martes, 27 de agosto de 2019

DOS MIL OCHOCIENTOS UNO









Tengo una amiga francesa con quien estuve interna en el colegio de Burdeos.
Siempre he mantenido una relación muy cercana con ella.
Se llama Babet Morlay y vive en París. 
Tanto ella como su marido han tenido experiencia con el cáncer, lo cual nos ha acercado más, si cabe.
Cuando le hablé de lo que me había pasado, le conté que los hematólogos me habían dicho que ya estoy curada, en fase de consolidación, por eso tengo que seguir con la quimio.
Ayer me recomendó algo que me está ayudando:
Me dijo que repitiera a menudo, como si fuera un mantra, la frase “Je suis guérie” (Estoy curada).
Lo empecé a hacer y noto que me anima. 
Intento recordarlo cada vez que me viene el pensamiento y siento que me alegra la existencia.
Creo que ha sido una gran idea.


Ayer quise ver la película "Sin límite" pero no fui capaz  de verla entera, me afectaba demasiado, en este momento de mi vida mi sensibilidad es extrema, tuve que parar a pesar de que acaparaba mi atención. 
Demasiado fuerte.












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