sábado, 2 de abril de 2022

CUATRO MIL QUINIENTOS CINCUENTA Y SEIS

 





Me ha encantado ver un video de una chica muy joven que ha publicado un libro referente al dolor crónico y a cómo le ha cambiado la vida.

Me ha inspirado porque me he identificado con ella, ya que yo vivo con dolor constante que solo cuando estoy en la cama, a poder ser dormida, no me molesta.

El hecho de que mi movilidad sea reducida lo acato sin que me importe demasiado, aunque recuerdo con cierta nostalgia la sensación de levantarme en cualquier momento y salir corriendo de donde fuera sin plantearme que para eso es necesario tener dos piernas que funcionen.

Cuando veo a los ucranianos salir de sus casas andando con una maleta y tres hijos o más me pregunto qué sería de mí si me viera en la necesidad de correr, es algo en lo que no me gusta pensar porque además de que no puedo, tampoco debo ya que me avisaron con mucha claridad que para una persona que tenga leucemia lo peor son las caídas.

Antes me caía a menudo pero hace ya tres años, desde que me diagnosticaron esa enfermedad que no me caigo, me felicito por ello, eso significa que ahora soy más consciente de mi vida y del agradecimiento que siento por poder vivir y disfrutar de cada respiración.





No hay comentarios:

Publicar un comentario