Los últimos días han sido maravillosos y extenuantes, las dos cosas al mismo tiempo, menos mal que con el descanso y los medicamentos me recupero y sigo funcionando, porque en caso contrario tendría que ir a una casa de reposo y nada me apetece menos, prefiero tener paciencia y restablecerme en mi casa que es donde estoy a gusto en mi cama y con mis hijos cerca, además ahora que Pizca está aquí no puedo perderme ni un instante de su alta vibración de amor y sabiduría, aprendo con ella y me divierto.
Mañana y pasado son días de fiesta, me tranquiliza saber que las tiendas están cerradas, así puedo dedicarme a mis asuntos sin preocuparme de otras cosas aparentemente irrelevantes y sin embargo necesarias.
He dedicado la noche y la mañana a descansar a través de la meditación y el sueño, grande es mi necesidad de reposo, me he pasado de la raya, no estoy para hacer cosas extraordinarias, tranquilidad y reposo es lo único que necesito.
Ayer salí y me encontré con algunas personas con quienes entablaba conversación como hace años cuando estaba sana y sociable, me veía a mí misma hablando alto, deprisa y sin parar, prueba de estrés acumulado, no me gusta eso, me temblaba el párpado, necesito una cura intensa.
Parece que las avispas asiáticas_asesinas han desaparecido con la lluvia, me alegro, además me da gusto mirar por la ventana y ver caer el agua, un panorama que responde a mi necesidad actual.
Estoy empeñada en recuperar Google Analytics para saber la gente que visita mi diario, pero me he vuelto tan torpe en informática que no lo consigo por más que parece fácil y que haya tutoriales para principiantes.
No quiero ponerme nerviosa, ya vendrá en el momento oportuno.
Sigo con las dudas del libro, no obstante estoy encantada con todo lo que aprendo en las reuniones con los autores.
Toda mi vida he desarrollado el hemisferio derecho de mi cabeza y en ese terreno me muevo con soltura, rara vez me falla la intuición, encuentro soluciones sin necesidad de pensar y lo referente a las Bellas Artes me resulta familiar, es el terreno en el que me muevo con soltura, sin embargo el hemisferio izquierdo está sin estrenar y los asuntos de mercado, dinero y todo lo relacionado con los negocios me resulta ajeno, es como si estuviera en la clase de párvulos por eso escucho con tanto interés a los que cuentan sus experiencias.
Me he puesto en manos de Ramón y Cajal que dice que todo ser humano puede esculpir su cerebro.
Si me empeño lo conseguiré, ya he pedido ayuda, ese ha sido el primer paso.
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