jueves, 7 de abril de 2022

CUATRO MIL QUINIENTOS SESENTA Y UNO

 




Tenía muchas ganas de dar con una serie que me gustara, me entretuviera y no fuera basura pura y dura, tres cualidades difíciles de encontrar en el mismo film, no obstante lo he conseguido, todavía me cuesta creerlo, ha sido una clase de cine hecho por mujeres y solo he visto el primer capítulo, se llama "Women make film".

De momento he aprendido la importancia de los comienzos.

En el taller de escritura aprendíamos la relevancia de empezar un relato.

A mí me encanta contar una historia, jamás he osado ni siquiera en pensamiento, plantearme hacer una película, aunque tal vez un corto muy corto me daría menos miedo, aún así, me resulta inconcebible, manejar un equipo de gente me asusta.

He disfrutado muchísimo, solamente por el primer capítulo me atrevo a decir que es deslumbrante, me ha cambiado el tono.

El tono es el segundo capítulo del primer episodio y lo que debe decidirse después del comienzo.

Al paso que voy, para cuando termine esta serie empezaré el guión de mi corto.

¡Qué cosas se me ocurren!

Ojalá fuera más atrevida.

Yo creo que lo fundamental para hacer cosas bonitas en no tener miedo, por lo menos eso pensaba cuando veía cuadros muy grandes y pensaba que yo también podría haberlos pintado de haber tenido un estudio muy grande.

A Alejandra Icaza, extraordinaria pintora vasca, no se le pone nada por delante, ella mueve los bastidores como si fueran de algodón, tiene una fuerza fuera de lo común y carece de pereza.

Me impresionaba verla como trabajaba en su estudio, lo vaciaba, lo limpiaba y enseguida se ponía a trabajar, se merece tener todo el éxito del mundo.







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