sábado, 21 de julio de 2018

DOS MIL DOSCIENTOS OCHENTA Y CUATRO







Ha empezado una nueva época de mi vida.
Por un lado, gracias al aceite de cáñamo me encuentro estupendamente.
Por otro lado tengo en casa a todos mis hijos, incluidas Odita y Lisa.
Hay alegría ambiental y Odita cada día me quiere más.
Ya tiene ocho años y se comporta como una chica grande.

Yo no sé qué hacer, ando despistada sin saber muy bien a donde dirigirme, lo cual no resulta un problema ya que Odita y las horas de comer, marcan el ritmo de la casa.

Casi cada día tenemos fiesta.
Ayer Mattin se ocupó de la cena y trajo una merluza fresca, grande y sabrosa, como las de antes.
Para beber, Txakolí Gorka Izaguirre, frío y delicioso.

Hoy han ido a Sodupe a pasar el día con amigos así que yo aprovecharé para descansar, leer y en caso de que me anime, tal vez haga el esfuerzo de ir a Bilbao a ver Happy End de Haneke. 

Ya veremos como transcurre el día.







No hay comentarios:

Publicar un comentario