lunes, 19 de agosto de 2019

DOS MIL SETECIENTOS NOVENTA Y CUATRO








Tener quimio en el cuerpo, en mi caso arsénico, que he recibido a diario durante dos meses y medio es algo inimaginable, casi incluso indescriptible.
Es como si tuviera un alien que ocupase todo mi cuerpo produciendo un peso constante que me agota y al mismo tiempo, de vez en cuando se hace notar con pequeñas molestias o dolorcitos en las articulaciones, huesos o donde menos lo espero.
Además, por fuera no se nota demasiado, pero mi carácter ha cambiado. 
Mis hijos me notan caprichosa y exigente y dicen que utilizo la enfermedad como excusa.
No dudo que tengan razón, casi ni yo misma me soporto, es difícil comprender mi situación, yo tampoco la entiendo.
Nos ha pillado de sorpresa, no estábamos preparados para algo tan desconocido y difícil de sobrellevar, no solo para mí, sino también para los que tengo cerca.
Me gustaría poder disculparme.







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