jueves, 9 de julio de 2020

CUATRO MIL SESENTA Y TRES












El comportamiento del Banco Santander no es para escribirlo en mi diario sino para publicarlo en Facebook, Instagram y Twitter con letras mayúsculas. Las tomaduras de pelo y hablo en plural porque son muchas y constantes además de intolerables, atentan no solo contra la dignidad humana sino que incluso llegan a la manipulación de los clientes por parte de los trabajadores del banco, por lo menos de algunos que me han atendido antes de pasarme al robot avisándome de que por favor, cuando me pregunten qué tal ha sido la atención, diga que un 9'5 o un 10 ya que eso es importante para ellos, lo cual no ha impedido que me hayan cortado la comunicación en medio de la operación y que me haya quedado sin poder llevar a cabo lo que estaba haciendo que eran cosas que ningún otro banco me ha pedido nunca y tengo la suerte o desgracia de tratar con varios bancos de los que podría decir cosas feas pero ninguno se acerca a la perversidad del Santander. Si quieres añadir comentarios estaría bien porque los publicaré en Instagram para que Ana Botín se entere si quiere, de lo que pensamos de su banco los que por más que lo intentamos no conseguimos salir de allí.






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