sábado, 16 de abril de 2022

CUATRO MIL QUINIENTOS SETENTA






La vida depara sorpresas maravillosas sobre todo cuando más se necesitan y menos se esperan, eso es exactamente lo que me sucedió ayer, resultó el mejor viernes santo de toda mi vida.

Llevaba varios días enferma, tomando una medicación muy fuerte de cortisona que me quitaba el dolor de la rodilla pero me hacía sentirme congestionada y desasosegada.

Me levanté haciendo un gran esfuerzo porque había dormido muy poco, no obstante tenía el aliciente de poder ver en streaming un evento de Prem Rawat en Bombay, así que me conecté, me tumbé y empezó un concierto de Rock'n Roll indio con esa instrumentos tan maravillosos y esas vestimentas cuya estética eleva el espíritu, aunque ya están contaminados por los occidentales y muchas mujeres ni siquiera se ponen sus sarees, duró un buen rato y apareció Prem Rawat.

Habló y empecé a sentir que la vida volvía a mi cuerpo enfermo, me emocioné, tenía ganas de llorar lo cual no es fácil para mí, creo que se me han secado las lágrimas, no obstante el sentimiento volvía, la paz, en al presente, brotó el agradecimiento desde el fondo de mi corazón y cuando acabó volví a ser la misma que soy desde que estoy con él y practico lo que me enseña.

Me siento dichosa y privilegiada.





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