sábado, 31 de agosto de 2019

DOS MIL OCHOCIENTOS CINCO









A pesar de mi falta de inspiración, las personas que me siguen y me hacen comentarios, no solo en FaceBook sino personales, me animan de tal manera que sigo en la andadura con auténtico entusiasmo.
Me dicen que ayudo a la gente y lo mejor de todo es que la gente me ayuda a mí.
Es un intercambio extraordinario.

Recuerdo, hace muchos años, de una chica a la que yo conocía desde muy joven, Cristina Areilza, periodista, que murió de cáncer tras escribir un libro sobre su experiencia. 
Se llama "Diario de una rebeldía"
No me acuerdo de los detalles, excepto que me conmovió e impresionó, sobre todo por la valentía que demostró en un momento de la vida en el que poca gente decía lo que de verdad pensaba o sentía.


Lo que yo hago es simplemente seguir el relato de mi vida cotidiana, mi diario, algo que empecé a escribir y publicar hace varios años, sin ni siquiera imaginar que algo tan difícil de sobrellevar pudiera sucederme, algo para lo que no estaba preparada y tengo que aprender a cada paso que voy dando.








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