 





Tengo la costumbre de publicar mis fotos en Twiter añadiendo una frase que pueda resultar interesante y de paso aprendo y recuerdo maneras de ser mejor.

Hoy he recurrido a Lacan y como me hacía pensar demasiado y no tengo la cabeza ligera, me he ido a Guillermo Borja, cuyo libro "La locura lo cura" me gustó tanto en su día, que no solo lo volví a leer, sino que lo recomendé a personas que me lo agradecieron.

Quería tranquilizarme porque mañana tengo que ir al hospital de Cruces para que me hagan una absorción de médula, que no es nada del otro mundo, excepto que del resultado depende la curación de la leucemia. Ya me han hecho algunas y en principio no me hacen mucho daño, es aguantable.

Podría, debería estar tranquila pero me notaba nerviosa, necesitaba algo que me calmara porque hasta me sentía medio enferma y he tratado de achacarlo al cambio de temperatura, he puesto la calefacción, aún así ha tenido que ser la lectura de algunos párrafos de Guillermo Borja lo que me ha ayudado.

Me he deshecho de muchos libros interesantes, sin embargo me ayuda más ese libro que todos los de autoayuda que tenía en mi biblioteca antes de vaciarla.

Ha tratado con muchos psiquiatras, psicólogos y terapeutas pero jamás me han recomendado "La locura lo cura" y cuando lo he mencionado, no solo no lo conocían, sino que tampoco mostraban interés en hacerlo.

¿Por qué habrá tanta distancia entre al paciente y el terapeuta?

¿Por qué parece que la autoridad está en el terapeuta y el paciente es como un mendigo?

Me cuesta entenderlo, en realidad solo son roles que pueden intercambiarse según las circunstancias.

Tenía razón Calderón de la Barca en su obra "El gran teatro del mundo".












domingo, 27 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO VEINTICUATRO






Distimia: es un tipo de trastorno del estado de ánimo, donde la persona experimenta síntomas depresivos crónicos, de duración superior al año en el caso de niños y adolescentes, y a dos años en los adultos. Se considera que tiene un inicio temprano si se presenta antes de los 21 años y tardío si es posterior.

AsteniaDebilidad o fatiga general que dificulta o impide a una persona realizar tareas que en condiciones normales hace fácilmente.


Tal vez debiera de protestar pero ni siquiera sé por dónde empezar.

Cuando empecé a sentirme un poco mejor y ya pude conducir me di cuanta de que un problema que podría resolver mis salidas de casa para tomar el aire y disfrutar más de la vida  sin temor a cansarme demasiado, sería poder aparcar en los espacios destinados a los descapacitados por lo que empecé a hacer las gestiones pertinentes ayudada de un amigo, Manolo Boado, a quien hacía poco le habían concedido el permiso para hacerlo y estaba encantado.

Seguí sus consejos y fui consiguiendo todos los papeles que se requieren y cuando ya estaba esperando a que me dieran cita para entregarlos en la Diputación de Bilbao, acompañada de Manolo que se había prestado a llevarme porque él tenía solucionado lo de aparcar, me llegó una carta de la Diputación en la que me decían que mi discapacidad no era suficiente para necesitar ese permiso. 

Parece ser que les había llegado el informe de Osakidetza en el que pone que mis patologías me ocasionan astenia pero ellos confundieron la astenia con la distimia y dieron por hecho que eso no presenta dificultades de movilidad.

Me siento impotente ante la dificultad de empezar a dar los pasos necesarios para aclarar el entuerto. 

No tengo fuerza para volver otra vez a las llamadas telefónicas y los impedimentos que me ponen debido a la Covid19 que les ha hecho cerrar la oficina y trasladarla a otro lugar del que no me dan razón porque ni ellos lo saben.






viernes, 25 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO VEINTITRES






 Ayer tuve un día tan intenso que casi no podía dormirme, por la alteración de tantas cosas como me habían sucedido sin salir de casa.

Me ha cambiado tanto la vida en todos los sentidos, tanto tanto tanto, que yo también he cambiado y a veces no me reconozco.

Lo bueno de todo, lo mejor, es que estoy más tranquila y eso es estupendo, tengo problemas con los nervios y poder controlarlos a base de desarrollar la paciencia, ha sido un gran paso. 

Pues bien, para empezar la tarde vinieron a casa los de Subastas Bilbao XXI que venden mis cuadros, me dieron dinero y se llevaron más cuadros para mostrarlos en la próxima subasta.

Inmediatamente me compré un ordenador nuevo.

Considero imprescindible en mi actual andadura tener los mejores dispositivos, hasta tal punto que estuve mirando un iMac profesional, pero hubiera sido ridículo encargarlo porque no entendía nada da nada de lo que ofrecía; ya había mantenido una conversación extensa sobre el iMac que me convenía para mis trabajo actual que está basado sobre todo en las fotos, así que fue rápido y nada pesado.

Paso muchas horas delante del ordenador, no solo por mi trabajo sino también porque tomo clases online de macrobiótica, de electrónica y de escritura, además del voluntariado que es el que más me interesa del que no puedo hablar porque es confidencial.

A las siete tuve la clase de Escritura que por fin la hicimos con Zoom y resultó muy bien.

Al profesor le gustaría que nuestro nivel de lectura fuera más alto, pero yo no me siento capaz de leer lo que él nos recomienda, como por ejemplo " La escritura en un junco" del que leyó él mismo unos párrafos y no me enteré de nada, tenía la sensación de que estaba leyendo a los griegos de quienes tanto hablaba Oteiza y otros grandes lectores pero yo, aunque me de vergüenza, reconozco que cuando me metí en la cama leí con interés el último libro de Jimmy Jiménez Arnau.






miércoles, 23 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO VEINTIDOS

 





Tuve mucha suerte cuando estando en la parte más difícil de la quimioterapia, mi amiga Begoña Zabala Aguirre que ya en otras ocasiones me había ayudado en momentos de enfermedad, me sugirió que investigara a la Jueza Ruth Bader Ginsburg que había pasado por varios cánceres en su agitada vida  de trabajo imparable para defender los derechos de las mujeres y había salido victoriosa.

Desde que vi su aspecto físico me enamoré de ella, noté su carisma y su poder y hoy, al ver el documental RBG, me he emocionado y he recordado ese país en el que pasé unos años maravillosos y que sigo amando a pesar de algunos de sus mandatarios.

Considero que ser feminista es una obligación para todas las personas que deseamos mantener nuestra  dignidad a flote, sin excluir a nadie por sexo, raza, cultura, religión o ideología política.

Todo lo demás es respetable excepto la violencia y el trato que en demasiadas ocasiones se sigue dando a las mujeres, es pura violencia.

No tendríamos que estar en pie de guerra para defender nuestros derechos a ser tratadas como seres humanos, es lo que somos y por tanto lo que nos merecemos.

Murió el 18 de septiembre, hace solo unos días y la sentí de una manera especial porque se va a notar su ausencia .

Si las personas que queremos ser libres por encima de todo no luchamos unidas, los que tienen pensamiento esclavistas pueden ganar la batalla y conseguir que perdamos los pocos privilegios que vamos consiguiendo poco a poco gracias a personas con la Jueza RBG.





martes, 22 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO VEINTIUNO

 


 





Hace años no quería ver la televisión, me parecía enfermizo así que me deshice del aparato y durante mucho tiempo no sabía cómo eran los políticos de los que hablaban en la radio.

Cuando murió mi exmarido mis hijos trajeron los televisores que había en su casa y me dieron los que ellos tenían en sus cuartos, me quedé con uno y las demás se los regalé a dos amigas que todavía tenían aparatos antiguos de los que ocupaban mucho espacio por detrás.

Seguí sin ver la tele excepto para que me hiciera compañía mientas comía, no obstante para enterarme de las noticias y para entretenerme seguía prefiriendo la radio.

Ahora me he acostumbrado a no salir de casa, me molesta tanto la mascarilla que lo evito siempre que puedo, lo cual significa que poco a poco, casi sin darme cuenta me he ido acostumbrando a ver algunos programas y me entretengo con personas a las que parece que conozco de toda la vida, me voy enterando de sus trayectorias vitales y me doy cuenta de que al no estar casada ni nada parecido, mis problemas se han simplificado.

En casa solo discuto a veces con Jaime porque ambos tenemos ideologías diferentes en unos cuantos temas, el gastronómico, el político, el literario y algunos más que no recuerdo, tal vez él no quiera conocerme del todo pero insiste en convencerme de cosas en las que tengo una opinión muy concreta, totalmente opuesta a la suya.

Lo bueno que tenemos ambos es que aunque estemos en desacuerdo no nos guardamos rencor.

El caso de Beatriz es más difícil porque casi no me habla, ni siquiera me dice hola y adiós y sin embargo de repente, sin saber por qué motivo se pone seria y parece enfadada.

Lo malo de que no explique la razón de sus modales es que al no saber qué es lo que le ha molestado no puedo arreglarlo, los Géminis tienen dos personalidades por lo que es difícil saber con cual de las dos me voy a encontrar, el aire y el agua no mezclan bien. 

Lo bueno de conocer un poco el funcionamiento de los signos del horóscopo es que nos ayuda a entender y por consecuencia aceptar los comportamientos de las personas con las que nos relacionamos.








domingo, 20 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO VEINTE

 






Como todos los domingos a las tres de la tarde, he escuchado con auténtico deleite el programa "La estación azul" 

que trata de Literatura de la buena y hoy, como no podía ser de otra manera, han comentado la exposición que han

 inaugurado en Madrid sobre el autor vallisoletano Miguel Delibes.

He recordado que habiendo pasado tres meses en el hospital de Cruces con la pierna rota por cuatro sitios a causa

de un accidente de moto, llegó un momento en que me dejaban salir a dar una vuelta por el pasillo en una silla de 

ruedas y así conocí a Elvira Allende, con quien conversaba muy a gusto. 

Ella se había roto la cadera y uno de sus temas predilectos era hablar de Delibes que era su escritor favorito, 

cantaba las alanbanzas de tal manera que cuando volví a mi casa en seguida quise conocerle y la primera conexión

que tuve con él fue a través de la película basada en su libro "Los santos inocentes" que me impresionó tanto,

que hace poco tiempo se la recomendé a mi hijo Mattin que todavía no la había visto  a pesar de ser un 

gran cinéfilo.

Jesús Marchamalo, escritor asiduo en el programa de la radio que tanto me interesa ha comisariato la exposición con la ayuda de un 

buen equipo en el que se encontraban los hijos de Delibes y otras personas que conocen muy bien su obra.

Daba gusto oírle hablar en un perfecto castellano de su relación con Delibes, así como de lo fácil que le había 

resultado organizar la exposición ya que Delibes conservaba con esmero todo lo que le ayudaba en su trabajo.

Escribía siempre a mano y guardaba todos los borradores y las notas que le habían ayudado en la investigación para 

sus novelas, sobre todo la última "El Hereje" en la que se veía que había hecho un gran trabajo de búsqueda

a pesar de ser ya octogenario.

Marchamalo ha vuelto a despertar en mí el interés por Delibes y al leer en el ordenador lo que opinan de su trabajo 

otros escritores que no le alaban tanto, he comprendido que era demasiado sencillo, no tenía pretensiones barrocas

lo cual aumenta mi interés..

Tenía yo un amigo de Valladolid que hablaba muy bien el castellano, Santi Corzo, ya se sabe que allí todos hablan 

muy bien, hasta tal punto que por ejemplo, cuando decía que viajaba mucho para ir a las conferencia de Prem 

Rawat, él me enseñó que en ese caso, lo que yo hacía no era viajar sino desplazarme.

Me encanta que me enseñen esas pequeñeces que me obligan a pensar y a distinguir que existe algo mejor que lo 

bueno: la excelencia.












sábado, 19 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO DIECINUEVE

 





El tema de las redes sociales me afecta de cerca porque he visto como mi hijo el pequeño lo pasaba mal por no poder controlar a su hija de diez años, Odita, a quién tras haberlo pensado mucho había permitido que su madre le regalara un iPhone X, que hizo las delicias de la niña que empezó a manejarlo con gran destreza ya que a los dos años ya tuvo su propio iPad.

Desde entonces no ha dejado de utilizar todos los dispositivos que caían en sus manos, empezando por mi propio ordenador que le dejaba cuando no lo estaba utilizando yo misma.

Empezamos a hacer videos juntas pero pronto quiso ser ella no solo la protagonista que ya lo era cuando yo era la directora y guionista, sino que pronto empezó cambiando su papel, inventando frases ingeniosas y convirtiéndose en la dueña y señora de todo lo que estuviera relacionado con la informática y eso sin saber lo que significa esa palabra.

Mi opinión solo era válida cuando se trataba el tema de dibujos a lápiz o rotulador.

Reconozco que la niña tiene talento y seguridad en sí misma, tanto que me llegó a decir:

Abuela, tu eres moderna pero yo soy más.

No me quedó más remedio que callarme porque era la pura verdad, ella no solo es moderna en cuestiones de redes sociales sino en moda, baile, maquillaje, música, idiomas, viajes y supongo que en otros temas que yo ni siquiera conozco.

Ya desde la última vez que estuvieron aquí ella y su padre, a principios de verano, pude comprobar que lo que realmente le interesaba era estar en su cuarto, sola con el iPhone X.

Miraba mi iPhone 11 Pro Max con deleite, mi ordenador dejó de interesarle y pronto descubrí que mantenía conversaciones telefónicas con los niños de su clase.

No quería ir a la playa ni a la piscina ni hacer los planes que antes tanto le habían gustado con su tía Beatriz. 

Su cambio fue radical.

Yo estaba a gusto con ella, más que nunca, ambas salíamos juntas, le gustaba hacer los planes que me divierten, ir a la peluquería, la manicura, shopping, además de sueco, alemán y castellano también habla algo de inglés.

Comíamos en restaurantes chinos o en el vietnamita de Las Arenas.

Al volver a Berlín sus padres se dieron cuanta de que se había convertido en una adicta por lo que tomaron la decisión inquebrantable de quitarle el móvil y dejárselo solo para mensajes y wasaps. Parece que ha reaccionado muy bien, ha vuelto a ser la niña maravillosa que era antes cuando quería y con quien le daba la gana, no olvidemos que es muy mimada y caprichosa y sus padres no saben qué hacer.

No me extraña, yo tampoco sabía educar a mis hijos, lo único que tenía claro es que jamás les educaría con la rigidez que lo hicieron conmigo.

He contado todo esto porque tras pensármelo bastante hoy he visto el documental "El dilema de las redes" que me lo había recomendado una amiga que vive en Los Ángeles y suele estar a la última.

Me ha alterado un poco, supongo que tendré que digerirlo.





viernes, 18 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO DIECIOCHO







Decía Jung que la depresión se cura con humildad y yo estoy de acuerdo con él.

Mientras veía la película Coda y disfrutaba de la música y notaba cómo el neurótico protagonista me estaba sacando de quicio, me iba dando cuenta de que me cuesta mucho estar con personas que tienen problemas mentales porque yo misma, que he estado cerca, muy cerca de esos submundos, también me sentía el centro del universo. 

No quiero volver a esos tiempos, aunque me viene bien una simple ojeada para sentir gratitud por lo bien que me siento ahora, libre de esos estados tan plenos de sufrimiento.

Vuelvo a la película.

No se la recomendaría a nadie a pesar de que he estado muy atenta porque la música me embriagaba y se supone que el protagonista, Patrick Stewart era uno de mis actores favoritos, no obstante reconozco que es aburrida, que el guión es flojo y que hay que ser muy fanática del piano para soportarla.

Además me ha hecho pensar en mí y en ese asunto que tengo pendiente con las personas que tienen sed de conocimiento, de poner claridad en sus desquiciadas mentes y son incapaces de reconocerlo.

También he pensado una vez más en la importancia de la fuerza de voluntad, necesaria para vivir en el camino que cada uno se ha trazado y en cosas de ese estilo que tan relacionado está con saber por qué nos dedicamos a lo que nos dedicamos.

En un momento de la película el pianista le pregunta a la chica:

¿Por qué escribes? 

Y ella contesta:

Me ayuda a poner orden en mis ideas, me ayuda a conocerme.

He recordado que eso mismo me preguntó mi profesor Larroque el jueves pasado y le contesté lo mismo, pero él, no satisfecho todavía, me preguntó:

¿Para quién escribes?

Y yo, sin dudarlo ni un ápice de segundo le contesté:

Escribo para mí.

Habría mentido si no hubiera contestado exactamente lo que contesté.











jueves, 17 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO DIECISIETE

 





Hay en mi mesilla lectura más que suficiente para llenar todos los agujeros de mi intelecto que permanecen vacíos y tenía la casi promesa de no empezar un libro nuevo hasta completar mis deberes, no obstante ante la recomendación de dos amigos con cuyos gustos me identifico bastante, he seguido el consejo de Oscar Wilde:

La única manera de librarse de las tentaciones es caer en ellas.

Se trata del libro de Benjamin Moser sobre la Vida y obra de Susan Sontag.

Lo que definitivamente me ha convencido para dejarme llevar ha sido el pequeño detalle de saber que Susan Sontag supo desde muy joven, no solo que quería ser una escritora famosa sino que le darían el premio Nobel. En esto se equivocó, no lo consiguió.

Me ha recordado que yo también supe desde muy joven que quería ser pintora, pero mis ambiciones eran mucho menores; no puedo olvidar que estando en Madrid con mi madre comprándome zapatos en Pascuala, una afamada zapatería infantil en la que yo con mis trece años consideraba fuera de lugar para mi edad, me quedé pensativa mirando un cuadro horroroso de los que hasta yo que no entendía nada de pintura me daba cuenta y me vino a la cabeza el siguiente pensamiento:

Con tal de ser pintora me conformaría aunque fuera mala.

Así que mis comienzos y mi seguridad en mí misma poco tenían en común con Susan Sontag.

Escribió en su diario el siguiente diálogo:

¿Siempre consigues lo que te propones?

Sí, el treinta por ciento de las veces.

Entonces no siempre consigues lo que te propones.

Sí que lo consigo, el treinta por ciento es siempre.

Somos tan diferentes que inmediatamente me he interesado por su signo y es normal que ella piense así siendo Capricornio, un signo que se caracteriza por su estabilidad y persistencia para llevar a cabo sus proyectos que nunca abandonan.

Me interesa el libro, me interesa su vida y también su experiencia, ya que murió de leucemia.

Su biógrafo, Benjamín Moser, leyó más de cien volúmenes de su diario que empezó a las trece años.







miércoles, 16 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO DIECISÉIS










A medida que me voy conociendo me doy cuenta de que he nacido con vocación de aprendiz.
Adoro aprender, desde lo más insignificante hasta lo definitivo.
Estoy hambrienta de sabiduría, por eso, dedicarme a practicar el conocimiento de mí misma llena mi vida de sentido.
Es mi propósito y tiene la gran ventaja de que se puede aplicar a todas mis acciones.
Hoy, por ejemplo, tenía un rato para hacer fotos antes de la clase de Pilates y hacía un tiempo espléndido, me encanta que el cielo esté azul y la luz diáfana.
Me ha apetecido ir a la zona de Las Arenas en la que, pasado el puente colgante, se ve Portugalete, justo donde se pude pasar la ría en bote.
Se le sigue llamando bote porque hace muchos años, cuando yo era pequeña y veraneaba con mis padres en Santurce, era un bote de verdad, es decir con remos, no obstante ahora hay gasolinos que hasta tienen salvavidas para casos de emergencia. 
Es una zona agradable, se puede aparcar con facilidad y el muelle de Portugalete desde Las Arenas resulta bonito, tiene un encanto especial, no olvidemos que Portugalete es una villa fundada en 1322 por doña María Díaz de Haro, declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Al pasar las fotos al ordenador para editarlas he observado que se le puede sacar mucho partido a esa zona aparentemente poco aprovechada. 
Hay bancos y el único problema es que por la mañana el sol da de frente y para jugar con las luces y las sombras no resulta adecuado, pero es un lugar con muchas posibilidades que tendré que ir descubriendo poco a poco, teniendo en cuenta los cambios de la luz.
No me extraña que bastantes pintores hayan cambiado los pinceles por la cámara de fotos. 









martes, 15 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO QUINCE










Estoy tan enamorada de las palabra, que me he emocionado casi hasta las lágrimas al leer el Manifiesto poético de Dylan Thomas.
Me he sentido identificada y he agradecido a la vida que me haya obsequiado con esta pasión desbordante por la Escritura, que nada tiene que envidiar a la que tenía con la Pintura desde la infancia.
Antes de que se me rompiera la pierna ya me iba dando cuenta de que las criticas sobre mi trabajo no eran suficientes.
Tenía la humilde percepción de un amante que no es correspondido en la misma medida.
Aún así insistí e insistí.
Recuerdo que antes de irme a Los Ángeles me dedicaba a pintar rayas, solo rayas azules y blancas, grandes y pequeñas y tan obsesionada estaba con las rayas, no olvidemos que ya llevaba años pintando los toldos de las playas de Ondarreta y Zarauz, que más tarde derivaron en abstracciones por lo que no es de extrañar que siguiera con ese tema que, incluso hoy en día, acapara mi atención.
Me fui a Deauville, llevaba tiempo queriendo experimentar lo que esos toldos redondos como los de Biarritz provocaban en mí y a pesar de que reconozco que me entusiasmaron y que saqué muchas fotos, nunca los pinté, no eran de rayas sino de colores planos.
Ahora que vivo sumida en palabras, pocas pero estudiadas, disfruto aprendiendo el significado de una tilde diacrítica, no echo de menos lo que el estudio del constructivismo ruso suscitó en mí, ni la alegría que me producían mis inauguraciones.
También me gustaba escribir manifiestos como el de Dylan Thomas cada vez que cambiaba el tema de mi trabajo, ese era mi contacto principal con la escritura y asimismo cuando empecé a hacer blogs y escribía metatextos para explicar una foto.
Ahora soy feliz con todo lo que está relacionado con la palabra, aunque reconozco que sufro cada vez que alguien transgrede las normas gramaticales, lo cual ocurre a menudo.

















domingo, 13 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO CATORCE










Al leer la crítica de Luis Francisco Pérez sobre la obra de Elena Asins que se expone en la galería Elvira González de Madrid especializada en artistas contemporáneos, me he sentido tan identificada con los sentimientos que expresa comparándolos con lo que siente cuando escucha a Glen Gould interpretando las Variaciones Goldberg de Bach, sobre todo la número 25 que me ha creado un revoltijo de sensaciones que necesito ordenar porque ha mezclado temas que me fascinan y me llevan a momentos interesantes de mi vida.
Ahora tengo un totum revolutum  que debo ajustar inmediatamente para lo que me ayudaré de la escritura, pieza fundamental en mi actual situación, ya que la he elegido como modo de expresarme y así comunicarme.
Me he interesado por saber directamente lo que opina  el pianista chino Lang Lang sobre la Variación 25:

 Para tocarlas se necesitan dos cerebros

Añade:

Bach es el remedio para estos tiempos difíciles*

Ambos pensamientos desdramatizan en alguna medida lo que había empezado a sentir.
Al mismo tiempo recuerdo a la artista navarra y el impacto que supuso para mí conocer a un ser tan especial.
Noto que me excito.
Pongo la entrevista que le hizo Begoña Zulueta a Elena Asins en el año 2013, dos años antes de su muerte.
La escucho fascinada y me sorprende que cuando Begoña le pregunta si Oteiza le influyó, ella no solo lo niega sino que dice tranquilamente que cree que fue ella la que influyó en Jorge.
Todas las personas con las que me estoy encontrando y los temas que tocan están siempre vivos en mis pensamientos, forman parte activa de mi vida.
Me alegra que el texto de Luis Francisco haya sido capaz de despertar en mi tantas sensaciones que estaban adormiladas, me siento mucho más viva e inspirada, llena de fuerza. 
He ahí la importancia de compartir la información.
Yo escribo por eso, porque necesito compartirme, expresarme, comunicarme y lo hago muy a gusto desde un buen ordenador.
Por eso estoy tan contenta de pertenecer a esta época en la que todos podemos comunicarnos con todos, solo es cuestión de tener buenos dispositivos y aprender a utilizarlos.







*la entrevista está publicada el 11/09/2020, antes de ayer







viernes, 11 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO TRECE










Por fin ayer tuve la primera clase de Escritura online.
Me costó entrar porque he perdido el ritmo de Skype, ahora me arreglo mejor con Zoom, espero que el profesor lo cambie.
Disfruté muchísimo a pesar de que no me veía en la pantalla y de que la calidad de los demás no era buena pero eso es lo de menos, lo importante es estar con los compañeros y escuchar sus textos.
Dos de las chicas son criminólogas.
Conocí hace tiempo a una criminóloga de Vitoria, hermana del artista plástico Juan Luis Moraza y me impresionó, es una profesión de la que hasta entonces solo había tenido referencias a través del cine y la literatura.
Echaba tanto de menos esas clases que elevan mi espíritu y hacen que me sienta en mi elemento que pensé que nunca volverían pero me equivoqué, ya están en marcha y solo hace falta que el profesor se familiarice con Zoom y volveré a experimentar esos momentos deliciosos en donde la literatura y la poesía brillan con todo el esplendor.
Una de las criminólogas a la que había conocido en clase cuando tenía diez y seis años, ayer tenía veintitrés y leyó un texto biográfico muy personal con una fuerza y una madurez que me sobrecogió, me hizo sentir algo especial que trasmite la lectura cuando no ha pasado por los filtros convencionales.
Yo leí la entrada de mi diario del día seis de septiembre en la que hablo de que descuidé la pintura por la que tenía una vocación apasionada para ocuparme de mis hijos.
Como de costumbre me alabaron lo cual aunque me halaga no me satisface porque yo sé que mi escritura es muy simple, corto mi vocabulario, carente de metáforas y todavía por más que me esfuerzo no consigo que las palabras bailen al son de una música imaginada.
Me gustaría que el profesor me exigiera más.











jueves, 10 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO DOCE









Cuando ya pensaba que mi carrera de pintora estaba olvidada y enterrada cual la momia de Ramsés* de repente, me han comunicado que el museo San Telmo de San Sebastián ha comprado mi obra Homenaje a Daniel Buren que consta de cuatro piezas pequeñas inseparables.
Parece ser que están preparando una exposición dedicada a las pintoras vascas.
Aunque ya han pasado mi video_performance Desde el anonimato en otros museos, nunca hasta ahora había sentido el placer de saber que mis piezas físicas pudieran estar colgadas en un museo de tanta categoría porque me temo que el museo de Art Brut de Barcelona, en el que está el Homenaje a Jorge Oteiza no tiene tanta importancia.
Ha sido una sorpresa encantadora, he sentido un placer inmenso, había olvidado ese tipo de sensaciones.
No sé si Daniel Buren sabrá que soy una gran admiradora de su obra pero desde hace tiempo recibo invitación para sus inauguraciones.
La primera vez que vi una obra de este extraordinario pintor fue en el MACBA de Barcelona, justo cuando volví de Los Ángeles en donde estuve desconectada de lo que sucedía en el mundo artístico europeo, me imbuí en el angelino en donde participé hasta donde me llevó mi marchante, él se ocupaba de todo, yo ya hice bastante con cambiar mi mentalidad cuadriculada de tonos grises azulados como el cielo de Bilbao para convertirla en una especie de quilt americana de piezas de colores cosidas con grapas plateadas sobre cartones.
Cuando vi la pieza de Buren que consistía en una especie de cabaña de madera hecha con cuatro palos y medio cubierta con una tela de rayas blancas y azules, me puse a llorar como una magdalena.
Lo mismo me había pasado cuando en Fuenterrabía vi la primera exposición de Jorge Oteiza, lloraba sin poderme contener, hasta que la galerista vino a preguntarme si me encontraba bien.
¿Será eso lo que llaman el síndrome de Stendhal?




* Machado  
 PROVERBIOS Y CANTARES
            XXXVII
Viejo como el mundo es
—dijo un doctor—, olvidado,
por sabido, y enterrado
cual la momia de Ramsés.









miércoles, 9 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO ONCE










He leído y publicado en mi blog Libros para saber más y textos que me gustan, un pasaje de Josep Pla, magnifico escritor catalán del que mi profesor Íñigo Larroque hablaba a menudo y cuya lectura nos recomendaba, que me ha hecho recapacitar sobre mi manera de escribir, ya que ensalza los detalles de tal manera que parece imposible escribir bien si no se tienen en cuenta las descripciones exhaustivas.
Pla pone de ejemplo a Marcel Proust que en su día, cuando me leí de una tirada y con gran entusiasmo En busca del tiempo perdido me encantaba, no obstante ya no tengo paciencia para ese tipo de escritura.
He cambiado y aunque me siguen gustando los clásicos, agradezco los buenos escritores contemporáneos que se sujetan al mantra de Juan Bas Escribir es abreviar.
Agradezco que no me aburran, que lo que me cuentan me interese, tanto hablado como escrito.
Rara vez escucho los Wasaps orales.
Hace tiempo que cancelé los contestadores automáticos en mis teléfonos y el fijo es tan sencillo que ni siquiera me enseña el número de la última llamada, pero tiene un diseño encantador.
Creo que desde que se ha muerto mi madre todas las personas con las que me relaciono son capaces de comunicarse conmigo por internet.
No voy a negar que me impresiona lo rápida que va la vida y yo me acoplo a su ritmo dentro de mis posibilidades, es la única manera de centrarme en el presente.
Tampoco yo quiero aburrir a mis seguidores por lo que intento sujetarme al relato y no entrar en demasiados detalles, tal y como hacía con la pintura.
Poco he cambiado en ese sentido, he pasado del pincel a la pluma, en este caso tecla, con la misma teoría de simplificar al máximo.
También vivo la vida siguiendo el axioma menos es más.
Al paso que voy me convertiré en una ermitaña que en vez de vivir en el bosque como Henry David Thoreau reside en un pisito de Getxo aparentando normalidad, sentada frente al ordenador y saliendo de vez en cuando para sacar fotos de mi entorno.








martes, 8 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO DIEZ










He estado escuchando en la radio varios programas sobre literatura que me han hecho recapacitar sobre el motivo que me indujo a hacerme diarista. 
Antes de eso escribí dos novelas pero pronto comprendí que tenía experiencias personales para contar, no necesitaba inventar nada, así que en los relatos que escribía para leer en la clase, me limitaba a contar asuntos de mi vida. 
Los publicaba en este mismo blog, solo mis textos y un día mi sobrino Manolo que me seguía, me comentó que eso era muy fácil que solo escribía sobre lo que ya sabía.
Me quedé de piedra y al reflexionar me di cuenta de que me parece más interesante la realidad que la ficción.
Nada humano me es ajeno(1) por lo que me interesa más lo que está basado en hechos reales que lo inventado por muy sugerente que parezca. 
No desdeño una novela ni una película pero ante una biografía de una persona interesante o un documental como el de Chavela Vargas por ejemplo, me quedo con lo segundo. 
Tal vez por ese motivo prefiero estar mano a mano con una persona y hablar de temas personales que las conversaciones de grupo que pocas veces me conmueven, sobre todo desde que no tomo alcohol.
La vida social sin alcohol cambia mucho. 
Cuando tomaba alcohol me divertía casi siempre pero luego dormía mal y por la mañana tenía resaca.
Vivir sin alcohol es una experiencia más profunda, aparte de ser más saludable, me ha quitado las expectativas. 
A medida que voy dejando apegos simplifico mi vida y no sé hasta donde llegaré pero hoy por ejemplo hacía un día tan bonito que he decidido salir a sacar fotos, disfrutar de la naturaleza y permitirme el lujo de salirme de la macrobiótica y tomar el aperitivo en el Itxas Gane de Barrika donde tienen los mejores mariscos y pescados de Uribe Kosta.
El primer sustito me lo he llevado al ver que casi no tenía ropa para ponerme, hice un Mairie Kondo(2) tan preciso que me he quedado con lo justo y si no estoy atenta a las lavadoras que pongo me quedo sin ropa, como si estuviera en un hotel.
No he podido parar en ningún sitio, todos mis caminos estaban cerrados y para colmo en el Itxas Gane están de vacaciones, por lo que he vuelto a casa encantada de la vida, el mundo ha cambiado y el de ahora no es para mi, que soy de tipo independiente y salvaje.




(1)Homo sum, humani nihil a me alienum puto es un proverbio latino que significa "Soy un hombre, nada humano me es ajeno". Esta frase fue escrita por Publio Terencio Africano en su comedia Heautontimorumenos, del año 165 a.C., donde es pronunciada por el personaje Cremes para justificar su intromisión

(2) El método Marie Kondo señala que ordenar la casa ayuda a ordenar la vida. El desorden de los objetos es el reflejo de cierto caos interior. Al mismo tiempo, ese laberinto externo genera una sensación de desconcierto interno. Ambos aspectos están fuertemente interrelacionados.











lunes, 7 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO NUEVE









Al final siempre tengo suerte y se me arreglan los problemas, asuntos o caprichos, cada uno elige la palabra según el humor.
Casi todo reside en el humor.
Considero que tener buen humor es una de las características más importante para relacionarme con mis coetáneos.
Estaba empezando a ponerme nerviosa porque mi profesor de Escritura, Íñigo Larroque daba pocas señales de vida y ya empecé a interesarme por otros cursos que se anuncian en Facebook, sin ninguna gana de cambiar porque con Íñigo estoy encantada, todos online como es de suponer dadas las circunstancias y por fin me ha llegado la confirmación de que empezamos el próximo jueves día diez de septiembre.
Solo seis personas, echaré de menos a mis compañeros y a los plancitos que hacíamos a veces después de la clase pero en tiempos de pandemia hay que adaptarse a las circunstancias.
Decía Einstein que La inteligencia consiste en saber adaptarse al cambio, así que haré lo que toca y me comportaré como se comporta un ser humano inteligente y además, en mi caso, agradecida porque nada me apetece menos que ponerme la mascarilla cada vez que salgo de casa.
Por diferentes motivos suelo tener webinars y me arreglo muy bien, tengo la sensación de que no me quedo rezagada.
Solamente echo en falta las conversaciones, me estoy acostumbrando a estar callada por lo que cuando hablo por teléfono me canso, prefiero escribir.
A pesar de que podría parecer que el mundo se ha parado yo tengo la sensación de que todo va deprisa, la vida sigue y como dicen los clásicos Cada día tiene su afán*




*“A cada día le basta su afán” (Mt 6,24)


















domingo, 6 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO OCHO









Me emociono cada vez que constato la bondad de algunas personas.
Cuando vi la película sobre la Madre Teresa de Calcuta pensé que para mí sería imposible hacer algo ni remotamente parecido a lo que ella dedicó su vida.
Creo que he sido egoísta desde que nací y si me controlaba para que no se notara, lo hacía solamente porque me dieron una educación muy rígida de la que poco a poco he conseguido desprenderme.
Cuando nació Beatriz, a pesar de la gran ilusión que me hizo tener ese bebé en mis brazos, me pegué tanto susto del cambió tan radical que supuso para mi vida y mis aspiraciones de pintora que decidí no tener más hijos.
No me sentía responsable de que se despoblara la tierra, hay muchas mujeres que están encantadas de tener muchos hijos.
Luego la vida marcó su camino y tuve tres hijos más, no me lo explico pero sucedió.
Ahora que son mayores y puedo ocuparme de mi y de mis asuntos me da gusto verles tan sanos y contentos y sobre todo pensar que no me necesitan.
Todo lo que he escrito viene a cuento porque leyendo una de esas historias de Born different (Nacido diferente) me he emocionado viendo a unos padres que habían adoptado dos niñas con discapacidades importantes además de haber adoptado antes dos chicos sin problemas.
El marido confiesa que no quería adoptar a la pequeña pero cedió porque sabía que a su mujer le hacía feliz.
Ni se me hubiera pasado por la imaginación que existieran personas dispuestas a entregar su vida  de esa manera.
Lo pasé mal cuando mis hijos eran pequeños y tenía que hacerme cargo de la casa y de ellos, me parecía espantosa la existencia que había elegido, lo hice todo sin pensar, movida solamente por el capricho de casarme y después dejé que la vida me llevara por el camino que quiso y aunque intenté recuperar mis ambiciones pictóricas ya era tarde, no tenía capacidad para ocuparme de todo.
Quería demasiado a mis hijos y eran la prioridad en mi vida.
Tener un marido requería mucha atención así que solo podía dedicar a la pintura el tiempo que robaba a la familia que había creado sin darme cuenta.
Ha sido así y ya no hay marcha atrás, lo acepto y ahora disfruto de la vida y de lo que voy aprendiendo desde que la dedico al conocimiento de mí misma.









sábado, 5 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SIETE










Considero que la familia es sagrada y como tal la respeto.
Desde que ingresé en el hospital con leucemia, casi no había estado con mis hermanos* y sobrinos excepto cuando venían a visitarme.
Justo cuando terminé la quimioterapia empezó el confinamiento y desde entonces he salido muy poco de mi casa por diversos motivos, el más importante por precaución y además porque tengo que hacer demasiado esfuerzo, prefiero quedarme en casa tranquila, descansada y esperar tranquilamente a recuperarme.
Ayer hice una excepción y me atreví a ir a comer a casa de mi hermano Gabriel ya que tenía interés en conocer a la hija de mi sobrina Pilar que vive en Toulouse y a quien tengo pocas ocasiones de ver.
Me atreví a ir a esa casa porque siempre he estado muy a gusto y si no he ido hasta ahora es por la dificultad que tengo para subir las escaleras y andar por el jardín.
Me siento frágil y vulnerable, no obstante ayer disfruté como hacía tiempo que no lo hacía.
Lo pasé francamente bien, creo que necesitaba estar con gente y siendo de la familia me resulta cómodo.
A pesar de que viven en Ondategui que es un barrio residencial de Getxo, dado que la mujer de mi hermano es gallega y sabe mucho de temas de campo, a pesar de que el jardín es pequeño, tienen de todo, como si fuera una granja.
En verano siempre comen en el jardín, en una especie de porche en donde la temperatura es perfecta.
Todo lo que comimos era de la huerta, acababan de recoger los tomates y los pimientos, los hijos habían pescado el bonito, me había olvidado de que se puede comer de esa manera tan natural, es mejor que lo ecológico.
Me olvidé de la macrobiótica y disfruté de lo lindo.
Después fui con los niños al gallinero e hice fotos preciosas mientras cogían a las gallinas en brazos.
Totola me enseñóo sus maravillosas plantas que son muy especiales, desconocidas para mí y difíciles de cuidar, pero ella tiene un don para la jardinería.
También tienen kiwis, aguacates, fresas y castañas.
Lo que estoy contando parecería sencillo si habláramos de un caserío en pleno campo pero la gracia de este asunto es que la casa está como las de su alrededor que simplemente tienen un jardín    mejor o peor cuidado, pero lo de esta casa es un milagro, otro mundo en donde todo es pura magia.





*cuando hablo de mis hermanos incluyo a sus esposas.






viernes, 4 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO SEIS










Cada día tengo a gala y me esfuerzo para no olvidarlo, publicar en Facebook uno de esos posts llamado Born different en el que una persona con una enfermedad muy rara o una discapacidad imposible cuenta con toda naturalidad y confianza cómo se arregla para vivir feliz y sacar partido a algo que parece dramático.
El motivo principal que me impulsa a hacerlo es recordarme la promesa que me hice hace tiempo de no quejarme jamás aunque pareciera que tengo motivos.
Al ver estas personas que son capaces de elevar su espíritu hasta alturas desconocidas, me hago consciente de mi propia situación de la que quejarme sería un delito ya que me he curado de una leucemia que me tuvo al borde la muerte y solo tengo problemas con una rodilla cuyo dolor espanto con analgésicos.
Respecto a la vida tan tranquila que llevo es exactamente la que me apetece, trabajar delante del ordenador, estar sentada me resulta agradable.
Entre las personas a las que voy conociendo con esas dificultades extremas descubro con asombro cómo van encontrando su manera de ser felices.
Hay algunos, tanto hombres como mujeres para quienes lo mejor de todo es haber encontrado una pareja, otras han conseguido ganar mucho dinero dando conferencias y ayudando así a la gente corriente que se queja por naderías a darse cuenta de su privilegiada situación, otras, con manchas terribles en la piel se hacen modelos y así no solo consiguen ser autónomas sino que afianzan la seguridad en sí mismas.
Se me caería la cara de vergüenza si me quejara de algunos momentos en los que me encuentro sin fuerza para salir y entrar como antes cuando estaba sana y no paraba quieta.
Me resulta saludable sentirme viva y agradecida.
Nada hay más grande que respirar consciente del milagro que eso supone.
Doy gracias una y otra vez.






jueves, 3 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO CINCO









Hay algo que me ha impresionado y no lo he comentado pero me gustaría hacerlo.
Se trata de Jon Rahm.
Es posible que no todo el mundo sepa todavía quien es Jon Rahm pero adelanto que es el nuevo Severiano Ballesteros del que todos nos acordamos.
Pues bien, John Rahm es un chico de veinticinco años, nacido en Barrika, pueblo de la costa vizcaína, que desde muy joven mostró sus dotes para jugar al golf, hasta tal punto que sus padres se dieron cuenta y le ayudaron a enfocar su vida en llegar a ser el mejor.
Pronto le mandaron a Estados Unidos para estudiar una carrera de comunicación en los medios al mismo tiempo que perfeccionaba su inglés.
Mientras estaba en España su entrenador era Eduardo Celles, director del centro de aprendizaje de golf de Derio, donde mi hija Beatriz trabaja como profesora.
Hoy en día Jon Rahm es el referente al que todos miran como uno de los que pronto pertenecerá al selecto grupo de los llamados "grandes".
Personalmente nunca me ha gustado el golf, más que nada porque es un deporte muy difícil y se me daba mal, pero cuando me casé con Carlos Artiach que era un gran aficionado, se empeñó en que jugase para poder tener vidas paralelas.
Insistió tanto que lo intenté y durante unos años jugué, tomé clases, practiqué, me presenté a campeonatos y puse todo de mi parte hasta que un día me harté, cogí un lienzo en blanco, mis pinturas y mis pinceles y me fui al campo a pintar de natural.
Recuerdo aquella tarde como una de las más felices de mi vida de casada.
Hoy en día mis hijos Beatriz y Jaime son profesionales de golf y gracias a ellos estoy informada de lo que hace Jon Rahm, aunque no es difícil porque sale en todos los periódicos del mundo.
Es una de las figuras más importantes en el mundo del golf actual.
Pues bien, hace unos días, pocos, jugando un torneo importantísimo hizo eso que tan impresionada me tiene.
En el green del hoyo cinco, en vez de patear, se agachó y cogió la bola.
Inmediatamente se dio cuenta del disparate y se quedó quieto.
Avisaron al arbitro, le dijeron que pusiera la pelota en su sitio y le penalizaron un punto.
Así son las reglas del golf.
Antes de escribir he investigado en internet para ver si hablaban de este tema, pero no decían ni pío, solamente decían lo bien que había quedado en los últimos campeonatos y las maravillas que hará en los que tiene por delante.















miércoles, 2 de septiembre de 2020

CUATRO MIL CIENTO CUATRO















Estoy contenta.
Parece que mi profesor de Escritura se está animando a empezar las clases por Zoom hasta que llegue el momento de que puedan ser presenciales, que es lo que a todos nos gustaría.
Echo de menos ese contacto con la literatura, con lo que significa aprender a escribir, entender el significado de las palabras, jugar con ellas, con sus sonidos, sus colores, sus ritmos.
Tengo la capacidad de transformarlas en imágenes, tal vez sea por eso que hay algunas que me crispan, la estética es fundamental.
Recuerdo todas las veces que he aprendido a utilizar una palabra de la manera correcta y lo agradezco a las personas que me han enseñado a hacerlo.
No hablo de toda mi vida, no tengo tanta memoria, me refiero a cuando ya era mayor y creía que sabía hablar castellano, grande era mi equivocación.
No me culpo porque a pesar de que tengo la suerte de que mis padres y hermanos siempre han dado importancia a hablar con propiedad, al salir al mundo y exponerme al modo de expresarse de la gente en general y de los periodistas en particular, empecé a darme cuenta de que no es oro todo lo que reluce, con el agravante de que los modos de hablar se contagian.
Recuerdo cuando Miren Rementería me explicó la palabra libido, cuyo significada nada tiene que ver con lívido.* 
Sentí un gran alivio, lo correcto me pone bien, es como cuando se acierta con la pieza del rompecabezas que encaja en el sitio que le corresponde.  
Hoy en día siento inmenso agradecimiento hacia mi profesor Íñigo Larroque que me enseñó a no utilizar la tan erróneamente extendida palabra espectacular, que según la Rae, tiene dos significados:

1. adj. Que tiene caracteres propios de espectáculo público.
2. adj. Aparatoso u ostentoso.
Reconozco que soy maniática hasta decir basta, me lo permito, no tengo por qué ser transigente con algo que tanto me desagrada.
Tengo intención de seguir aprendiendo, de momento hago caso a casi todos los consejos que dan los buenos escritores, ya tendré tiempo de crear mi propio estilo.
Siempre he sido partidaria de tener profesores cuando quiero aprender algo, siento inmensa gratitud a todos los que he tenido en mi vida que han sido muchos y han sabido enseñarme a amar aquellos temas para los que tengo facilidad.



*La palabra libido, que significa 'deseo sexual', es llana; se desaconseja, por tanto, la forma esdrújula líbido, cuyo uso, tal como recoge el Diccionario panhispánico de dudas, se ha extendido probablemente por influencia del término lívido, que significa 'amoratado' o 'intensamente pálido'.























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Según el Diccionario panhispánico de dudas (2005), la forma esdrújula incorrecta *líbido, se ha extendido, probablemente, por influencia del adjetivo “lívido(a)”, que sí es esdrújula y cuyo significado equivale a ‘amoratado’ o ‘intensamente pálido’: No se ponga usted lívido cuando pronuncie libido.

























































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Según el Diccionario panhispánico de dudas (2005), la forma esdrújula incorrecta *líbido, se ha extendido, probablemente, por influencia del adjetivo “lívido(a)”, que sí es esdrújula y cuyo significado equivale a ‘amoratado’ o ‘intensamente pálido’: No se ponga usted lívido cuando pronuncie libido.