Llevo una temporada difícil, estoy nerviosa y solo me tranquilizo cuando medito.
Hasta tal punto me afecta el estado de nervios que me duele la rodilla y otras partes del cuerpo.
Me preocupan algunos asuntos familiares de los que me han prohibido hablar, así que ni siquiera puedo desahogarme escribiendo, ese es el problema que tenemos los escritores, que tenemos que ser prudentes si no queremos que se enfaden todos los que están a nuestro alrededor, en mi caso lo he aprendido, no estoy dispuesta a que mis hijos se enfaden y a que no quieran hablar conmigo.
Ya le pasó algo parecido a Emmanuel Carrére, su mujer, además de divorciarse le obligó a firmar un contrato en el que se comprometía a no volver a mencionarla en toda su vida, por lo que tuvo que corregir su último libro Yoga que ya estaba casi terminado, se nota que tiene cortes, algo hace que no resulte redondo.
También yo sé que si hablara de mis experiencias sexuales mi diario estaría más completo pero he tenido tantas que me da cierta vergüenza porque cuando dejé de ser católica practicante me dejé llevar, a veces me lo pasaba bien y me divertía, no obstante a la larga me di cuenta de que era una pérdida de tiempo, además de que tenía que hacer muchas concesiones por lo que a los cincuenta años hice voto de castidad y desde entonces solo me interesó un artista irlandés que vivía cerca de mi casa en Australia y no me dejé llevar, desde entonces nunca he sentido atracción hacia nadie y veo a los hombres desde un punto de vista muy distante.
Ahora tengo muchas ocupaciones, la principal cuidarme lo más posible y tratar de encontrarme bien, lo que no resulta fácil con una salud mas bien floja.
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