jueves, 8 de julio de 2021

CUATRO MIL TRESCIENTOS TREINTA Y TRES

 





Podría estar furiosa si me dejara llevar pero sé que no me haría nada bueno por lo que hago un esfuerzo y me tranquilizo.

Todo está relacionado con el Banco Santander, siempre se han portado mal conmigo, he intentado marcharme pero no me lo permiten.

Es un asunto que me molesta, hace que me sienta impotente y tengo que dominar la rabia que siento porque también están involucrados mis hijos y prefiero no molestarles.

Se trata de unas acciones que recibimos en herencia de mi madre de las cuales yo soy usufructuaria por lo que no estoy capacitado para comprar o vender, solamente para recibir los dividendos.

El problema es que hasta hace poco el Banco Santander se ocupaba o por lo menos así se comprometió, a dar la orden de venta pero en algunas ocasiones se ha olvidado y esto es lo que ha sucedido con la última operación de telefónica.

No me avisaron y han recibido acciones por lo que eso irá para mis hijos mientras yo me quedo con la cara de idiota y con el recado de una persona amable, algo inusual en el Banco Santander, que me ha dicho que tengo que ser yo la que vaya directamente al banco cada vez que haya que dar una orden, es todo un horror, todavía no he conocido una sola persona que esté contenta con el Banco Santander.

No quiero seguir hablando de este tema porque me pongo de mal humor y eso es lo peor, detesto salir de mi paz interior.

Así que me tranquilizo, acepto lo que viene y recuerdo la frase de Confucio que tanto bien me hace:


Si pierdes tu dinero no has perdido nada,

Si pierdes tu salud has perdido algo,

Si pierdes tu paz interior has perdido todo.









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