domingo, 11 de octubre de 2020

CUATRO MIL CIENTO TREINTA Y SEIS

 




Cuando me enteré de que mañana lunes es fiesta me hizo ilusión, pensé que me vendría bien tener varios días seguidos sin obligaciones, sin llamadas de teléfono y sin tener que discurrir, no obstante ha llegado el momento de podar las plantas y no he podido hacerlo porque tenía que mover un tiesto grande con un árbol que pesa demasiado. 

En vista de que ese plan ha fallado, he empezado a ordenar las baldas que están encima del ordenador que necesitan un buen Marykondo, las he limpiado con Cristasol y un trapo y al cabo de veinte minutos he cambiado de actividad porque he encontrado muchas fotos que necesitan un tratamiento especial.

Ahora que me he metido con esa zona tan importante, no me queda más remedio que dedicarme a ella un poco cada día, porque ya me han traído el nuevo ordenador, todavía está en la caja y para hacer las cosas bien desde el principio, tengo que deshacerme de papeles y carpetas que ya no uso. 

El capítulo de deshacerme de los objetos es el más duro.

Es ridículo, son cosas que llevo muchos años sin utilizarlas, como por ejemplo el papel para hacer fotos, no me interesan las fotos en papel, solo quiero las digitales y sin embargo soy incapaz de tirarlas a la basura. 

Una vez tiré el álbum de las fotos de mi boda y mi hijo Jaime lo sacó y dijo que era importante mantenerlo y le hice caso y ahora anda por ahí dando vueltas sin encontrar su lugar.

Si hubiera hecho bien este trabajo habría empezado por hacer orden y limpieza antes de que trajeran el ordenador, ahora me cuesta más y estoy deseando despejar las mesas para ponerlo y pasar todo al nuevo, luego tengo que vender el antiguo y ya me quedaré tranquila. 

Por otro lado, como me están vendiendo los cuadros voy trayendo los que están en el trastero para que los vean los de Subastas Bilbao y se vayan llevando los que les parece conveniente, les dejo hacer lo que les da la gana, ponen los precios que quieren que son miserables y yo tan contenta con tal de que se lleven todo, las cosas del arte van despacio.

A medida que voy viendo los óleos y los dibujos que tengo me doy cuenta de que todavía hay una colección de retratos al óleo en bastidores redondos que se llama Akelarre y que nunca han estado expuestos, no sé qué hacer con ellos, ya veremos, no me siento con fuerza para hacer una exposición, solo necesito paciencia conmigo misma y seguir ocupándome de cuidarme que lo estoy haciendo muy bien y me produce gran satisfacción.

Ayer estuve en el hospital de Cruces y el hematólogo me dijo que la médula y la sangre están perfectas, ya solo me queda la rodilla que me duele mucho, por lo menos he superado la Cortisona que no me sentaba bien y ahora me han puesto parches de morfina, a ver si con eso me arreglo hasta que todo se ponga en sus sitio.

Considero que mi única obligación en este período de mi vida es cuidarme y ser consciente de que vivimos tiempos difíciles, eso es todo.

Gracias a Dios mis hijos están muy bien y mantienen un comportamiento maduro, sería difícil para mí si les viera hacer tonterías pero no es el caso.





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