domingo, 24 de junio de 2018

DOS MIL DOSCIENTOS CINCUENTA Y SIETE






Mientras desayunaba, he estado viendo un programa sobre Los Ángeles, de cuyos años pasados allí guardo bellos recuerdos.
El propósito de vivir en Malibu estaba relacionado con un asunto de voluntariado que me hacía muy feliz y al mismo tiempo iba a la Pepperdine University para estudiar inglés y trabajaba en mi arte, que cambió bastante bajo la influencia del sol californiano.
Expuse varias veces y a pesar de que enseguida me vino a buscar un marchante, tampoco tuve éxito.

Debido a mis ocupaciones, no estaba demasiado involucrada en la vida americana. porque donde yo me movía había gente de diversos países, tanto europeos como asiáticos y latinos.

No obstante tuve la oportunidad de llegar a tener mis propias opiniones sobre los americanos.
Pues bien, llegué a la conclusión de que lo que salva a Los Ángeles, son los mejicanos que trabajan allí.
Siempre están contentos y dispuestos a hacer un favor con gran simpatía, interés y cariño, mientras que los americanos son fríos.
A veces he encontrado americanos que al cabo de mucho tiempo han demostrado cierta simpatía, pero al principio me resultó difícil integrarme, ya que se mostraban escurridizos.
Considero imprescindible hablar bien inglés para poder disfrutar del "American way style" y no es fácil llegar a tener la soltura necesaria.


En conjunto resultó una experiencia maravillosa y de no ser porque se terminó la oportunidad del voluntariado, es posible que todavía estuviera allí.





No hay comentarios:

Publicar un comentario