domingo, 18 de agosto de 2019

DOS MIL SETECIENTOS NOVENTA Y TRES








Los hematólogos tienen razón cuando me dicen que tengo que salir, que nada de visitas, que lo que tengo que hacer es ir a la calle. 
Hoy ha venido a buscarme Virginia López Tapia y ha tenido la feliz idea de llevarme a Barrika para tomar el aperitivo en el Itxas Gane.
Hemos tomado dos raciones de rabas.
A pesar de que yo he perdido el paladar, he disfrutado, porque aunque no conseguía encontrarles el sabor, el sonido crispeante en la boca me gustaba.
He bebido una botellita de agua natural Solán de Cabras. 
No me atrevo a tomar otra cosa.
Me doy por comida, ya no tengo hambre, así que al llegar a casa he tomado la medicación y ahora me voy a echar la siesta.
Me he encontrado con Sara, una cantante a la que conocí hace tiempo en el bar de Zampa, que tiene un grupo que se llama Rubia.
Hace tiempo le hice una entrevista y la publiqué en alguno de mis blogs, ahora no consigo encontrarla.
Va a sacar el quinto disco, le va muy bien y está contenta.

Yo me he sentido natural, creo que voy integrando la enfermedad a mi vida, solamente me falta ir a la peluquería para no tener el aspecto descuidado que ofrecen las raíces con canas.







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