domingo, 15 de enero de 2017

CIENTO CINCUENTA Y NUEVE







Cada día le veo más viejo a Obama.
Le recuerdo tan guapo, tan joven y elegante cuando empezó a trabajar como presidente de los Estados Unidos, que me parece mentira que esté tan deteriorado.
Estoy rodeada de política y políticos, ya que tanto en los telediarios como en la serie en la que estoy inmersa, Borgen, todo es política.
Me pregunto que será lo que les empuja a trabajar en un campo tan duro, en el que por mucho que sus ideales estén basados en arreglar el país, encuentran tantas barreras imposibles de franquear que al final salen abatidos, cansados y envejecidos y aún así les cuesta dejar ese puesto que les está robando la vida.


Comprendo que yo estoy en una posición que nada tiene que ver con la política.
Nunca he deseado cambiar el mundo, hace tiempo que sé que lo único que puedo y debo hacer, es cambiarme a mi misma y con eso tengo más trabajo que un político ambicioso.
Si, reconozco que yo también soy ambiciosa, quiero mandar en mi pensamiento, palabra y acciones.
Ardua tarea la que me he planteado, mas no cejo en mi empeño, a pesar de que cometo errores constantes.


La doctora que me examinó el pie hace unos días cuando me lo torcí, al ver mi historial mientras me iba diciendo que lo tuviera en alto, que me pusiera hielo y esas cosas que me dicen siempre, de pronto se paró y me dijo:

A juzgar por tu historial, puedo ver que a estas alturas ya sabes lo que tienes que hacer y no olvides que la experiencia es un grado.

Efectivamente, he contemplado todo lo que ella dijo que yo ya sabía y mi piececito está cada día mejor.

Me gustó eso de que la experiencia es un grado y me ha venido a la cabeza, algo importante que aprendí con el matrimonio:

Que no me gusta la vida en pareja.
Estoy demasiado centrada en mi misma.

He elegido la soledad y a ella me agarro como los políticos a su cargo, con la diferencia de que en mi caso, solo me mando a mi misma y solo yo me riño cuando me equivoco y me trato con tanto amor que no me hago daño, simplemente me perdono y pienso que la próxima vez trataré de hacerlo mejor.




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