domingo, 2 de mayo de 2021

CUATRO MIL DOSCIENTOS OCHENTA Y DOS

 





Intento hacer lo que me ha indicado Ana Nieto Churruca para irme preparando el nuevo curso pero hay algo que se me resiste, es lo referente al tanto por ciento que se descuenta en Amazon, el problema, si es que existe, es que yo ya soy socia y no quiere aceptarme con el mismo nombre y contraseña, espero solucionarlo cuando Ana vuelva a Madrid, de momento los madrileños han huido, están dispersos, parece que todos se han ido a pensar lo que tienen que votar.

Yo viví tres años en Madrid cuando era joven y luego, cuando ya no era tan joven tenía una galería en Madrid en la que exponía una vez al año, creo recordar, tenía mucho éxito y vendía todo, pero pasó algo raro y cerraron la galería, así que me quedé sin galerista.

Cuando exponía allí pasaba una temporada en Madrid y me lo pasaba muy bien, salía mucho, la verdad es que Madrid es una fiesta, me encontraba con gente todo el tiempo, me invitaban a cenar, lo pasaba muy bien y ganaba mucho dinero, no obstante justo antes de que cerraran la galería, me di cuenta de que me estaba volviendo loca, me estresaba mucho, sentí que necesitaba volver a Bilbao, yo vivo en una zona residencial, muy tranquila, cerca del mar y no hago grandes planes, así que una mañana llamé al aeropuerto, reservé un billete de avión y me volví a mi casa con la intención de encerrarme en mi estudio y recuperar mi paz interior, que es lo único que necesito para ser feliz: tranquilidad y buenos alimentos.

Además el clima seco de Madrid no me va, se me electrifica el pelo, se me secan las manos y echo en falta la tranquilidad y el sonido de las olas del mar.

Ahora que estoy medio confinada, me falta la ciudad porque aunque Bilbao no es Madrid, por lo menos, hay museos, galerías de arte, buenas librerías y gente que habla en otros idiomas, vienen para ver el Guggenheim y se entusiasman, lo que no es de extrañar.








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