Hasta tal punto es firme mi propósito de cambiar la queja por el agradecimiento que, a pesar de lo duro que me resulta trabajar sin acordarme de muchas cosas importantes que antes las sabía casi sin pensarlas, ahora estoy contenta por varias razones, la más importante sin lugar a dudas es porque estoy viva y las siguientes, que son muchas, porque a pesar de las dificultades, las voy superando poco a poco con paciencia y controlándome los nervios que pretenden desquiciarme pero no lo consiguen.
He tenido la primera clase, me refiero a esta etapa de mi vida, de Word por Zoom, me ha resultado agotadora porque además de las dificultades que surgen siempre al principio, ya lo dice Prem Rawat: Todas las cosas son difíciles antes de ser fáciles, hemos conseguido poner cierto orden en los pasos que tengo que ir dando
Belén Lucas, la profesora, se ha ofrecido a copiarme ella el libro en Word, se lo he agradecido pero no he aceptado, por lo menos de momento, prefiero saber cómo se hace, quiero ser independiente y además tengo la intención de publicar varios libros, aunque voy a eliminar muchas entradas de los diarios que carecen de interés, más de la mitad son útiles, algunas incluso tienen interés poético y literario, ha sido un trabajo de seis años, lo cual merece cierto respeto.
Pienso en todo lo que he adelantado desde que me echaron de la clase de escritura y sonrío, me ha ayudado a dar un salto vertiginoso, desde una fase de inactividad que casi era vagancia, basada en la excusa de una salud floja, he saltado a una actividad ordenada que me satisface y me alegra la vida.
Siempre, siempre, al final tengo suerte, cuando ya creo que estoy terminada, de repente aparece algo o alguien que me despierta y me ayuda a recobrar el entusiasmo que casi había perdido.
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