Ya he terminado la serie Kominsky, me gusta Michael Douglas bastante más que su padre, antes me parecía arrogante pero es tan buen actor que casi hasta pienso que tiene buen corazón, además, a riesgo de ser pesada insisto en que gustan las personas mayores, siempre me han gustado, incluso cuando yo era joven y rapidilla, capaz de escuchar a esas personas interesantes, educadas, cariñosas que hablaban lentamente, había algo en mi que confiaba en que siempre se comportarían, en que nunca perderían la calma, no solo me refiero a las personas de mi familia sino también a varios artistas con quienes tuve la suerte de congeniar y disfrutar de su compañía y conversación.
He pasado un día muy tranquilo excepto con los asuntos de informática que me alteran porque no me acuerdo, he olvidado lo poco que sabía y me cuesta más de la cuenta, menos mal que en lo referente a la escritura no tengo demasiados problemas, unos días las palabras fluyen mejor que otros, no obstante es un mundo en el que me siento cómoda, no como la informática que es algo desconocido para mí, incluso cuando hablo con los agentes del soporte técnico de Apple que suelen se educados y bastante pacientes tengo la sensación de que se ponen nerviosos con mi torpeza.
Mi libro sigue su curso, poco a poco va tomando forma, en el fondo ya está escrito, ahora solo se trata de seleccionar y corregir, creo que ambas cosas son lo más interesante de la escritura, cuando ya está hecho el trabajo más duro y solo se trata de limar asperezas y sacar brillo, es la parte más agradecida.
Se trata de leer con tranquilidad y tomar la decisión de no nombrar a mis hijos, es la manera de evitar que se pongan nerviosos, les molesta que yo hable de ellos, sin embargo cuando salen en los periódicos o revistas se ponen muy contentos y hasta me piden que les compre varios ejemplares.
La belleza de los ancianos está en su vejez... Supongo que en esas revistas los redactores no pretenderán dejarles en mal lugar. Paz.
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