domingo, 3 de abril de 2022

CUATRO MIL QUINIENTOS CINCUENTA Y SIETE

 





Por más que me esfuerce en pensar como piensan los que hablan en los medios, no me entra en la cabeza que se destruyan las ciudades con sus casas, sus iglesias, sus jardines y todas las vidas que las han construido por unos valores de los que carezco.

No le encuentro el motivo para aceptar una guerra de un dinosaurio contra un ratoncito por mucho que a este le ayuden otros fuertes que duermen plácidamente en sus camas.

Me rindo, no lo puedo comprender, me parece que tengo una idea diferente de lo que es el honor y ciertos valores, creo en la vida por encima de todo y no me gusta la trayectoria actual de este planeta, es oscura.

En otros lugares sigue la vida y nos llevamos las manos a la cabeza y organizamos orfanatos para niños ucranianos y hay gente que ofrece sus casas para alojar a los que huyen despavoridos de su país y vivirán en situaciones precarias personas que se han pasando la vida luchando para dar un buena vida a sus hijos y ya no sigo, porque todo me parece un sinsentido.

Además, tengo información fidedigna de que Zelenski tampoco era bueno.











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