lunes, 30 de enero de 2017

CIENTO SETENTA Y CUATRO







Ayer salió en FB un video sobre un desfile de modelos con curvas.
Todas eran guapas, jóvenes y bien proporcionadas.
Daba gusto verlas con que seguridad se paseaban por la pasarela, a pesar de que ni estaban bien maquilladas ni siquiera bien vestidas.
A mi me parecieron preciosas.
Llegué a pensar que si los grandes modistos y diseñadores, se ocuparan de valorar a ese tipo de mujer, podrían cambiar el canon actual de la belleza, que exalta la excesiva delgadez.
Lo pensé y lo creo.



La mayoría de las mujeres, tanto las guapas como las feas, las gordas y las delgadas, se encuentran defectos.
No obstante hay otras que están encantadas de ser como son, siempre se ven bonitas e incluso hacen que los demás las encuentren estupendas.

También está el grupo de mujeres que no se aceptan como son y se hacen operar.

Un cirujano estético de NY cuya biografía leí hace tiempo, contaba que su padre era médico y desde pequeño él deseó ser médico también, para ayudar a la gente.
Estudió la carrera y cuando tuvo que elegir la especialidad, después de investigar todos los campos, decidió que la cirugía estética era el campo en el que mejor podría ayudar a las personas.
Efectivamente, montó una clínica carísima en la quinta avenida de NY a la que acudía mucha gente importante.
Al mismo tiempo, montó otra clínica en un barrio periférico, con precios más que asequibles, que completaba él mismo, con lo que pagaban los de la otra clínica.

Se emocionaba cada vez que veía cómo era capaz de cambiar la vida a personas que habían vivido acomplejadas, porque se avergonzaban de ciertas partes de su cuerpo y simplemente con una pequeña operación les hacía felices.

Hablaba mucho tiempo con sus pacientes antes de tomar la decisión de operar, porque le costaba ver la fealdad como la veían ellas, la mayoría eran mujeres, más al saber la causa de la infelicidad, comprendía que tenía que ayudarlas, porque se estaban amargando la vida por una menudencia, que él podía solucionar fácilmente.

Así consiguió el sueño de su vida:

Ayudar a las personas a sentirse mejor.








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