sábado, 24 de octubre de 2020

CUATRO MIL CIENTO CUARENTA Y SIETE

 




Ha sido un gran día. 

He podido ver a Prem Rawat online como casi a todas las personas que veo en esta época.

¡Qué grande es la tecnología!

No quiero imaginarme la vida sin poder conectar con la gente, no puedo negar que soy una persona independiente, que necesito tiempo y espacio para mí, no obstante agradezco compartir la casa con Beatriz y Jaime y poder comunicarme con mis amigos a través del ordenador.

Me gusta la gente. soy extrovertida y aunque todavía no estoy en plena forma, no me importaría salir de vez en cuando y poder charlar con alguien, pero de momento prefiero cuidarme y no arriesgarme, no tengo miedo, solo soy precavida.

En la conferencia con Prem Rawat he podido ver amigos que conozco desde hace muchos años y con quienes tengo en común algo tan importante, como es la persona que ha traído paz y felicidad a nuestras vidas, por lo que estamos en ese estado de agradecimiento continuo.

Antes de reconocer a Prem Rawat como mi maestro yo no era feliz, notaba que me faltaba algo y no sabía lo que era, buscaba desesperadamente y no lo encontraba, hasta que por fin, cuando ya no sabía qué hacer, mi amiga Pizca Riviére, que llevaba años siguiendo las enseñanzas de Prem Rawat, me dijo que iba a París para asistir a un programa con él.

Le pregunté:

¿Crees que Prem Rawat puede ayudarme?

A lo que ella respondió sin titubear:

Es la única persona en todo el planeta que te puede ayudar.

Apúntame a ese viaje.

Y así fue como encontré esa pieza que completó el puzzle que faltaba en mi vida, desde entonces vivo tranquila y confiada y sobre todo muy agradecida, es todo lo que puedo decir.

De hecho hoy, cuando Prem se ha despedido me he emocionado, me sentía desbordada por la gratitud, podría decir muchas más cosas, pero lo que he contado es el resumen de mi vida desde aquel día en París.




 


No hay comentarios:

Publicar un comentario