viernes, 8 de abril de 2022

CUATRO MIL QUINIENTOS SESENTA Y DOS

 





No me extraña que Pedro Almodóvar diga que "Drive my car" es sin lugar a dudas la mejor película del año.

Solo he visto la mitad, deseo saborearla y dura tres horas, así que hoy he podido disfrutar y digerir durante una hora y media una joya tan sutil que me siento en el séptimo cielo y eso que el comienzo ha sido duro.

Tengo una especie de norma impuesta por mí misma que me obliga a no ver ninguna película en la que se muera un niño, me duele demasiado, no obstante hoy he roto esa regla y no me arrepiento de haberlo hecho, es una película llena de detalles tan finos que me emociono, pienso que si sigo como hasta ahora para mí será la mejor película de toda mi vida.

Japón me fascina, solo me disgusta la sensación de que a veces pueden ser hipócritas pero lo llevan con tanto respeto que no me importa, aquí también hay mucha hipocresía y sin reverencias ni buenas maneras.

Es excesivo lo que estoy viendo, conocía a Murakami, pero no había llegado a profundizar tanto en su talento, su creatividad y su valentía.

La verdad es que el último libro que leí "De qué hablo cuando hablo de escribir" me fascinó y aprendí, no obstante ahora me estoy dando cuenta de que se me quedó bastante más grabado de lo que pensaba.

No solo es una joya, sino que por primera vez he visto interpretar un personaje a través del lenguaje de signos coreano, me siento agradecida por haber tenido acceso a una película tan excepcional y eso sin salir de casa además de haber visto muchísimo cine y teatro, incluso estudié teatro con Iturri, aprendí tanto que llegué a sentir lo que significa que la interpretación sea tan suelta que me llegó a salir como si fuera natural.

Guardo un maravilloso recuerdo de aquella época y de aquel aprendizaje.

Me gustan todas las artes, es el lugar donde me encuentro en mi territorio.









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