martes, 21 de julio de 2020

CUATRO MIL SETENTA Y CUATRO










Estoy contenta de que exista el equilibrio en todo lo que la vida nos trae.
Por ejemplo, ayer pensé que iba a quedarme triste cuando llevé al aeropuerto a Mattin y Odita y sin embargo al llegar a casa estaba tan cansada de todo lo que había trabajado en las semanas que habían estado aquí que me alegré de quedarme sola, me metí en la cama y sentí bienestar.
Tengo que reconocer que son dos personas a las que quiero muchísimo y cuya compañía me resulta encantadora, cada uno en su estilo, pero estar pendiente de ellos, sobre todo de Mattin que, aunque no es una persona que moleste ni dé trabajo, más bien lo contrario, está tan dolorido con la hernia discal que apareció en navidad cuando estaba en Lisboa, donde tenía que hacer una performance que desde entonces no ha levantado cabeza y ha seguido cumpliendo sus compromisos de trabajo que le han hecho moverse por Europa como de costumbre.
Por fin aquí encontró un traumatólogo que le tranquilizó y le recetó una medicación que le cambió la vida.
Era doloroso verle todos los días con dolor y teniendo que terminar el libro de su tesis doctoral.
Por otro lado Odita que casi siempre había estado muy antipática conmigo, esta vez estaba encantadora casi todo el tiempo, sobre todo cuando salíamos juntas me ayudaba mejor que una persona mayor, se encargaba de mis muletas y de que yo estuviera cómoda y me decía que le pidiera lo que necesitase.
Fue maravilloso que se comportara conmigo con tanta delicadeza.
Puede disfrutar del placer de ser abuela, algo que casi nunca había sentido.
No sé si habrá sido porque ya tiene diez años o también porque ahora va al Waldorfschule que es un colegio cuyo fin primordial es hacer niños felices.
Es una niña muy especial, culta, sofisticada, que se da cuenta de todo lo que es importante y cuando estoy con ella puedo mantener conversaciones interesantes de verdad, tenemos muchos gustos en común y en algunos terrenos como el de la informática, me enseña bastante.
Reconoce los cuadros pintados por mí y las preguntas que me hace son de gran nivel.
Por otro lado Mattin con quien suelo mantener largas conversaciones sobre temas que nos interesan a ambos, llegaba a casa tan dolorido que lo único que deseaba era cenar y acostarse.
No puedo decir que no he disfrutado de la compañía de ambos porque mentiría, me ha hecho muy feliz tenerles en casa tanto tiempo, pero ahora estoy recuperándome de un trabajo excesivo para mi estado de salud, no olvidemos que estoy saliendo de una leucemia y que mi rodilla derecha duele.








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