martes, 6 de octubre de 2020

CUATRO MIL CIENTO TREINTA Y DOS

 





Cada vez que veo una película histórica en la que se retrata a España, noto que algo en mí se rebela y recuerda el daño que me hizo la religión católica, en la que me educaron a través de mis padres, los colegios de monjas y un entorno sometido a un pensamiento único, en el que el espíritu crítico estaba terminantemente condenado por el temor al infierno.

Me querían hacer creer que la religión católica era la única verdadera, así crecí, escondiendo mis pensamientos y sin la posibilidad de comentarlos con nada ni nadie, porque incluso los libros que hubieran podido ofrecerme un poco de compañía, o por lo menos así lo creía, estaban en un armario de la biblioteca de la casa de mis padres, cerrado con llave.

No sé lo que esconderían en aquel armario pero me daba pábulo* a toda clase de suposiciones que posiblemente nada tenían que ver con la realidad. 

Lamento haber sido obediente, me resultaba muy difícil ir en contra de todos lo que me rodeaban, eran las personas por las que me sentía querida y casi me obligaban a creer que ellos estaba en posesión de la verdad, aunque yo viera con mis propios ojos que había otros mundos a los que yo no tenía acceso.

Al llevarme a un internado en Burdeos cuando tenía diez y seis años, a pesar de que me costó adaptarme hasta que aprendí a hablar francés, una vez pasados los primeros meses empecé a respirar y a identificarme con una cultura muy diferente de aquella en la que había crecido, a pesar de seguir entre monjas de las misma orden del colegio en el que estudié en Madrid, La Asunción.

Francia me despertó, me hizo ver que yo era normal, que podía disfrutar de la vida, de la lectura, de la amistad sincera, de cierta libertad sin sentirme culpable.

Aquel año pasado en Burdeos cambió mi alma y me dio alas para permitirme un vuelo interior que me dio alas para organizar mi vida a mi manera, aunque para eso tuviera que atravesar varias etapas todavía.


 * Aquello que sirve para mantener la existencia de algunas cosas o acciones.




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