lunes, 26 de agosto de 2019

DOS MIL OCHOCIENTOS









He aprovechado bien la mañana. 
He acompañado a Pizca al ambulatorio para que le saquen los tapones de los oídos. 
Ella notaba que se estaba quedando sorda y lo que pasaba es que nunca le habían quitado la cera.
La enfermera nos ha dicho que es un tema individual.
Luego hemos ido a la frutería y después a un bar de las Arenas en donde tienen buenos pinchos. 
Yo he pedido un mosto y pan con tomate y jamón pero no he disfrutado porque no tengo paladar. 
Dicen que me volverá.
Se ve que se trata de tener paciencia. 
He andado bastante y he llegado a casa cansada y sin apetito. 
He tomado un zumo de naranja y me he metido en la cama.
Es verdad que me sienta bien salir porque luego tomo con gusto la casa. 
Hoy tengo intención de terminar de ver una película que me recomendó Virginia Sota: “Sin límite”.

La empecé a ver ayer y parecía entretenida pero me cansé y la dejé a medias.









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