domingo, 30 de mayo de 2021

CUATRO MIL TRESCIENTOS CINCO

 





He visto el documental biográfico de Silvia Plath y me ha ayudado a poner orden en la historia de mi vida.

Así como ella supo desde muy joven que quería ser escritora, yo tenía muy claro que sería pintora y puse todo mi foco en prepararme para aprender a pintar desde que empecé a tener clases de dibujo en los colegios y en Madrid me apunté a clases particulares de pintura los sábados por la tarde y cuando volví a Bilbao, después de haber estado interna de Burdeos, en seguida montamos un estudio Luz Ibarra, Isabel Alcalá Galeano y yo, al que todas las tardes acudía Iñaki García Ergüin para enseñarnos con una generosidad sin límites todo lo que él sabía, fue una época muy feliz para mi. 

Todavía no sabía nada de la vida, solo que me enamoré del primer chico mayor que yo que no era amigo de mis hermanos y me casé y tuve tres hijos en dos años. 

El cambio de vida fue total, a pesar de lo cual mi vocación de pintora seguía incólume, nunca dudé de que llegaría el momento en que podría dedicarme a lo que era tan importante para mí y que me hacía tan feliz. 

Tuve la gran suerte de que cuando ya mis hijos habían empezado a ir al colegio, inauguraron en Bilbao la escuela de Bellas Artes y allí me entregué en cuerpo y alma. 

Fueron años de una experiencia extraordinaria, aprendí todo lo que fui capaz, aproveché la oportunidad y a partir de ahí siempre he pintado y expuesto aunque nunca obtuve un éxito rotundo, más bien se me redujo el entusiasmo al ver que pasaban los años y salvo raras excepciones volvía a casa con los mismos cuadros que había llevado a las exposiciones. 

Cuando me rompí la pierna por segunda vez y no me quedó bien, tomé la decisión de dejar de pintar, es un trabajo que requiere fuerza y yo ya andaba con muletas, no podía ir por la vida acarreando bastidores.

Aún así, la necesidad de expresarme seguía latente por lo que me apunté en un curso de escritura al que he estado acudiendo hasta hace unas semanas.

Era y soy muy feliz escribiendo aunque me falta la seguridad que me hubiera gustado tener.






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